La inflación mensual de Argentina alcanzó el nivel más bajo desde principios de 2022 después de que el presidente Javier Milei frenara brevemente su “terapia de shock” y postergara las alzas de los servicios públicos.
Los precios al consumidor subieron un 4 por ciento en julio respecto al mes anterior, cifra que coincide con la mediana del 4 por ciento de las proyecciones de los economistas encuestados por Bloomberg. La inflación anual se desaceleró al 263.4 por ciento, según datos oficiales publicados el miércoles.
El gobierno argentino postergó el mes pasado los aumentos de los impuestos a los combustibles y a los precios de los servicios públicos que, según JPMorgan Chase & Co, podrían haber sumado 1.2 puntos porcentuales a la inflación mensual. El gobierno también dejó intactas las tarifas de autobuses y trenes, aunque reanudará los aumentos del transporte y los servicios públicos en agosto.
“Tarifas es una sintonía fina entre reducción de subsidios e inflación”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, en una entrevista radial el mes pasado. “La prioridad es bajar la inflación”.
El gobierno también ha rechazado sistemáticamente los llamados a acelerar el crawling peg del 2 por ciento, una devaluación mensual del tipo de cambio oficial, a pesar de la creciente evidencia de que la moneda se ha sobrevaluado. El crawling peg es fundamental para mantener la inflación bajo control, junto con los constantes superávits presupuestarios.
La cifra de inflación más baja supone otra victoria para Milei en medio de la amplia cobertura de un escándalo de violencia doméstica que envuelve al partido de oposición de izquierda.
La exprimera dama Fabiola Yáñez presentó la semana pasada una denuncia legal por violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández. El exmandatario, que hizo del feminismo una de las causas emblemáticas de su gobierno, niega las acusaciones. Los analistas dicen que la noticia no hace más que aumentar la popularidad de Milei.