La actividad sísmica continúa cerca de Grindavík, en el suroeste de Islandia, donde desde la medianoche de este miércoles se habían registrado 800 terremotos, mientras el aumento de los niveles de dióxido de azufre (SO2) medidos en la atmósfera apunta a que se está acercando a la superficie.
La mayoría de los terremotos se registraron en medio del dique volcánico en Sundhnúk a una profundidad de entre 3 y 5 kilómetros, informó en su último parte la Oficina Meteorológica de Islandia, que resalta que la actividad se mantiene “constante” desde el pasado viernes.
La radiotelevisión pública islandesa RUV informó de que dos de los sismos registrados desde la medianoche fueron de una magnitud superior a 2 y que la actividad es comparable a la registrada en las últimas 24 horas, pero los temblores son mucho menores, por ejemplo, que el día 11.
La grieta detectada en Grindavík sigue ensanchándose y moviéndose, apuntó RUV.
Benedikt Ófeigsson, de la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés), había señalado ayer que es probable que el magma bajo Grindavík se haya acercado mucho a la superficie, posiblemente unos 500 metros, y precisó que el aumento de los niveles de SO2 medidos en la atmósfera es una prueba de su proximidad.
“El SO2 no se libera del magma hasta muy cerca de la superficie. Sólo en el kilómetro superior”, precisó, citado por RUV.
Este aumento de dióxido de azufre en la atmósfera llevó a las autoridades de Grindavík a evacuar ayer la ciudad mientras algunos residentes recuperaban parte de sus pertenencias, aunque está previsto que hoy pueda acceder a ella otro grupo de gente.
“La probabilidad de una erupción es considerada todavía alta. En el caso de una erupción, la localización más probable es el dique volcánico”, señaló en un comunicado la IMO.
Las autoridades islandesas han iniciado la construcción de barreras de protección contra la lava, de 6 a 8 metros de altura, en torno a la cercana planta eléctrica de Svartsengi y la Laguna azul, el famoso balneario geotermal situado en la zona y cuyo cierre se ha prolongado al menos hasta el 30 de noviembre.
Los trabajos de construcción podrían prolongarse entre 30 y 40 días, informó el medio digital islandés Visir.