Tras el atentando del grupo paramilitar Hamás, Estados Unidos ha demostrado un inquebrantable apoyo a Israel que se ha traducido en numerosas declaraciones a su favor y en el envío de dos tecnológicos portaaviones para defenderse de cualquier amenaza que pudiera surgir, como si su vasto poderío militar no fuera suficiente.
“El mensaje que traigo a Israel es que puede que sean lo suficientemente fuertes para defenderos por vuestra cuenta, pero mientras Estados Unidos exista, nunca tendrán que hacerlo. Estaremos siempre ahí a su lado”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, durante una comparecencia en Tel Aviv el pasado 12 de octubre.
Pero estas muestras de solidaridad no son nuevas. Estados Unidos forjó lazos con Israel desde que apoyó la creación de su estado en 1948, pero estos comenzaron a florecer hasta después de la guerra de 1967.
En esa guerra, Israel derrotó a una coalición de estados árabes a cambio de pocas bajas y con ínfima ayuda de fuerzas externas, demostrando así su superioridad militar en la región y su capacidad para ser un aliado estratégico de EU en plena Guerra Fría y posteriormente como fuerza estabilizadora en Medio Oriente.
Al ganarse la confianza de EU, este comenzó a proporcionarle ayuda económica conforme resolvía tareas que le resultaban convenientes, como frenar los movimientos revolucionarios en Jordania a inicios de los setentas o a las fuerzas árabes respaldadas por los soviéticos en la guerra de 1973.
Fue así como paulatinamente Israel se convirtió en el mayor receptor de ayuda exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con el Congressional Research Service.
En 2016, el entonces presidente Barack Obama, firmó el tercer Memorando de Entendimiento (MOU) en el que EU se compromete a proporcionar 38 mil millones de dólares anuales en ayuda militar a Israel desde el 2019 hasta el 2028.
Ha sido a través de acuerdos de este tipo que Israel ha acumulado un total de 158 mil millones de dólares, los cuales le han permitido desarrollar uno de los ejércitos más avanzados del mundo, así como comprar sofisticados equipos militares estadounidenses como los aviones de combate F-35, que pueden usarse para ataques con misiles.
EU también ha contribuido con un total de mil 600 millones de dólares para la creación del sistema de defensa conocido como Domo de Hierro.
De acuerdo con la organización Foreign Policy in Focus, algunos de los factores que contribuyen a que Israel siga recibiendo ayuda militar están: la afinidad de liberales con la democracia interna del país hebreo, la derecha cristiana como base de apoyo al partido republicano, el lobby de la industria armamentista que suministra de equipo a Israel y a otros aliados mientras aporta una vasta cantidad de recursos a las campañas del Congreso, así como el racismo generalizado hacia los árabes y musulmanes.