A medida que el conflicto entre Israel y el grupo armado chií Hezbolá, de Líbano, acapara la atención mundial, las personas palestinas de la Franja de Gaza se preguntan: ¿Qué pasará con su difícil situación después de casi un año de guerra devastadora?
Están petrificados de que la preocupación internacional se haya desviado y de que se cierne una oscura posibilidad: el abandono. Las familias de los rehenes de Israel retenidos en Gaza tienen la misma preocupación.
Nezar Zaqout, uno de los 1.9 millones de palestinos desplazados que se han visto obligados a huir de sus hogares desde que Israel declaró la guerra contra Hamás y anunció el asedio total en Gaza, teme que los combates en la frontera entre Israel y Líbano superen el interés por las pésimas condiciones de vida en Gaza y los esfuerzos para negociar un cese del fuego.
“Nos han olvidado por completo”, dijo Zaqout, quien vive en Jan Yunis después de huir de Ciudad de Gaza hace meses. “No hay noticias sobre nosotros en los medios de comunicación”.
Primera lluvia intensa de la temporada en #Gaza.
— UNRWA.es (@UNRWAes) September 24, 2024
El agua ha inundado varias zonas de tiendas de campaña donde sobreviven las familias desplazadas.
El otoño llega con más riesgos para la población. Los plásticos y la tela de las tiendas no protegen de la lluvia y el frío. pic.twitter.com/H8hHSZi2CL
Los palestinos temen que las miserables condiciones en Gaza se conviertan en permanentes. El 90 por ciento de la población no tiene hogar, y cientos de miles viven en campamentos de tiendas insalubres y luchan por encontrar comida y agua potable. La ONU ya ha advertido que la población palestina de Gaza está al borde de la hambruna.
“Ha pasado un año y nadie se preocupa por nosotros. Todos los días hay bombardeos, todos los días hay mártires y todos los días hay heridos”, dijo Saadi Abu Mustafa, quien huyó de Jan Yunis a Muwasi, un extenso campamento de tiendas de campaña en la costa sur de Gaza.
La destrucción en Gaza: Israel destruye universidades, escuelas de la ONU, hospitales y viviendas
Desde el ataque de Hamás al sur de las tierras ocupadas por Israel el 7 de octubre y la respuesta de Israel en Gaza, han sido asesinadas más de 41 mil personas palestinas y más de 95 mil han resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no diferencia entre civiles y milicianos. Del total de muertes por los bombardeos israelíes, los ataques con drones y la incursión militar israelí en Gaza, 17 mil niñas y niños palestinos han sido asesinados en 11 meses de guerra. Hay más de 21 mil niños y niñas desaparecidos que podrían estar bajo escombros.
Por varios meses, Israel ha atacado la infraestructura de vivienda y ha arrasado con bloques enteros de casas. Especialistas en imágenes satelitales calculan que casi el 60 por ciento de los edificios de la Franja de Gaza probablemente han sido dañados desde el comienzo de la guerra.
En medio de su campaña militar, Israel ha destruido todas las universidades de Gaza, ha bombardeado escuelas de la ONU donde miles de personas se refugian, ha atacado los campos de refugiados, mezquitas, ambulancias, hospitales y a personal sanitario en toda la franja palestina. Las fuerzas israelíes también han asesinado a decenas de periodistas palestinos.
Además, Israel ha llevado a cabo incautaciones masivas de tierras palestinas de Cisjordania; el gobierno israelí se ha anexionado más de 12 mil kilómetros de tierras palestinas del valle de Jordan este año, para imponer más asentamientos para colonos israelíes. Los colonos de Israel también han atacado de manera violenta a la población cisjordana, tirando los árboles de olivo de las familias palestinas.
Familias de rehenes israelíes en Gaza temen que el Gobierno de Israel no llegue a un acuerdo de liberación
Israel prometió destruir a Hamás después del 7 de octubre, cuando sus milicianos mataron a unas mil 200 personas y secuestraron a otras 250. La mayoría de las personas cautivas fueron liberadas durante la tregua de noviembre de 2023.
