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‘La muerte se volvió normal’: Así es la crisis por el fentanilo en la ciudad de San Francisco

La alcaldesa de San Francisco, London Breed, ha implementado medias más estrictas para tratar de reducir las muertes por sobredosis de fentanilo en la ciudad.

Los efectos de la crisis de la droga pueden verse a diario en las calles de San Francisco, donde las personas en plena adicción se agrupan en las aceras mientras los traficantes venden pastillas y polvos. [Fotografía. Shutterstock]

La ciudad de San Francisco promueve desde hace mucho tiempo sus valores progresistas y sus políticos de refugio para migrantes. Sin embargo, una crisis mortal por el fentanilo está poniendo a prueba su compromiso con esos ideales.

Los mercados de droga al aire libre salpican el centro de la ciudad que lucha para recuperarse de la pandemia de COVID-19. El año pasado, una cantidad récord de personas murieron por sobredosis. Ante una emergencia cada vez más grave, los líderes de la ciudad han adoptado discretamente una táctica controvertida para combatir la crisis: la deportación.

De acuerdo con un análisis de casos y datos de la Fiscalía del Distrito Norte de California, más de 100 personas, en su mayoría inmigrantes indocumentados, han si sido acusadas por portación de fentanilo, en una ofensiva federal contra el mercado negro de estupefacientes. Las personas procesadas en el marco del programa deben elegir entre llevar un largo proceso penal en prisión o declararse culpable, situación que reduce su tiempo en prisión y con frecuencia les lleva a enfrentar procedimientos de deportación.

“Para quienes están dispuestos a vender veneno que mata a la gente, no hay protección para ustedes. No hay ningún santuario para ustedes”, enfatizó la alcaldesa London Breed en una entrevista. “El fentanilo es una droga mortal. Requiere que tomemos medidas más extremas”.

La ofensiva en un bastión liberal muestra hasta qué punto el fentanilo se ha arraigado en San Francisco y ha agravado algunos de los problemas más apremiantes del centro tecnológico, como la falta de vivienda y la revitalización de la zona centro de la ciudad. Situación que ha dejado al descubierto un lastre político tanto a nivel local, con las elecciones a la alcaldía de este año, como a nivel nacional, ya que los miembros del Partido Republicano señalan a la ciudad en la que la candidata presidencial demócrata Kamala Harris llegó al poder como símbolo del fracaso del liderazgo demócrata.

Sea justo o no, San Francisco se ha convertido en uno de los ejemplos más visibles de la emergencia provocada por el fentanilo en Estados Unidos, que ahora se centra en la Costa Oeste del país. Desde la frontera mexicana hasta Seattle y Canadá, las muertes por opioides sintéticos aumentaron en 2023, mientras que en otras regiones del país su crecimiento ha sido moderado.


¿Cómo se produce el fentanilo? Esta es la ruta desde China hasta San Francisco

La potente droga se fabrica a partir de sustancias químicas precursoras que suelen enviarse desde China a México, donde se convierten en fentanilo y se trafican habitualmente en almacenes de la zona de Los Ángeles. En ese punto, la droga suele enviarse por la autopista interestatal 5 y llega a calles de San Francisco, Portland y Seattle, revela Brian Clark, el máximo responsable de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) en San Francisco.

En San Francisco las sobredosis de fentanilo mataron el año pasado a la cifra sin precedentes de 656 personas, un 43 por ciento más que en 2022.

Mientras la ciudad intenta controlar la crisis por el fentanilo, las deportaciones han provocado críticas de los defensores por eludir las políticas de santuario de San Francisco, que impiden a las fuerzas de seguridad locales coordinarse con las autoridades de inmigración en la mayoría de los casos. London Breed, quien buscará su reelección en noviembre, dijo que las deportaciones son una corrección necesaria a las protecciones de los inmigrantes, sin dejar de mantener que la ciudad es un refugio seguro.

