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Ultraderecha ‘arrasa’ en las elecciones legislativas de Francia: Macron llama a evitar que gane mayoría

Con este triunfo la ultraderecha tendría su primer victoria en un Congreso, siendo Francia el primer país donde podría promover con más libertad su agenda.

Tras las elecciones en Francia, miles de personas salieron a manifestarse contra la ultraderecha. (EFE)

La ultraderecha de Marine Le Pen logró una victoria histórica en la primera vuelta de las elecciones francesas, ante la que el presidente Emmanuel Macron y varios líderes de la izquierda y del centro hicieron llamamientos a la unidad para evitar que consiga la mayoría absoluta.

El partido Agrupación Nacional (RN) logró un 34 por ciento de los votos, con el 63 por ciento escrutado, claramente por delante del Nuevo Frente Popular de izquierda (NFP) y del bloque macronista.

El bloqueo de la página web del Ministerio del Interior a partir de ese punto impedía la actualización de los datos oficiales. Las estimaciones de voto daban alrededor del 28 por ciento al NFP, un 20 a 22 por ciento a la mayoría saliente y en torno al 9 a 10 por cinto a la derecha tradicional de Los Republicanos.

Lo que sí que queda claro es que esta noche se asignaron muy pocos de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, y la inmensa mayoría se decidirá en la segunda vuelta del próximo domingo.


De momento, el RN está en la cabeza en casi 300 circunscripciones, por 133 del NFP y 61 de la coalición macronnista.

Muchos de los duelos de la segunda vuelta serán entre tres aspirantes, por lo que las posibles retiradas estratégicas de ciertos candidatos para evitar la victoria de otros pueden ser decisivas en algunas circunscripciones.

Una de las tres proyecciones nacionales de escaños publicadas por los institutos demoscópicos contempla la posibilidad de que el RN obtenga la mayoría absoluta en la segunda ronda (le asigna entre 255 y 295 escaños, cuando el umbral está en 289).

La victoria del RN, la primera en unas legislativas, es “inapelable”, según su candidato a primer ministro, Jordan Bardella, que pidió una movilización para lograr la mayoría absoluta en la segunda vuelta.


Le Pen, ante unos enfervorecidos seguidores en su feudo electoral de Henin-Beaumont (norte), solicitó el voto el 7 de julio para lograr esa mayoría absoluta y que Macron no tenga otro remedio que nombrar a su delfín como el próximo jefe de Gobierno.

Para la ultradercha, que ya había ganado las dos últimas elecciones europeas pero jamás unas legislativas, se abre ahora la posibilidad de llegar al Gobierno con el mayor grupo parlamentario, mientras que en la Cámara saliente tenían únicamente 89 escaños.

Macron llama a la unidad contra la ultraderecha

La victoria del RN, ya adelantada en los sondeos, generó un inmediato llamado de Macron, en un comunicado, para formar rápidamente “una amplia unión claramente democrática y republicana para la segunda vuelta”, a fin de frenar a la ultraderecha.

Las palabras de Macron se interpretaron como una consigna para que los candidatos que se hayan clasificado en tercera posición en las diferentes circunscripciones se retiren y pidan el voto para evitar el triunfo de los de la ultraderecha.

El primer ministro francés, Gabriel Attal, reiteró el mensaje de Macron de que ahora de lo que se trata es de “impedir a RN que tenga una mayoría absoluta” con “su funesto proyecto”.

“La lección de esta noche es que la extrema derecha está a las puertas del poder”, dijo en una declaración desde la sede el Gobierno, antes de subrayar: “Si queremos estar a la altura del destino francés, hay que evitar que ocurra lo peor”.

En la misma línea se manifestó el líder de la formación izquierdista La Francia Insumisa (LFI), Jean Luc Mélenchon, uno de los miembros del Nuevo Frente Popular y el dirigente izquierdista más crítico con Macron.

“En todas las circunstancias nuestra consigna es clara: ni un voto de más para el RN, ni un escaño de más para el RN”, afirmó Mélenchon, quien anunció que su formación retirará a candidatos en la segunda vuelta si eso ayuda a que no salga elegido un candidato de la ultraderecha.

En la misma línea, el expresidente socialista François Hollande, jefe del Estado entre 2012 y 2017, reclamó “una unión lo más amplia posible” para que todos los electores, “más allá de la izquierda”, defiendan así los valores de la República francesa.

Hollande, que volvió a la política activa y se ha calificado en cabeza de su circunscripción para la segunda vuelta, consideró que Macron “parece haberse desvanecido” y que la que ha sido su mayoría “está hecha jirones”.

En cambio, el partido conservador Los Republicanos (LR), que ha saltado por los aires a causa de la alianza con el RN de su presidente, Éric Ciotti -quien en la práctica lo ha abandonado-, no quiere decantarse por ninguno de los dos grandes bloques, la extrema derecha y la izquierda.

En un comunicado, los barones del RN que han roto con Ciotti pidieron el voto para sus propios candidatos cuando pueden presentarse en la segunda vuelta y en las circunscripciones donde no sea posible, renuncian a dar consigna de voto, tras criticar con dureza tanto a LFI como a RN.

La participación alcanzó hoy el 66 por ciento, la cifra más elevada en una primera vuelta en elecciones legislativas desde 1981, en una muestra del gran interés que han generado esta convocatoria anticipada entre los franceses.

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