El gobierno israelí estima que unos 70 de los 100 rehenes siguen vivos. Sus familias temen que el enfoque del gobierno para poner fin a la guerra se esté desvaneciendo.
“Mi mayor preocupación es que toda la atención del público y del mundo se vaya hacia el norte”, dijo Udi Goren, pariente de Tal Haimi, un israelí asesinado el 7 de octubre y cuyo cuerpo fue llevado a Gaza. “Al final, los rehenes se quedarán completamente solos, sin nadie que los saque”.
A medida que ha aumentado la amenaza de una guerra total entre Israel y Hezbolá, Israel ha reducido su presencia de tropas en Gaza para trasladar unidades clave a su frontera norte con el Líbano. Aun así, miles de soldados permanecen en Gaza, llevando a cabo incursiones esporádicas e impidiendo que los palestinos desplazados regresen a sus hogares.
Los ataques diarios también siguen en Gaza. Un bombardeo israelí contra una escuela convertida en refugio en el norte de Gaza mató el sábado al menos a 22 personas e hirió a otras 30, en su mayoría mujeres y niños, reportó el Ministerio de Salud de Gaza.
Las lluvias recientes han hecho que las difíciles condiciones de vida en Muwasi, que Israel designó “zona segura”, sean insoportables. El domingo, niños que viven allí caminaban descalzos por el barro que les cubría hasta los tobillos, mientras unos hombres buscaban en medio del lodo valiosos productos enlatados y muebles.
“Toda la cocina en la que preparamos la comida estaba llena de agua. No sabíamos qué hacer. Este es el comienzo del invierno. ¿Qué pasará en los próximos días?”, dijo Rana Goza’t, una madre desplazada de Ciudad de Gaza.
Otros lamentaban los colchones anegados y pedían a los grupos internacionales que ayuden a mantener la atención sobre la crisis humanitaria en Gaza.
“Esperamos que todas las personas se preocupen por nosotros y vean a dónde hemos llegado”, dijo Enas Kollab, quien se trasladó a Muwasi desde el norte de Gaza.
La temporada de lluvias llega a Gaza.
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La población que sobrevive en tiendas de campaña trata de mantenerse a salvo, pero los plásticos y las telas no aíslan.
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Una oleada de actividad diplomática para negociar un acuerdo entre Israel y Hamás parece haber menguado, mientras cada parte acusa a la otra de negociar de mala fe y hacer demandas insostenibles.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dice que Israel debe mantener tropas en dos áreas de Gaza para evitar que Hamás se rearme. Pero el grupo armado ha dicho que no aceptará ningún acuerdo que permita la permanencia de tropas israelíes.
Durante estos 11 meses, Netanyahu ha rechazado varios acuerdos para que las tropas israelíes dejen Gaza y se logre la liberación de rehenes en manos de Hamás. El primer ministro israelí también ha insistido en que Israel debe controlar la seguridad de Gaza.
El Gobierno de Israel ha dicho que no permitirá que se conforme un Estado palestino después de la guerra en Gaza. Apenas en julio pasado, el Parlamento israelí (Knesset) aprobó una resolución que expresa su oposición formal a que Palestina se conforme como un Estado independiente unilateralmente. Es decir, Israel considera que la población de Palestina no puede decidir configurarse como un Estado independiente por decisión propia.
Las esperanzas de un acuerdo se han difuminado aún más a medida que Estados Unidos, un mediador clave en las conversaciones, parece estar perdiendo la capacidad de influir en su aliado más cercano. En un viaje a la región la semana pasada, el secretario de Estado, Antony Blinken, visitó solamente Egipto porque las autoridades estadounidenses consideraron que ir a Israel en apoyo de un acuerdo podría hacer que Netanyahu dijera algo que socavara los esfuerzos de mediación.
No ha surgido una visión clara para Gaza en la posguerra, ni quién guiará y gobernará ese proceso, pero una cosa está clara: la reconstrucción del territorio llevará décadas. La ONU estimó este verano que solamente retirar unos 40 millones de toneladas de escombros llevaría 15 años.
Con información de EFE, Save The Children y EuropaPress.