En el Informe “Heridas invisibles”, MSF analiza datos cuantitativos de una docena de proyectos e intervenciones de emergencia que la organización gestiona o apoya en RCA. Aunque en los últimos cinco años más sobrevivientes de violencia sexual han tenido acceso a asistencia, sigue habiendo muchas carencias: tanto en la prestación de atención médica básica e integral, como en la atención psiquiátrica más especializada para casos complicados y el apoyo psicosocial inicial. Las sobrevivientes tampoco tienen acceso a protección, ni a apoyo socioeconómico y jurídico.
“Las pacientes se enfrentan a muchas barreras para conseguir asistencia cuando la necesitan, como el miedo, la falta de medios de transporte o de recursos, y sistemas de atención ineficaces”, afirma Liliana Palacios, responsable de actividades médicas de MSF para RCA. “En algunos lugares, MSF visitó pacientes que habían viajado 130 kilómetros, lo que puede suponer muchas horas o incluso días de viaje debido al mal estado de las carreteras en el país. En ocasiones, las pacientes sólo buscaron atención años después de sufrir las agresiones”.
La violencia sexual en República Centroafricana va mucho más allá del conflicto. El análisis de cinco años de trabajo de MSF en este campo reveló que muy pocos agresores iban armados (aproximadamente el 20 por ciento) y que la gran mayoría eran conocidos de la persona sobreviviente (alrededor el 70 por ciento). Por desgracia, la impunidad de los agresores es, con demasiada frecuencia, una realidad flagrante, mientras que la persona sobreviviente se enfrenta a una grave estigmatización y a otros obstáculos para continuar con una vida normal en su comunidad. Para ayudarles a reintegrarse en la sociedad y no ser penalizadas cuando buscan ayuda, las personas sobrevivientes de violencia sexual necesitan tener acceso a apoyo jurídico y asistencia socioeconómica.
Entre 2018 y 2022, MSF ha triplicado el número de pacientes atendidos, mientras que otras organizaciones lo han duplicado. Durante estos cinco años, se registraron más de 34 mil 400 personas sobrevivientes atendidas en todo el país, y más de la mitad (57 por ciento) fueron asistidas por MSF.
“Se necesita un enfoque colectivo e integral mucho más fuerte para hacer más, mejor y más rápido. Debe ser un enfoque centrado en la superviviente y basado en la confidencialidad, la empatía y el respeto”, afirma Fekih.