Donald Trump, recién salido de una convención en la que la confianza del Partido Republicano en él era más que palpable, ahora debe lidiar con una dura realidad: La carrera por la Presidencia en EU en 2024 se ha vuelto dramáticamente más complicada de navegar con la declinación del presidente Joe Biden.
Los asesores de Trump no se sorprendieron por la decisión anunciada de Biden anunciada el domingo 21 de julio, y su campaña había estado desarrollando planes de contingencia para enfrentar a la vicepresidenta Kamala Harris desde que una actuación desastrosa de Biden en un debate a finales de junio provocó llamados para que el presidente abandonara su campaña de reelección.
Sin embargo, esos planes deben abordar algunos nuevos desafíos. Durante meses, Trump, de 78 años, ha atacado a Biden, de 81, por ser demasiado mayor para cumplir efectivamente otro mandato. Pero Harris, de 59 años, a quien Biden ha respaldado, o prácticamente cualquier otro demócrata que podría terminar en la cima de la lista privaría a Trump del argumento, e incluso podría darle la vuelta.
La campaña también corre el riesgo de perder tracción entre algunos distritos electorales clave, incluidos los jóvenes y los votantes de color, donde había logrado avances con personas que ahora podrían ser receptivas a Harris u otro demócrata. Una de las estrategias que los aliados de Trump planean emplear contra Harris (pintarla como menos agradable personalmente) conlleva un riesgo particular de alienar a las mujeres de los suburbios y a los votantes afroamericanos.
Y si bien Trump ha humillado a sus rivales en el pasado con insultos mordaces y apodos degradantes, sus ataques contra las candidatas a veces han virado hacia un territorio sexista o racista que amenaza con desanimar a algunos votantes. Se ha referido a la senadora demócrata Elizabeth Warren como ‘Pocahontas’ y llamó ‘cerebrita’ a su rival en las primarias republicanas, Nikki Haley.
Un anuncio de 2019 de la candidatura presidencial anterior de Harris se disparó en las redes sociales durante el fin de semana, ofreciendo un adelanto de cómo podría poner a Trump a la defensiva: El anuncio apodaba a Harris como la candidata ‘anti-Trump’, contrastando su experiencia como fiscal con afirmaciones de que Trump es “propiedad de los grandes bancos”.
¿Por qué Trump puede utilizar la inmigración como ‘arma’ contra Kamala Harris?
Los aliados y asesores de Trump han ignorado a Harris, considerándola una candidata más débil que Biden y que es peor en las interacciones uno a uno con los votantes comunes.
La campaña cree que puede vencer a Harris al destacar que ha sido ella quien lleva la política de inmigración en la administración de Biden. El codirector de campaña de Trump, Chris LaCivita, llamó a Harris la “zarina de la frontera” y dijo que le encantaría usar ese mensaje en su contra. Esa descripción de ella fue utilizada repetidamente en la Convención Nacional Republicana.
El propio Trump se había preparado para potencialmente competir contra Harris. Expuso sus pensamientos sobre la candidatura de Harris en una entrevista con Bloomberg el 9 de julio, pocos días antes de que Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, trató de asesinarlo en un mitin en Pensilvania.
“No creo que haga mucha diferencia”, dijo por teléfono. “Veo el mismo nivel básico de competencia y no creo que haga mucha diferencia. La definiría de una manera muy similar a como defino a Biden.
Varias encuestas han mostrado que Harris va detrás de Trump, ya sea a nivel nacional o en estados clave. Algunos estrategas políticos, sin embargo, no ven eso como una predicción de cómo se desarrollarán las cosas si ella es oficialmente ungida como candidata en la Convención Nacional Demócrata, que arranca en Chicago el próximo 19 de agosto.
David Axelrod, exasesor de Obama en la Casa Blanca, dijo el domingo 21 de julio que “las elecciones cambiaron de manera dramática” cuando Biden decidió dimitir. Trump es “un candidato vulnerable y puede ser derrotado”, dijo Axelrod en CNN.
El problema que viene para J.D. Vance, candidato a vicepresidente de Trump
Dos asesores de Trump admitieron que la candidata presidencial más difícil de vencer sería Michelle Obama, pero no hay indicios de que ella quisiera postularse y la ex primera dama ha rechazado cualquier mención de una carrera política en el pasado.
El candidato demócrata a la Vicepresidencia también es ahora un comodín. Eso complica la preparación del debate para J.D. Vance, el senador de Ohio que acaba de ser elegido compañero de fórmula de Donald Trump.
Y tiene el potencial de alterar las posibilidades de obtener el boleto en estados clave en el campo de batalla. El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, un nombre frecuentemente mencionado como posible compañero de fórmula de Harris, complicaría ese estado para el republicano, advirtió un asesor de Trump, pero no dejaría al estado indeciso fuera de su alcance. Shapiro se apresuró a respaldar a Harris después de que Biden se retirara.
Los aliados y asesores de Trump creen en privado que la carrera que enfrentan los demócratas favorece al Partido Republicano. Los demócratas tienen muy poco tiempo para unirse detrás de un candidato y recaudar dinero antes de que comience la votación anticipada en algunos estados.