Antes del 7 de octubre de 2023, las fuerzas israelíes habían matado a 234 palestinos en Cisjordania, y los colonos fueron responsables de nueve muertes más. De estas muertes, 52 ocurrieron en Jenin.
El 19 de junio, las fuerzas israelíes comenzaron a realizar ataques aéreos en Cisjordania, algo que no había ocurrido desde la segunda intifada a principios de la década de los 2000. Lejos de ser un hecho aislado, esto se volvería cada vez más frecuente. El 3 de julio, durante una operación militar de 48 horas en el densamente poblado campo para personas refugiadas de Jenin, se lanzaron bombas desde aviones de combate y se realizaron ataques con drones.
Sobre el terreno, la escalada de violencia ha seguido la misma tendencia. En la sala de urgencias del hospital Khalil Suleiman, apoyado por MSF, las fuerzas israelíes lanzaron una granada de gas lacrimógeno dentro de la sala de urgencias, agravando la ya crítica afluencia de pacientes. A lo largo de la incursión militar, desde MSF atestiguamos el bloqueo de ambulancias y ataques contra instalaciones médicas. Situaciones que se volvieron algo habitual en los meses siguientes.
Cuando comenzó la redada el 19 de noviembre, Amin caminaba hacia su casa cuando un soldado israelí le disparó en ambas piernas. A pesar de que había un hospital al lado del campo de refugiados, la ambulancia no pudo llegar a Amin durante más de dos horas, ya que las fuerzas israelíes restringieron el movimiento de las ambulancias, rodearon el hospital y cortaron el acceso a las instalaciones bloqueando la carretera principal con vehículos blindados.
Sangrando profusamente, un voluntario médico recogió a Amin en la calle y lo llevó a uno de los pocos puntos de estabilización de traumatismos del campo. Es una habitación sencilla con poco más que el armazón de una cama y algunos suministros médicos. El objetivo era simplemente detener la hemorragia.
Dentro del campo, estos puntos de estabilización para casos de trauma, establecidos y administrados por voluntarios médicos locales que se organizan entre sí, son los únicos lugares donde las personas que habitan el campo pueden recibir ayuda médica que les salve la vida. Sin embargo, estos puntos han sido atacados repetidamente por ataques con aviones no tripulados o destruidos y vandalizados por tropas terrestres. Las fuerzas israelíes ahora están impidiendo que los voluntarios reconstruyan los puntos de trauma o establezcan otros nuevos, según los voluntarios del campo.
“La situación aquí es horrible”, dice una de las enfermeras que trabaja en el hospital Khalil Suleiman, situado junto al campo para personas refugiadas en la ciudad de Jenin.
“Solíamos tener un equipo de fútbol en el campo. De los 20 jugadores del equipo, sólo siete siguen vivos. Muchos de ellos han sido asesinados desde julio de 2023. Eran jóvenes, entre 17 y 22 años”, añade la enfermera.
“La situación actual en Cisjordania y particularmente en Jenin es extrema. Vemos un importante incremento de la violencia contra los civiles, que ha aumentado rápidamente desde el 7 de octubre. Los ataques a la atención médica han aumentado dramáticamente y se han vuelto sistemáticos. La destrucción de carreteras e infraestructuras como tuberías de agua y sistemas de alcantarillado también ha sido alarmante”, afirma Luz Saavedra, coordinadora de MSF en Jenin.
En las últimas semanas, las fuerzas israelíes han sitiado múltiples hospitales en Jenin, obstaculizando directamente la atención médica. Incluso dispararon y mataron a un adolescente en el recinto hospitalario Khalil Suleiman. Lamentablemente, la obstrucción de la asistencia sanitaria se ha convertido en una práctica común. Durante cada incursión, varios hospitales, incluido el público, fueron rodeados por las fuerzas israelíes.
“La falta de respeto hacia los hospitales es abrumadora: desde octubre hemos atestiguado el asesinato a tiros de un niño de 14 años en el recinto hospitalario, a soldados disparando municiones reales y gases lacrimógenos contra el hospital en varias ocasiones, a médicos obligados a desnudarse y arrodillarse en la calle”, sigue Saavedra.
“Además de la violencia directa, el bloqueo constante del acceso a la atención sanitaria también pone en riesgo las personas en los campos y parece haberse convertido en un procedimiento operativo estándar para las fuerzas militares durante y después de las incursiones militares en Jenin. Por muy obvio que parezca, no podemos brindar tratamiento a los pacientes que no llegan al hospital. Las personas que lo necesitan deben poder acceder de forma segura a los servicios médicos y las instalaciones de salud deben estar protegidas”, concluye.
El 2023 ha sido el año más mortífero para los palestinos en Cisjordania. Y, aunque Amir haya sobrevivido a este ataque, su futuro es incierto.
“Aquí cualquiera puede ser atacado en cualquier momento. Nunca sabemos quién será el próximo”, dice Amir cuando está a punto de recibir el alta del hospital y regresar a su casa en el campo, ahora probablemente en una calle destruida.