El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, ha asegurado este jueves que trabajará para endurecer las condiciones de los palestinos en cárceles israelíes, aseverando que han acabado los días en que “los terroristas celebraban” en prisión.
“Continuaré haciendo que sus condiciones estén dentro de la ley y endureciéndolas aún más. Se acabaron los días en que los terroristas celebraban en las cárceles”, ha manifestado el polémico ministro israelí en su perfil oficial de la red social X, anteriormente conocida como Twitter.
Ben Gvir ha respondido de esta forma a la fiscal general de Israel, Gali Baharav-Miara, que recientemente ha solicitado aclaraciones al Gobierno israelí sobre el empeoramiento de las condiciones de los palestinos detenidos desde el estallido de la guerra, hace ya más de seis meses.
En este contexto, el ministro ha denunciado que Baharav-Miara “se comporta como si no viviera en el Estado de Israel y no hubiera visto lo que esos malditos terroristas nos hicieron el 7 de octubre”, en alusión a los ataques de Hamás sobre territorio ocupado israelí que dejaron casi mil 200 muertos y 240 rehenes, varios ya liberados. Desde entonces, Israel ha asesinado a más de 33 mil personas palestinas en Gaza, entre ellos unos 13 mil bebés, niñas y niños.
Así las cosas, el ministro de Seguridad Nacional ha acusado a la fiscal de dar muestras de “una profunda desconexión con el pueblo” que, sin embargo, “no es sorprendente”. “Lamento decepcionarla, pero no me disuadirá”, ha zanjado Ben Gvir, destacado por sus posturas racistas y antislámicas.
Aquellas declaraciones de Baharav-Miara se produjeron poco después de la muerte del destacado preso palestino Walid Daqqa, quien había pasado casi 40 de sus 62 años de vida en cárceles israelíes.
La fecha de liberación de Daqqa estaba prevista para el 25 de marzo de 2023, pero la Justicia israelí añadió otros dos años a su sentencia, pese a que sufría leucemia, por estar involucrado en una red que introducía teléfonos móviles en las prisiones para permitir a los presos palestinos comunicarse con sus familias.
Sobre las condiciones de Daqqa, Amnistía Internacional documentó que las autoridades israelíes le negaron el acceso a tratamientos médicos, no le permitieron ver a su familia por años, no se hizo caso a la petición de liberación por motivos humanitarios y que el palestino fue sometido a tortura que incluía palizas y humillaciones.