“Queremos asegurarnos de que esas personas estén protegidas y reciban apoyo”, dijo Breed, de 50 años, sobre la comunidad inmigrante de la ciudad. “Para aquellas personas que cruzan esos límites y cometen estos delitos, hacemos todo lo posible para que rindan cuentas”.

Para la alcaldesa el tema de las drogas tiene una relevancia especial. Su hermana menor murió de una sobredosis en 2006. Su hermano, Napoleon Brown, que actualmente se encuentra en prisión, también enfrenta una lucha contra la adicción.

“Crecí en medio de la epidemia del crack”, comenta Breed. “El fentanilo es diferente. Y es casi una garantía de pérdida de vida y de ninguna posibilidad de una segunda oportunidad o de recuperación”.

Crisis de fentanilo afecta negocios en San Francisco

Los efectos de la crisis de la droga pueden verse a diario en las calles de San Francisco, donde las personas en plena adicción se agrupan en las aceras mientras los traficantes venden pastillas y polvos. Eso se le debe sumar a las percepciones de decadencia y delincuencia que han tenido un efecto devastador en el centro de la ciudad, donde la desocupación de oficinas alcanzó un récord del 37 por ciento y negocios minoristas como Nordstrom, Whole Food y Uniqlo han cerrado sus tiendas.

“Quince traficantes te acosarán. Es como una subasta”, dijo Richard Rodrigues, quien pasó años en las calles sobreviviendo a lo peor de la epidemia de opioides en San Francisco. Ahora recibe un programa de tratamiento residencial dirigido por HealthRIGHT 360, un proveedor de tratamiento de adicciones.

“La muerte se convierte en algo normal”, dice de su tiempo viviendo en las calles de San Francisco. “Pasas por encima de la gente”.

Incluso una sucursal de Ikea que abrió sus puertas el año pasado como símbolo de resurgimiento de San Francisco ha tenido que lidiar con la crisis. Ingka, la franquicia que maneja la tienda Market Street, se ha quejado ante las autoridades locales del mercado de drogas al aire libre, calles desordenadas y la agresión de uno de sus empleados, indican correos electrónicos obtenidos a través de una solicitud de registros públicos.

“Todos los días hay gente consumiendo drogas”, escribió Ricardo Tapia, responsable de operaciones de Ingka, en un correo electrónico enviado a la policía de San Francisco en mayo. Algunas personas se han enfrentado a los clientes o a los camioneros de la basura; otras han provocado incendios o intentan “colarse en nuestro muelle mientras los inquilinos recibían sus entregas”. La calle “olía fatal” debido a los excrementos humanos en las puertas de salida del edificio. Estas condiciones provocan pérdidas de ingresos para el local, asegura Tapia.

Ingka señaló que está trabajando activamente con Ikea y autoridades de San Francisco para resolver los problemas. La empresa tiene “confianza y optimismo en el potencial de Market Street y se compromete a contribuir a su revitalización”, aseguró su portavoz en un comunicado.

Autoridades locales prueben políticas ‘derechistas’ contra el fentanilo

Los efectos del fentanilo están desplazando a San Francisco, famosa por su liberalismo, se ha centralizado. Más allá de la ofensiva contra la inmigración. La alcaldesa de la ciudad ha retomado ideas derechistas en materia policial y ha promovido redadas callejeras en los campamentos de personas sin hogar, en nombre de la seguridad pública.

Matt Dorsey, un supervisor de San Francisco que está sobrio después de luchar con su propia adicción a las drogas, dijo que la ciudad está viendo un “realineamiento de la política urbana que está más centrada y arraigada en el orden público y la seguridad pública”.

“No podemos permitir que haya desorden y mercados de drogas sin control porque nos adherimos a un principio más amplio de ‘no queremos hacer algo que Donald Trump señalará y dirá que le gusta’”, comentó Dorsey. “Y si las ciudades van a tener éxito, los demócratas tenemos que ser confiables para gobernar”.

