El Ejército de Israel y el grupo miliciano Hamás intercambiaron fuego en su jornada 113 de guerra, con sangrientas batallas cerca de los principales hospitales del sur de la Franja de Gaza, mientras el número de asesinados en el enclave palestino aumentó a más de 26 mil 250, la mayoría niños, niñas y mujeres.
Las tropas israelíes centraron sus bombardeos y combates cuerpo a cuerpo en Jan Yunis, la región más importante del sur de la Franja y que han señalado como bastión de Hamás.
“Los soldados atacaron células antitanques y destruyeron infraestructuras terroristas y localizaron numerosas armas. En la última semana, la Brigada Comando eliminó a más de 100 terroristas”, indicó un vocero del Ejército.
Además, los uniformados “allanaron la casa de uno de los asociados de Yahya Sinwar”, el máximo líder de Hamás en Gaza.
Ayer, el Ejército israelí aseguró que se encuentra realizando “operaciones precisas” en los principales hospitales de Jan Yunis, el Nasser y Al Amal, argumentando que supuestamente los milicianos operan desde su interior.
Los hospitales han negado que haya hombres armados en su interior y, según las autoridades gazatíes, se encuentran “sin alimentos y sin seguridad”, así como desprovistos de anestésicos o analgésicos.
En los patios del hospital Naser, que alberga a unos 150 miembros del personal médico que atienden a 350 pacientes, así como a unas18 mil personas desplazadas, fueron enterrados 150 muertos, mientras que otros 30 cadáveres no han podido se identificados en la morgue, informó el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás.
Además, los tanques de agua del hospital resultaron dañados por impacto de metralla y por los disparos de los drones israelíes, lo que provocó fugas en el departamento de cuidados intensivos y escasez de agua en el centro de diálisis, añadió.
En tanto, uno de los 7 mil desplazados que se albergan en el hospital Al Amal, de 28 años, “fue asesinado en el patio como resultado de los disparos de las fuerzas de ocupación”, denunció el servicio de emergencia Medialuna Roja Palestina, al señalar que decenas de personas han muerto desde que el Ejército rodeó el nosocomio, hace un mes, para luego asediarlo directamente desde hace seis días.
“Sin mencionar el estado de terror y pánico que viven el personal médico y los desplazados en los pasillos del edificio, que resultó gravemente dañado como consecuencia de los continuos bombardeos en las inmediaciones”, añadió, al asegurar que Israel impone un toque de queda que “paraliza la circulación de las ambulancias”.
Israel desobedece a Corte Internacional, que pidió evitar genocidio en Gaza
Estos acontecimientos ocurren un día después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU emitió un fallo en el que exigió a Israel evitar un genocidio contra la población palestina en Gaza y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, en el marco de una acusación -en curso- por genocidio hecha por Sudáfrica.
Numerosas voces se han alzado para decir que el cumplimiento del fallo requiere de un cese el fuego inmediato, pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió este sábado en su determinación de continuar la guerra hasta obtener “una victoria absoluta” y criticó la “indignante” acusación de Sudáfrica.
Con motivo del Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, Netanyahu dijo que su país “nunca perdonará lo que los monstruos de Hamás le hicieron”, y que sus tropas no descansarán hasta desmantelar al grupo miliciano.
La guerra de Israel en Gaza, que escaló en octubre, ha dejado 1.92 millones de desplazados en la Franja, el 85 por ciento de la población total, que viven una crisis humanitaria sin precedentes.
Bajo las lluvias y heladas del invierno, miles de familias con niños y ancianos viven en carpas plásticas a la intemperie, en medio del brote de epidemias y el colapso de los hospitales, además de la persistente escasez de agua potable, alimentos, medicinas y electricidad.
Estas condiciones podrían empeorar tras el anuncio de seis países de suspender el financiamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que gestiona la distribución de ayuda humanitaria y fue acusada por el gobierno israelí de presuntamente tener entre su personal a quienes participaron en el ataque de Hamás contra Israel que detonó la guerra el 7 de octubre y que dejó unos 1.200 muertos y 250 rehenes. Hamás ya ha negado que haya empleados de la ONU en sus filas.