El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, sopesa su futuro al frente del Ejecutivo, en medio de una gran expectación, con todas las opciones abiertas y presionado por la ola de solidaridad de dirigentes y militantes socialistas que, muy preocupados, le piden no dar un paso atrás.
Sánchez anunció esta semana que se daba 5 días (se cumplen mañana lunes) para reflexionar si merece la pena seguir como presidente, tras la campaña de “acoso y derribo”, dijo, contra él de la derecha (Partido Popular), la ultraderecha (Vox) y medios y organizaciones afines a ambos, que incluye ataques a su esposa, Begoña Gómez.
La apertura de diligencias por parte de un juzgado de Madrid tras la denuncia presentada contra ella por el autodenominado sindicato, de extrema derecha, Manos Limpias por la supuesta comisión de delitos de tráfico de influencias y corrupción fue el detonante de su decisión de abrir la puerta a la dimisión.
Nadie, ningún ministro ni ningún dirigente socialista, incluso de su círculo más cercano, se atreve a augurar lo que ocurrirá, y todos los que se han pronunciado públicamente o han sido consultados por EFE coinciden en que no se puede descartar nada.
La sensación que transmiten es que Sánchez pensó en dimitir tras conocer la denuncia contra su mujer, pero que, para no actuar en caliente, decidió darse unos días de reflexión, tal y como expuso en su carta a la ciudadanía publicada en la red social X.
Meditando, pero no aislado
Desde entonces, el presidente del Gobierno español no ha tenido agenda pública, pero no ha estado aislado, ya que ha mantenido conversaciones con ministros y dirigentes de su partido, y también con líderes internacionales que le han mostrado su apoyo como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
A la espera de que se despeje la incógnita, los miembros de su gabinete y otros líderes de la formación admiten que hay mucha preocupación por la decisión que tome, ya que confiesan que hay riesgo cierto de que dimita y algunos lo ven como la opción más probable.
Pero evitan hacer más cábalas sobre los escenarios posibles, que pasan porque continúe o se someta a una cuestión de confianza en el Congreso, o lo que es lo mismo, conseguir una mayoría simple de apoyos en la cámara, es decir, más síes que noes en una votación.
Otra opción es la convocatoria de elecciones, para lo que tendría que esperar aún poco más de un mes, ya que todavía no se ha cumplido un año de la de los comicios de julio de 2023.
La renuncia al cargo supondría intentar investir a otro representante socialista, hasta entonces quedaría al frente del Gobierno la actual vicepresidenta primera, María Jesús Montero.
Desde su entorno rechazan la posibilidad de que Sánchez pudiera aspirar a un cargo en la Unión Europea como el de presidente del Consejo tras las elecciones a la Eurocámara del próximo 9 de junio.
¿Un nuevo tiempo?
Desde el anuncio de Sánchez, el Partido Socialista se ha conjurado para evitar que renuncie. La formación transformó la reunión de su Comité Federal en apoyo a su líder, arropado también por 12 mil 500 militantes y simpatizantes de toda España, según estimaciones de la Delegación del Gobierno en Madrid, que se concentraron en los alrededores de la sede central del partido en la capital española al grito de “Pedro, quédate”.
Esa movilización confían en el Ejecutivo y en el PSOE que pueda despejar las dudas si es que las sigue teniendo y aún no ha tomado una decisión en firme, y se decante por anunciar que continúa en el cargo.
Su comparecencia de mañana lunes dará respuesta a los interrogantes y creen que, en todo caso, abrirá un tiempo nuevo en España.