Un murmullo de incertidumbre circula por las amplias y arboladas avenidas de esta capital, a dos días de las elecciones más reñidas en 40 años de democracia en Argentina, donde lo único cierto es que nada volverá a ser igual a partir del próximo domingo.
La moneda está en el aire entre el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, y el abanderado de La Libertad Avanza, Javier Milei, que, al cierre del plazo legal para difundir encuestas, cerraron empatados, y hoy ni en un bando ni en otro se muestran seguros de la victoria.
“Mirá, que si gana Massa va a tener que administrar la crisis. Con que conservemos algunas conquistas sociales será ganancia, porque el otro (Milei) se va a venir con todo contra nosotros”, le dice un preocupado beneficiario de los planes de ayuda del gobierno a otro, de bigote entrecano y mirada al piso en la Plaza de Mayo, donde integrantes de la Asociación de Madres de desaparecidos por las dictaduras dan vueltas a la estatua de la Libertad, como todos los jueves a las tres y media de la tarde desde hace cuatro décadas.
-¿Yo? Voy a votar al loco, ¿o qué querés? No se puede otra cosa. Con el loco nos vamos a tirar a una pileta y no sabemos qué va a pasar. Pero con los peronistas nunca más. Se han robado todo. No dejaron nada. En lugar de estar haciendo campaña tendrían que estar presos –asegura Silvia en el pórtico de Antigüedades Gil, en el barrio de San Telmo.
Ni todos los votantes de Massa quieren a Massa ni todos los de Milei quieren a Milei. Saben, sin faltar nadie, que el ajuste será drástico.
Unos creen que es imposible hacer los cambios con un loco al volante. Otros piensan que es mejor jugársela con él en lugar de hacerlo con el grupo político que los metió en el hoyo de la inflación y de subsidiarlo todo, como si éste fuera un país rico cuando en verdad deben hasta la camisa y ya no tienen camisa para pagar las deudas.
Massa y Milei cambiaron estrategia esta semana, porque deben datos de encuestas posteriores al debate, que le habrían dado a Massa punto y medio de ventaja, que no tenía.
Contra la tradición del peronismo, Massa optó por cierres “minimalistas”, a escondidas de la prensa, en reuniones cerradas con sectores clave, mientras que Milei cierra mañana en Córdoba, a lo peronista, con un gran acto de masas en la ciudad que puede hacer la diferencia.
En la esquina de la 6 y la 33 del cementerio de Chacarita, donde está la tumba de Carlos Gardel, el ingeniero agrónomo Daniel Besso me dice que “a disgusto, muy a disgusto, votaré a Massa, pero estas historias de los Kirchner se tienen que acabar y pagaremos las consecuencias. Llevamos demasiados años haciendo cagadas. Qué le vamos a hacer”.
Miro a Gardel en bronce, con flores artificiales a sus pies y cigarrillos de verdad entre sus dedos, y le pregunto al ingeniero: si él viviera, ¿por quién votaría?
-Él era un liberal, conocía el mundo, le gustaba la plata, creo que votaría a Milei.
Lejos de ahí, en el cementerio de La Recoleta reposan los restos de otra ilustre, Eva Duarte, Evita, que en la puerta de mármol de su mausoleo tiene un ramo de flores frescas. Le pregunto a un limpiador del cementerio por quién votaría ella, y contesta con un vendaval de palabras y cambios de entonación:
-No sé por quién votaría Evita, pero le voy a decir por quién voy a votar yo: por Milei. O le aclaro, contra estos. Se acabaron el país. El litio del norte se lo entregaron a los chinos, la Patagonia es de Cristina. Yo soy jubilado y gano 80 lucas (80 mil pesos, alrededor de 80 dólares) al mes. Dígame para qué alcanza. Comemos menos cada mes. Aquí es verdad que el que no roba es un gil. Se afanaron (robaron) todo. El dólar estaba a 47 pesos con el pobre cristiano ese al que le hicieron la vida imposible (Mauricio Macri), y ahora está en mil pesos por dólar. ¿Cómo compro carne? “¡Esto es Argentina, señor!”.
El mesero de La Perla, la avenida Don Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, ve la misma moneda, desde la otra cara:
“Yo estoy frito. Los remedios (medicinas) han subido de precio dos veces esta semana. No se puede vivir así. Massa no mueve los pies sin que se lo ordene Cristina, y Milei cuando habla parece que trae una 45 en cada mano. Asusta. Está loco. Así es que votaré a Massa. Qué terrible”.
Así está hoy Argentina, en la segunda vuelta para elegir al menos malo de los cirujanos que le habrá de realizar una cirugía a corazón abierto.