Palestina ha recurrido a los tribunales internacionales para intentar frenar la “guerra de venganza” de Israel en la Franja de Gaza, acusó a Tel Aviv de cometer crímenes que incluyen “limpieza étnica” y “síntomas de genocidio”, y exigió un alto el fuego “esencial” para el acceso de la ayuda humanitaria.
El ministro palestino de Exteriores, Riad al Malki, se reunió en La Haya con, entre otros, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, a quien pidió “investigar” los “crímenes de guerra, lesa humanidad, limpieza étnica, traslados forzosos e incluso síntomas de genocidio” presuntamente cometidos en Gaza por Israel, que, dijo, “no respeta las normas” y “viola todas las leyes internacionales” humanitarias.
Señaló que desde que el grupo islamista Hamás se hizo con el control de Gaza en 2007 “ha habido muchas guerras” y “cada vez que se intenta reconstruir lo destruido, dos o tres años después comienza otra guerra”, pero en esta ocasión, lamentó, “es una guerra unidireccional” y “no está dirigida por unos planes y objetivos” militares.
“La guerra que Israel libra esta vez es diferente. Esta es una guerra de venganza. No tiene un objetivo real más allá de la destrucción total de todos los rincones habitables de Gaza. Esto es lo que realmente pretende Israel: matar a todos los que pueda y empujar al resto fuera de Gaza”, señaló.
La CPI investiga desde 2021 los presuntos crímenes de guerra perpetrados en los territorios ocupados por Israel (Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza), cometidos tanto por el Ejército israelí como por Hamás y otros grupos armados palestinos.
Palestina ratificó en 2015 el Estatuto de Roma, el tratado fundacional de la CPI, pero Israel, que ha tachado de “escandalosa” y de “antisemita” la investigación, no forma parte del tribunal ni acepta su jurisdicción.
“¿Qué otra alternativa tenemos? Tenemos que ceñirnos a lo que está disponible, fortalecer lo que tenemos y construir consenso al respecto. Es esencial. Cuando llegamos a la CPI, conocíamos sus limitaciones y burocracia, pero también somos conscientes de que realmente no pueden ignorar lo que sucede en Gaza. Esa realidad los obligará a actuar rápido”, aseguró.
Alto el fuego
Según Al Malki, desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, más de 7,000 palestinos han perdido la vida -más de 3,000 niños-, más de 20,000 han resultado heridos y unos 200,000 hogares han sido destruidos, más del 50 por ciento de las viviendas de Gaza.
También habló del “traslado forzoso” de 1.2 millones de palestinos de Gaza. “Hemos visto a Israel pedir a la gente que vaya del norte al sur (de la Franja) y ahora, como todos han abandonado el norte, los bombardeos se están centrando en el sur, donde se ha refugiado todo el mundo”, denunció el ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que contabiliza “una media de 800 palestinos asesinados al día, de los que 600 son niños”.
En este sentido, consideró que un alto el fuego es “esencial e importante” para hacer llegar la ayuda humanitaria de forma segura a Gaza, donde, asegura, 7 de los 23 hospitales están ya fuera de servicio.
“En todas las guerras, el alto el fuego es lo primero en lo que se piensa y lo primero que se implementa. Ahora se habla de nuevos conceptos: pausa humanitaria. ¿Qué significa eso? Que puede dejar de bombardear durante media hora y retomarlo después o dejar de bombardear aquí, pero poder seguir allí. Eso no es aceptable”, agregó.
Una oportunidad
En La Haya, Palestina busca “rendición de cuentas”, pero Al Malki recuerda que ahora “la solución de dos Estados es más relevante y viable que nunca” porque “ya no se trata de gestionar el conflicto sino de resolverlo” desde la raíz.
“Debemos convertir cualquier crisis en oportunidad. Todos los países hablan de la necesidad de volver a las negociaciones, todos los líderes hablan de volver a las raíces del problema. El problema no empezó el 7 de octubre. Para nada. Empezó hace 75 años y la ocupación de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza comenzó hace 56 años”, añadió.
Pero lamentó que Israel haya “tratado, desde el primer día, de obstruir la implementación de la solución de dos Estados y hacerla irrelevante” a través de los asentamientos y “cambiando realidades de manera que sea difícil, sino imposible”, una solución política.
“Pero ¿cuál es exactamente la alternativa? No tenemos una alternativa. La solución de los dos Estados es la alternativa a la que hemos llegado por consenso en la comunidad internacional tras años de debates”, advirtió.