La alcaldesa London Breed ha adoptado políticas centralistas en su lucha para conseguir la reelección contra otros cuatro candidatos serios. Breed apoyó una medida electoral que tuvo éxito para controlar el consumo de drogas entre los beneficiarios de programas sociales. Uno de sus contrincantes en la contienda, Mark Farrel, ha solicitado el despliegue de la Guardia Nacional para patrullar las zonas más conflictivas de la ciudad.

[Traducción: No más excusas para nuestra crisis de fentanilo y personas sin hogar. Lo haré: -Declarar el estado de emergencia por el fentanilo. -Poner en marcha un centro de admisión 24 de horas al día, 7 días de la semana para ampliar el acceso a refugio/tratamiento más limpiar los campamentos para siempre. -Imponer un tratamiento obligatorio para quienes sufren una sobredosis]

“Existe la percepción de que la delincuencia en San Francisco está impulsada por la adicción a las drogas”, dijo Randy Shaw, quien dirige la Clínica de Vivienda Tenderloin, uno de los mayores operadores de viviendas para personas de bajos ingresos de la ciudad, al tiempo que señaló que los robos minoristas más destacados están vinculados a redes del crimen organizado. “Lo mismo ocurre en Portland, Seattle y Los Ángeles. Ha transformado drásticamente la política”.

San Francisco vs traficantes menores de fentanilo

La crisis de fentanilo fue uno de los problemas más urgentes para Ismail Ramsey cuando asumió el cargo como fiscal federal del gobierno de Joe Biden para el Distrito Norte de California en 2023. Indicó que se reunió con líderes comunitarios, incluidas London Breed y Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes de los EU y congresista de San Francisco, quienes le pidieron que interviniera.

Desde la venta de su oficina en el piso 11, Ramsey contempla a diario una escena de personas adictas a las drogas desalojadas de un callejón para que puedan pasar los estudiantes. “Sólo había gente tirada en el suelo”, dijo. “Y luego llegaron los autobuses amarillos y los niños salieron y jugaron. Era una escena muy extraña”.

Poco después de su nombramiento, diseñó la campaña contra el fentanilo en San Francisco y emprendiendo una estrategia de procesamiento inusual, respaldada por crecientes redadas policiales contra traficantes de drogas.

Las fiscalías estadounidenses suelen centrarse en los capos de la droga o en las irregularidades corporativas. Ahora, su oficina se centrará en los traficantes de bajo nivel, que suelen ser detenidos con unos pocos cientos de dólares en el bolsillo. De acuerdo con Ramsey, la estrategia tiene por objetivo superar la “puerta giratoria” de traficantes en el tribunal superior de San Francisco. “Las mismas personas que son detenidas y luego vuelven sintiendo que no hubo rendición de cuentas, ninguna consecuencia significativa”.

Una parte central de su estrategia consiste en adoptar casos de tráfico de fentanilo o metanfetamina de bajo nivel que primero son archivados en primer lugar por el fiscal del distrito de San Francisco, y luego ofrecer a estos acusados un acuerdo de culpabilidad que los condena a la pena ya cumplida, más un día adicional de prisión. Ese día adicional se utiliza para entregar a la persona al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos para los procedimientos de deportación.

Desde su creación, el programa de vía rápida ha incluido a una mujer de 26 años, madre de dos hijos y procedente de Honduras, detenida por la policía de San Francisco por vender 800 dólares en fentanilo a agentes de la ley encubiertos, y a un hombre detenido con 36 gramos de fentanilo. Un hombre de 50 años arrestado en julio admitió haber vendido metanfetamina por valor de 5 dólares y tenía dos pequeñas bolsas de droga en un envase de Altoids, dijo la policía de San Francisco. Aceptó un acuerdo de culpabilidad por vía rápida el 28 de agosto y se esperaba que fuera deportado a Honduras, según los documentos judiciales.

