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Miles de vidas en los campos de refugiados en Siria están en peligro por los recortes de financiación de la OMS

Los recortes de financiación para los campos de detención y desplazados internos en el noreste de Siria llevará a un marcado aumento en el número de muertes prevenibles.

Campamento Al Hol en Siria, donde familias de personas relacionadas a ISIS fueron recluidas. (Florent Vergnes/ MSF). (Florent Vergnes/Florent Vergnes)

Ante la grave falta de financiación, el vital sistema de derivaciones médicas financiado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 11 campos para personas refugiadas en el noreste de Siria, incluido el campamento de Al Hol, se ha detenido. Esto llevará a un marcado aumento en el número de muertes prevenibles.

“La falta de financiación de la OMS significa que para finales de marzo, las derivaciones para pacientes que requieren atención especializada o compleja ya no están financiadas. Esta decisión muestra cómo la OMS tiene que tomar decisiones difíciles en un entorno donde la financiación humanitaria se está reduciendo en general. Este recorte de financiación elimina esencialmente la posibilidad para la población en el campo de Al-Hol, donde trabaja MSF, y para otros campamentos en el noreste de Siria, de acceder a la atención médica secundaria y especializada. Deja vidas en la balanza, la mayoría niños y niñas, pereciendo, a veces con enfermedades tratables y prevenibles, y otras veces necesitando atención especializada urgente como cirugía”, dice Allen Murphy, jefe de misión de MSF en Siria.

A partir de enero de 2024, el 93% de las personas detenidas en el campo de Al Hol son mujeres, niñas y niños. El 62% son menores de 18 años y el 43% menores de 12 años.

En 2023, desde MSF ayudamos en la derivación externa de 1,446 pacientes. Sin embargo, al menos el 22% de las derivaciones fueron rechazadas, ya sea porque los servicios necesarios no estaban disponibles, o debido a restricciones de seguridad. Ahora, desde la última serie de recortes de servicios, hay pocas o ninguna opción para que incluso los casos que amenazan la vida sean derivados a un hospital fuera de los campamentos.


Incluso antes del completo cese del apoyo de la OMS a las derivaciones médicas, se estimaba que había mil pacientes categorizados como “casos crónicos” (no emergencias, aunque pueden deteriorarse en emergencias que amenazan la vida sin este tratamiento) en los 11 campos, incluidos más de 800 casos en Al-Hol únicamente.

Estos pacientes necesitan servicios de salud especializados solo disponibles fuera del campo. Estas condiciones incluyen endocrinología, neurología, cirugía general, enfermedades crónicas, cirugías oftalmológicas, cirugías reconstructivas, gastroenterología y enfermedades de la piel.

Los pacientes con los que hemos hablado han descrito el impacto devastador de los recortes:

  • “Mi hija ha estado luchando contra la insuficiencia renal desde 2023. A pesar de las derivaciones mensuales a hospitales en Hassakeh, no pude acompañarla debido a restricciones de seguridad. Recientemente, recibí la devastadora noticia de que ya no puede ser referida a hospitales en Hassakeh para tratamiento, y en solo 5 días, se quedará sin medicamentos. Presenciar su sufrimiento es más angustiante que el horror que soportamos en el campo de Al-Hol. La sensación de impotencia cuando un ser querido está sufriendo es verdaderamente abrumadora”.
  • “Durante más de cinco años, he llamado hogar al campo de Al-Hol. A pesar de los inmensos desafíos y la desesperanza de la vida en el campo, persevero para asegurarme de que mis hijos reciban el amor, cuidado y atención que merecen… Hace dos años, a mi hijo le diagnosticaron una enfermedad que destrozó nuestro mundo. Su pequeño cuerpo sufrió un sangrado nasal implacable y episodios incesantes de vómitos, un sufrimiento que eclipsó incluso el horror que presenciamos durante el conflicto y nuestro tiempo en el campamento. Han pasado dos años desde su diagnóstico, y aún sigo pidiendo su tratamiento urgente. Recientemente, el sufrimiento de mi hijo se intensificó cuando comenzó a experimentar trastornos de la visión. Aunque pasaron más de seis meses para que fuera derivado a Hassakeh para una consulta médica, aún no se le ha proporcionado tratamiento, y mi hijo perdió la vista. Durante los últimos dos años, a mi hijo se le ha negado el tratamiento. Su sangrado persiste y cada día, grita de agonía. Nuestra fe en la humanidad ha disminuido; dentro de los confines del campamento de Al-Hol, la compasión no encuentra refugio”.

“Mi hija fue diagnosticada con una infección gastrointestinal crónica en 2023, una condición por la que necesitaba ser referida a un hospital para recibir tratamiento esencial, ya que los medicamentos necesarios sigue siendo inaccesibles dentro del campo. Desafortunadamente, su última derivación, hace un mes, en marzo de 2024, no le produjo alivio. Desde entonces, ha agotado sus medicamentos, y su salud ha empeorado significativamente. A pesar de su dolor atroz, nadie dentro del campamento puede aliviar su sufrimiento. Ahora, mi hija está al borde de consecuencias fatales…desesperada, supliqué ser repatriada a mi país de origen donde una vez se podía acceder a la atención médica. Sin embargo, mis súplicas quedaron sin respuesta; me dicen que mi país nos ha abandonado”.


“Ante las crecientes necesidades humanitarias en el noreste de Siria, es crucial que los donantes, especialmente los países miembros de la Coalición Global para combatir ISIS, liderada por Estados Unidos, aumenten la financiación para los servicios de atención médica en lugar de reducirla.

Esto es especialmente vital para las derivaciones médicas externas. Las capacidades de las instalaciones médicas locales que sirven como centros de referencia para el campo de Al-Hol y otros campos de detención y para personas desplazadas internamente en el noreste de Siria deben mejorarse. Se necesita financiación inmediata para llenar las brechas actuales en este sistema.”

“Más de 40 mil personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, permanecen detenidas en el campamento de Al-Hol, procedentes de países como Siria, Irak y más de otros 50. Muchos de ellos han estado allí desde 2019 y algunos, que nacieron allí, nunca han conocido la vida más allá de los confines del campamento”, concluye Allen Murphy.

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