Las elecciones en El Salvador se desarrollan, por primera vez en su historia, en el marco de un estado de excepción y con un desplazamiento de la pugna electoral presidencial a las redes sociales, donde Nayib Bukele ha sido protagonista con su aspiración a la reelección.
Pese a los cuestionamientos a su candidatura por contravenir la prohibición constitucional que impide la reelección inmediata, Bukele goza de un alto porcentaje de popularidad entre los salvadoreños frente a los otros cinco aspirantes al poder.
Con más del 80 por ciento de la intención de voto, según tres encuestas recientes de dos universidades y de la organización Fundaungo, el mandatario aventaja ampliamente a sus contrincantes, que han cosechado porcentajes menores al 5 por ciento.
En frente tiene a Manuel “El Chino” Flores, del exguerrillero Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional (FMLN), que aparece con el 4.2 por ciento; Joel Sánchez, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), con 3.4; Luis Parada, de Nuestro Tiempo, con 2.5; Javier Renderos, de Fuerza Solidara con 1.1 y Marina Murillo de la Fraternidad Patriótica Salvadoreña con 1 por ciento.
“Yo creo que a estas alturas esto ya está definido. Es bien difícil que alguien le pueda hacer competencia”, manifestó el politólogo Álvaro Artiga, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), dirigida por jesuitas.
Artiga afirma que “hay una especie de culto al gobernante por todos lados” y un ejemplo son las ventas de artesanías y mercadotecnia, donde predominan las representaciones con el rostro de Bukele.
El investigador Joao Picardo, de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), destaca también el peso político que tiene el mandatario y afirma que “hay una descomunión entre la gente y los partidos políticos como estructura política”. Dice que los salvadoreños se han “vinculado más con la figura del presidente”.
José Dionisio Serrano, de 60 años, se expresó orgulloso de ser la primera persona en la fila, en una escuela convertida en centro de votación, en una zona antes controlada por pandillas. Serrano, entrenador de fútbol, dijo que votará por Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas.
“Necesitamos seguir cambiando, transformando. Hemos vivido etapas de la vida muy duras la verdad. Yo como ciudadano he vivido etapas de la guerra, y con esta situación que vivimos con las pandillas. Ahora tenemos una oportunidad grande para nuestro país. Quiero que las generaciones que vienen vivan en un mundo mejor”.
Ha vivido en el área de mexicanos la mayor parte de su vida, pero tuvo que huir hace unos años cuando miembros de la pandilla Barrio 18 lo amenazaron y le dispararon en el pie. Tanto así que todavía tiene miedo de llamarla por su nombre, llamándola “la de los números”.
Preguntado sobre las críticas a Bukele porque está buscando la reelección pese a una prohibición constitucional, respondió: “son leyes pétreas, son leyes que ha hecho el mismo hombre. Pero realmente lo que quiere el pueblo es otra cosa”.
En Santa Tecla, Manuel Santillana, de 62 años, observaba junto a su esposa los preparativos para apertura las votaciones en el Centro Escolar Marcelino Garcia Flamenco.
“Estamos listos para votar, es un deber que tenemos con nuestro país”, dijo Santillana.
“Hay que decir la verdad, todo está tranquilo, sin problemas, digan la verdad”, agregó.
Otro votante, José Salvador Torres, afirmó estar satisfecho con la situación del país.
“Vengo a votar por mi presi (presidente), para no volver al pasado de las pandillas, pero todavía no abren las puertas”, manifestó.
Otra votante, Etelvina Salmerón, dijo que estaba lista para cumplir su deber.
“Estoy aquí desde las seis de la mañana, espero que abran a la hora indicada, siempre hay problemas, pero yo no me voy hasta que me permitan votar”, dijo Salmerón, que llegó acompañada de su esposa y dos de sus hijos.
La popularidad de Bukele está apuntalada por el cambio en el ambiente de seguridad que, según encuestas de opinión ciudadana, se vive el país centroamericano. En el pasado, El Salvador fue señalado como uno de los más violentos del mundo. Ahora, más del 80 por ciento de la población cree que la situación ha mejorado.
Desde hace casi dos años, el país vive bajo un régimen de excepción que se renueva mes a mes por petición de Bukele en el Congreso y que supone la suspensión de derechos ciudadanos fundamentales como el de tener derecho a un abogado o el de ser informado de los motivos de la detención.
Bajo ese contexto, más de 76 mil personas han sido encarceladas —el 90 por ciento está sin sentencia judicial— y aunque esa estrategia ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones de derechos humanos, constituye los cimientos de la política de mano dura que Bukele planteó para luchar contra la delincuencia y las pandillas en sus últimos años de mandato.
En una de sus apariciones de campaña en redes sociales, el presidente pidió a los salvadoreños que salgan a votar para proteger los logros en seguridad y advirtió que si Nuevas Ideas, su partido, pierde la mayoría en el Congreso, “pondríamos en riesgo la guerra contra las pandillas”.
Las encuestas de la UFG que dirige Picardo también vaticinan que el partido oficialista ganará al menos 57 de los 60 diputados del Congreso, lo que le daría nuevamente todo el poder al presidente.
Esas encuestas, explica Picardo, muestran que hay un rechazo a los partidos que gobernaron el país los últimos 30 años y que no resolvieron las acusaciones de corrupción. El aparato de comunicación y de propaganda del gobierno, recalca el analista, se ha encargado de señalarlo constantemente. “Entonces cuando nombras Arena y el FMLN, lo que evoca es corrupción”.
En eso coincide el politólogo Serrano quien señaló que todos los spots publicitarios del oficialista Nuevas Ideas “apelan a las emociones, a no volver al pasado, al temor de que exista un retroceso en el país”.
Además, los aspirantes de oposición han visto mermado el apoyo económico que recibían de sus tradicionales financistas ya que, según los analistas, los grupos empresariales que por décadas han tenido influencia en el aparato estatal, ahora están cerca del presidente Bukele porque han encontrado la oportunidad de hacer negocios.
En consecuencia, buena parte de la campaña se ha centrado en los medios digitales. En unos casos, porque los partidos no tienen recursos para la promoción tradicional y en otros, como estrategia mediática.
En el caso de Bukele, se ha limitado a publicar mensajes en las redes sociales, donde millones lo siguen. No ha aparecido en ningún acto público, ni en entrevistas en la televisión o periódicos.
“La mayoría de la gente se informa de redes sociales. Cree más en un youtuber o en un influencer que en un periodista”, manifestó Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social de la UCA, al presentar un reciente estudio de opinión electoral de la UCA.
“Estamos ante una campaña electoral y unas elecciones (en El Salvador) absolutamente desiguales”, subrayó Serrano. “Probablemente las elecciones más asimétricas que hemos tenido desde los acuerdos de paz. Es cuestión de uno, prácticamente, hay una diferencia abismal”.