Estados Unidos aún separa a algunos niños migrantes de sus padres mientras los retiene tras cruzar la frontera, a pesar de las amplias mejoras en los centros de detención en Texas, según el informe final de un monitor designado por la corte.
El mayor escrutinio de las instalaciones de detención de la Patrulla Fronteriza en Texas es parte de una supervisión más amplia ordenada por la corte, la cual ha sido criticada por el presidente electo Donald Trump y sus aliados.
En el informe, emitido el viernes según un acuerdo de monitoreo que comenzó en 2022, se presenta un panorama final de las condiciones en las instalaciones antes del regreso de Trump al cargo. En el informe se indican mejoras en higiene, alimentación y atención médica, pero se encontró que los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos separaban habitualmente a los niños de sus familiares adultos durante el tiempo que permanecían en custodia.
A diferencia de las separaciones de familias migrantes que ocurrieron bajo la política de tolerancia cero en la frontera durante el primer mandato de Trump, las mencionadas en el informe fueron temporales y en ellas, el organismo de Inmigración y Control de Aduanas no detuvo a los adultos mientras eran procesados penalmente ni se envió a los niños a refugios para menores.
En una instalación en Donna, Texas, en septiembre, los agentes “continuaron reteniendo habitualmente a los niños separados de sus padres o adultos de confianza”, se indica en el informe. Para noviembre, el monitor calificó las visitas regulares entre familiares en la misma instalación como “alentadoras”. Los trabajadores de la instalación dijeron que podían organizar visitas porque ya no estaba superpoblada.
CBP no respondió a una solicitud de comentarios sobre el informe.
Varios defensores de derechos humanos demandaron al gobierno de Trump en 2019, citando informes de niños bajo custodia federal donde se describía el hacinamiento en las instalaciones de CBP en Texas, así como condiciones inseguras e insalubres. Ese año, casi 70 mil niños migrantes quedaron bajo custodia federal, una cantidad suficiente para exceder la capacidad de un estadio típico de la NFL.
Un acuerdo judicial de 2022 creó un sistema de monitoreo temporal que exigía que CBP proporcionara atención médica y supervisión adecuadas. También exigía mantener a las familias unidas o permitir el contacto para aquellos que estaban separados en custodia.
En el informe de la semana pasada se señaló que la atención médica mejoró en 2024, pero también se encontró reticencia en enviar a niños enfermos a un centro médico. En 2023, cuando CBP luchaba con el hacinamiento, una niña migrante de 8 años con problemas cardíacos murió mientras estaba bajo custodia en el Valle del Río Grande.
El acuerdo de monitoreo termina el 29 de enero de 2025, más de una semana después del inicio del segundo mandato de Trump. Leecia Welch, directora adjunta de litigios en Children’s Rights, que representa a niños bajo custodia de CBP según el acuerdo Flores, expresó preocupación sobre lo que sucederá con los niños sin la supervisión del acuerdo.
“El informe destaca el papel crucial que desempeñan los monitores independientes para mantener a los niños seguros y muestra que CBP está muy lejos de cumplir con sus obligaciones, y mucho menos preparado para la autosupervisión”, dijo Welch en un comunicado escrito.
La supervisión judicial amplia de las instalaciones comenzó en 1997 bajo el denominado acuerdo Flores, en alusión a Jenny Flores, una niña de El Salvador que demandó al gobierno de Estados Unidos en la década de 1980. Fue levantada parcialmente en junio, cuando el Departamento de Justicia argumentó que las nuevas salvaguardias superarían de alguna manera los estándares del acuerdo Flores.