La oficina de Ramsey dijo en un comunicado que los acuerdos de culpabilidad se centran en la disuasión más que en las deportaciones. Según los acuerdos, los traficantes de drogas se enfrentan a una orden de alejamiento de tres años del conflictivo barrio de Tenderloin, en San Francisco, donde se concentra el tráfico de drogas. Si regresan y son descubiertos traficando de nuevo, podrían enfrentarse a años de cárcel.

“No son las consecuencias migratorias, sino la amenaza de una posible sentencia federal larga”, lo que disuade a los traficantes de drogas de reincidir, afirmó la oficina de Ramsey. Se trata de una consecuencia real para los traficantes de drogas que cambia el cálculo sobre si quieren regresar o no”.

Aun así, el programa ha sido polémico. “En los casos que he visto, todos los que han estado arrestando son inmigrantes”, dijo Angela Chan, abogada adjunta de la oficina del defensor público de San Francisco. “Y su enfoque no ha estado en el procesamiento, sino en entregar a estas personas al ICE”.

Hillary Ronen, supervisora de San Francisco que representa al Distrito de la Misión, con una gran población de inmigrantes, calificó las deportaciones como una “maniobra evasiva” de las políticas de santuario de la ciudad. “Demonizar a los inmigrantes es el truco más viejo del mundo”, afirmó.

Pero no sólo los progresistas acérrimos de la ciudad se han opuesto al programa. El juez federal William Alsup, que ha supervisado algunos de los casos de fentanilo, desestimó un acuerdo de culpabilidad, diciendo que los traficantes condenados deberían cumplir penas de prisión.

“Es una política no sólo indulgente, sino extremadamente indulgente saltarse la cárcel e ir directamente a la deportación con la mera promesa de no volver”, dijo Alsup durante una vista judicial el año pasado.

San Francisco reduce muertes por sobredosis de fentanilo

La estrategia de Ramsey no opera en el vacío. San Francisco ha recurrido cada vez más a las fuerzas del orden tras promover un enfoque más compasivo hacia los consumidores de drogas. La ciudad ha defendido durante mucho tiempo una estrategia conocida como reducción de daños destinada a reducir las muertes proporcionando a la gente jeringuillas limpias y espacios más seguros para consumir drogas, entre otras tácticas.

El eje central fue un centro de prevención de sobredosis patrocinado por la ciudad llamado Tenderloin Center. Era un lugar donde la gente podía acudir a ducharse, comer y fumar fentanilo bajo supervisión. En 2022, el personal del Tenderloin Center revirtió más de 300 sobredosis. Para Vitka Eisen, quien dirige HealthRIGHT 360, fue un éxito rotundo. “Primero tenemos que evitar que la gente muera”, dijo Eisen. “No podemos volver a hacer las cosas que hacíamos hace 10 o 15 años”.

La alcaldesa Breed ha ayudado a canalizar decenas de millones de dólares hacia el tratamiento de las sobredosis y la adicción a las drogas, pero cerró el Tenderloin Center, diciendo que no había logrado conectar a las personas con el tratamiento de las adicciones y otros servicios. Mientras las muertes por sobredosis seguían aumentando en 2023, le dijo a la junta de supervisores que “la compasión está matando a la gente”. Era hora de que “el amor duro cambie lo que está sucediendo en las calles de San Francisco”.

Ahora, London Breed ha promocionado el arresto de más de 3.500 traficantes y consumidores de drogas. La cárcel de la ciudad ha alcanzado su capacidad máxima en lo que Angela Chan, defensora pública, llamó una “Guerra contra las Drogas 2.0″.

San Francisco también está viendo señales de que la epidemia de fentanilo está disminuyendo. En julio, hubo 39 muertes por sobredosis de drogas , el recuento más bajo desde que la ciudad comenzó a llevar un recuento mensual en 2020.

“Esta es mi casa”, dijo Breed. “Y me importan las personas que viven allí”.

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