“Mientras Estados Unidos exista y existiremos para siempre, nunca los dejaremos solos”, declaró el presidente estadounidense, Joe Biden, en su reciente visita a Israel.
Desde el inesperado ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, la Administración de Biden ha dejado a un lado las diferencias con el gobierno del ultraderechista israelí Benjamín Netanyahu para ofrecerle su “apoyo inquebrantable”.
Estados Unidos ha comparado el ataque, en el que murieron mil 400 personas, con los atentados del 11 de septiembre de 2001, y ha dado luz verde a los bombardeos en represalia de Israel contra la Franja de Gaza, que se han cobrado la vida de más de 7 mil palestinos.
Biden además ha pedido al Congreso 14 mil millones de dólares en ayuda militar para Israel, mientras que el Pentágono ha movilizado en el Mediterráneo dos portaaviones para disuadir a Irán y a las milicias de Hizbulá en el Líbano de entrar en el conflicto.
Lo cierto es que el firme apoyo de Estados Unidos a Israel es desde hace décadas un asunto incuestionable en Washington y transversal para las sucesivas administraciones demócratas y republicanas, pero la simpatía con la causa palestina ha aumentado entre los ciudadanos en los últimos años.
EU e Israel, un apoyo histórico
Si bien Estados Unidos fue el primer país del mundo en reconocer el Estado de Israel, tan solo once minutos después de su fundación el 14 de mayo de 1948, la estrecha relación entre Washington y Tel Aviv tardó en materializarse.
Fue después de la guerra de 1967, en la que el Estado judío derrotó en solo seis días a una coalición de países árabes, cuando Estados Unidos comenzó a poner a Israel en el centro de su política en Oriente Medio como un contrapeso a la influencia de la Unión Soviética.
Surgió entonces el sentimiento de que Estados Unidos e Israel “comparten valores basados en una cultura judeocristiana, la democracia, intereses compartidos y por ello desarrollaron una fuerte amistad”, dijo Michael Barnett, experto en relaciones internacionales de la Universidad George Washington.
Estados Unidos es desde entonces el mayor aliado militar del Estado judío y durante años tuvo un papel fundamental en las negociaciones de paz entre Israel y sus vecinos árabes, incluidos los Acuerdos de Oslo de 1993, que buscaban resolver el conflicto con los palestinos.
Pero desde hace tiempo, Washington no tiene “ningún plan” para la paz ni para el establecimiento de un Estado palestino, dijo Michael Hanna, del laboratorio de ideas International Crisis Group. “Parece que Estados Unidos se ha rendido”, añadió el experto.
La solución de los dos Estados perdió prioridad durante la Administración de Donald Trump, quien optó por fortalecer la relación con Israel, trasladó su embajada a Jerusalén y auspició los Acuerdos de Abraham entre Israel y sus vecinos, dejando a un lado la causa palestina.
Y aunque Biden ha sido crítico con la expansión de asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada, sus esfuerzos en los últimos meses se han centrado en ayudar a Israel a establecer relaciones diplomáticas con Arabia Saudí, una de las grandes potencias regionales.
Unanimidad en Congreso de EU, pero división en la calle
A diferencia de lo que ocurre con Ucrania, donde los republicanos “trumpistas” ven con suspicacia el envío de armamento a Kiev, el apoyo a Israel es casi unánime en el Congreso estadounidense.
Son contados los congresistas que han arremetido contra los bombardeos israelíes en Gaza, como la demócrata de origen palestino Rashida Tlaib, quien ha sido criticada por su propio partido y organizaciones judías influyentes en Washington.
En Hollywood, miles de artistas que firmaron una carta que pedía un alto el fuego en Gaza se retractaron tras las críticas, mientras que la Universidad de Harvard ha perdido donantes que consideran que no ha condenado de forma clara el ataque de Hamás.
En la calle, el pulso está algo más dividido con varias manifestaciones propalestinas que han congregado a miles de personas en las últimas semanas.
Según una encuesta de Gallup de marzo pasado, mucho antes del ataque de Hamás, por primera vez en la historia había más votantes demócratas propalestinos (49 por ciento) que proisraelíes (38 por ciento).
“Lo ocurrido el 7 de octubre provocó un gran aumento en el apoyo a Israel en las encuestas. Esto puede disiparse a medida que avanza la guerra y mueren más palestinos”, explicó Barnett.
De hecho, un sondeo de YouGov del pasado martes señaló que el porcentaje de estadounidenses que simpatizan más con Israel bajó siete puntos en la última semana hasta el 48 por ciento, mientras que el apoyo a Palestina subió tres puntos hasta el 13 por ciento.
Paralelamente, la mayoría de ciudadanos (62 por ciento) apoya el envío de ayuda humanitaria a Gaza. En cambio, la aprobación al envío de armamento a Israel es sustancialmente menor (32 por ciento).
Para algunos analistas, el fuerte apoyo militar a Israel podría dividir el voto joven, un colectivo que Biden necesita movilizar para asegurar su reelección en 2024.
Hanna matizó que la política exterior no suele ser un tema central en las elecciones estadounidenses, pero predijo que esta guerra tendrá un fuerte impacto político si se acaba convirtiendo en un conflicto regional.