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Peregrinación anual de Semana Santa: Miles de fieles llegan al santuario de Chimayó en Nuevo México

La falta de sacerdotes provocó el surgimiento de devociones populares en Nuevo México, una de ellas es la peregrinación a Chimayó.

La fuente del poder del pocito para los peregrinos hispanos está vinculada a dos imágenes de Cristo. (loc.gov)

Durante décadas, la gente del norte de Nuevo México ha marcado la observancia cristiana del Viernes Santo con una peregrinación a pie al Santuario de Chimayó en el pueblo de Chimayó, Nuevo México.

Refiriéndose a sí mismos como hispanos o nuevomexicanos, han vivido en la región durante generaciones, y son descendientes de los colonos españoles que llegaron a Nuevo México en los siglos XVII y XVIII.

El catolicismo de los nuevomexicanos se desarrolló en la frontera más septentrional del Imperio español. La escasez de sacerdotes provocó el florecimiento de muchas devociones populares en Nuevo México, incluida la peregrinación a Chimayó.

Construido a principios del siglo XIX, el santuario es una pequeña iglesia, construida con ladrillos de adobe, con una característica única: en una pequeña habitación adyacente al espacio de culto central de la iglesia, hay un agujero en el piso, el “pocito”, lleno de los suelos arenosos de la zona.

Durante al menos 200 años, los católicos nuevomexicanos han utilizado la tierra del pocito por sus supuestas cualidades curativas milagrosas. Lo frotan sobre sus dolores y molestias, lo sostienen para centrar sus oraciones e, históricamente, lo ingieren.

En 2015, participé en la peregrinación anual como parte de la investigación para mi libro, “El poder curativo del Santuario de Chimayó: la Iglesia milagrosa de América”.


La historia del santuario no es simplemente una curiosidad, sino también una parte importante de la cambiante identidad de la Iglesia católica estadounidense, que está a punto de convertirse en mayoritariamente latina.

Orígenes legendarios de la tierra sagrada del santuario

La fuente del poder del pocito para los peregrinos hispanos está vinculada a dos imágenes de Cristo. El primero es un gran crucifijo llamado Señor de Esquipulas.

El crucifijo, que lleva el nombre de una figura de Cristo guatemalteco famosa y mucho más antigua, también conocida como el Señor de Esquipulas, se encuentra en el corazón de la historia más común sobre el origen de la tierra sagrada del santuario.

Cuenta la leyenda que en 1810, un líder comunitario y terrateniente de Chimayó llamado Bernardo Abeyta vio salir una luz del suelo en uno de sus campos.

Al examinarlo, se dice que descubrió el crucifijo parcialmente enterrado en el suelo. Lo desenterró y lo llevó a la iglesia más cercana en ese momento.

Sin embargo, se cree que el crucifijo regresó por sí solo al agujero en el campo de Abeyta. Ante esta señal, Abeyta solicitó y obtuvo permiso para construir una capilla alrededor del hoyo, capilla hoy conocida como Santuario de Chimayó.

El crucifijo del Señor de Esquipulas cuelga en el altar principal del santuario, y la Arquidiócesis de Santa Fe ha promovido la historia de su milagrosa procedencia.

Sin embargo, una segunda imagen de Cristo es, con diferencia, la más popular entre los peregrinos hispanos. El Santo Niño de Atocha es una representación del Niño Jesús vestido como un peregrino medieval y es popular en todo el norte de México y la región fronteriza entre Estados Unidos y México.

Una estatua del Santo Niño está instalada en el santuario en una habitación adyacente al pocito. Para los peregrinos, una visita al santuario suele incluir un tiempo de oración frente al Santo Niño, donde piden curación y protección para ellos, sus hijos y otros seres queridos.

Se llevan a casa, tierra del pocito como recordatorio y vehículo del poder de Cristo para responder a sus oraciones.

La peregrinación anual

Los residentes hispanos en el norte de Nuevo México y el sur de Colorado hicieron peregrinaciones al santuario para curarse durante todo el siglo XIX, pero la peregrinación masiva a pie durante la Semana Santa, que culminaba el Viernes Santo, no comenzó hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Cientos de miembros de la 200 Artillería Costera de Nuevo México soportaron la Marcha de la Muerte de Bataan de 1942, en la que miles de prisioneros de guerra estadounidenses y filipinos fueron obligados por el Ejército Imperial Japonés a caminar a través de Filipinas. Muchos murieron por tortura o agotamiento.

Al regresar a casa, los sobrevivientes nuevomexicanos organizaron una peregrinación a pie al santuario en 1946 para conmemorar su sufrimiento y llorar a sus camaradas perdidos.

Esta peregrinación pronto se convirtió en una celebración anual no solo para los veteranos, sino también para los hispanocatólicos en general.

Hoy en día, cientos de miles de visitantes acuden al santuario durante todo el año, pero la peregrinación durante la Semana Santa (la semana anterior a la celebración de la Pascua) es el punto culminante.

El Viernes Santo, el día en el que los cristianos creen que Jesús fue crucificado y muerto, atrae a aproximadamente 30 mil peregrinos a pie, algunos de ellos procedentes de lugares tan lejanos como Albuquerque.

Otros eligen rutas más cortas, incluida una popular caminata de 9 millas desde el cercano pueblo de Española.

Católicos latinos

La popularidad del santuario continúa aumentando junto con el número de católicos latinos en los EU. El cambio demográfico en la Iglesia católica estadounidense hacia una mayoría latina está en marcha.

Timothy Matovina, profesor de la Universidad de Notre Dame, escribe en su libro “Latino Catholicism: Transformation in America’s Largest Church”, que los latinos representan un tercio de todos los católicos estadounidenses y constituyen más de la mitad de la población católica estadounidense menor de 25 años.

También señala que, debido al crecimiento de la población latina, la proporción de católicos en California y Texas ha aumentado desde 1990, mientras que la proporción en Massachusetts y Nueva York ha disminuido.

Este cambio demográfico significa que los sitios devocionales, como el santuario, que tienen orígenes católicos latinos y una inmensa popularidad, pueden esperar crecer en importancia.

*Escrito por Brett Hendrickson, Profesor de Estudios Religiosos, Lafayette College

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

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