El negocio del níquel vive su mejor momento en Indonesia, donde se ubican los mayores yacimientos de este metal en el mundo. Se trata de un componente fundamental para la fabricación de baterías de autos eléctricos; sin embargo, su éxito tiene un trasfondo oscuro y peligroso.
En la última década, Indonesia se ha convertido en un ‘paraíso’ para la extracción y procesamiento de níquel, principalmente gracias a la inversión de empresas chinas y a su enorme influencia en la cadena global de vehículos eléctricos, pero el costo humano y ambiental de esta industria en crecimiento ha sido muy alto: contaminación, enfermedades, explotación laboral y accidentes mortales.
Un reportaje de los periodistas Matthew Campbell y Annie Lee de Bloomberg Businessweek revela que el níquel proveniente de estas plantas está presente en la cadena de suministro que alimenta a prácticamente todos los principales vendedores de autos eléctricos, incluido Tesla, por lo que ya es una parte indispensable de la llamada “revolución verde” de la industria automotriz.
¿Para qué se utiliza el níquel en un coche eléctrico?
El níquel aumenta la densidad energética de las celdas de la batería, lo que le permite recorrer mayores distancias con una sola carga.
Pero antes, requiere de un procesamiento extenso para incorporarse a las baterías. El primer paso es la fundición, proceso que se lleva a cabo en instalaciones como el Parque Industrial Indonesia Morowali en la isla de Sulawesi. El mineral de níquel en bruto se calienta, a menudo a temperaturas extremas, para separar el valioso metal.
Luego, empresas como Zhejiang Huayou Cobalt de China procesan aún más el níquel y lo suministran a fabricantes de baterías de todo el mundo, de manera que los paquetes ensamblados se instalan en vehículos de empresas como Tesla, de Elon Musk, BMW, Ford, General Motors, Hyundai, Stellantis, Toyota, entre otros.
Condiciones de trabajo inseguras y problemas de salud
Sin embargo, estos complejos mineros, paradójicamente, se han convertido en la bendición, y a la vez, en la pesadilla de miles de habitantes que viven en las cercanías. Si bien los trabajadores de estas fábricas agradecen tener un empleo, también temen por su vida debido a los constantes accidentes y a las malas condiciones de seguridad en sus instalaciones.
Esta situación fue aún más evidente en diciembre de 2023. Una explosión en la fundición de la empresa china Tsingshan dejó un saldo fatal de 21 muertos, 8 de ellos chinos y 13 indonesios, quienes sufrieron graves quemaduras. Aunque este no ha sido el único incidente de esta naturaleza.
Trend Asia, una organización no gubernamental con sede en Yakarta, registró 543 muertes por accidentes en fábricas de níquel de Indonesia de 2015 a 2022, mientras que en los primeros 11 meses de 2023, registró 17 decesos. Lo anterior sin contar la ‘cifra negra’ de aquellos hechos que no se reportan en medios de comunicación.
Trabajadores entrevistados por Bloomberg Businessweek dijeron haber presenciado accidentes laborales que van desde quemaduras por escoria (los residuos que quedan de la fundición del níquel) durante trabajos de mantenimiento, fallas en maquinaria pesada que terminaron en tragedia, así como riesgo de intoxicación por la falta de protección ante el polvo de carbón.
Los residentes que viven cerca de alguna de estas plantas también aseguran experimentar una “falta de aire” y enfermedades respiratorias, debido a la mezcla de emisiones de fundiciones y centrales eléctricas, así como polvo de minas y depósitos de carbón. Además, el agua de la zona se tornó de color rojo oxidado, resultado de la escorrentía de las operaciones mineras.
Aunque aún no están claros los efectos a largo plazo de la exposición a los contaminantes, expertos en salud sugieren que los residentes corren riesgo.
¿Cómo fue que Indonesia se convirtió en el ‘rey’ del níquel?
Por mucho tiempo, se consideró que las reservas de níquel de Indonesia eran de baja calidad para su uso en baterías, pero luego de que en 2014, el presidente Susilo Bambang Yudhoyono prohibió las exportaciones de mineral de níquel sin procesar, el país comenzó a involucrarse más en la minería de este compuesto, desde la fabricación de baterías hasta el ensamblaje de automóviles terminados.
Indonesia, al ofrecer mano de obra barata, costos energéticos bajos por el carbón barato y una legislación muy débil en materia de contaminación, llamó la atención de empresas chinas como Tsingshan Holding Group, que controla el Parque Industrial Indonesia Morowali (IMIP, por sus siglas en inglés), lugar donde ocurrió la explosión en la que murieron una veintena de trabajadores en 2023.
“IMIP ha creado una inmensa cantidad de puestos de trabajo, con más de 100 mil empleados y contratistas, y representa por sí sola un porcentaje importante de las exportaciones de níquel de Indonesia para baterías.”, señalan Campbell y Lee.
De acuerdo con estimaciones de BloombergNEF, se cree que para 2030, Indonesia podría representar casi dos tercios del suministro mundial de níquel.