Los amigos y aliados más cercanos de Donald Trump comenzaron a advertir públicamente al presidente de Estados Unidos que sus ofensas en Twitter están alimentando un caos en la Casa Blanca y podrían llegar a hacer peligrar su mandato.
"El tuiteo está enloqueciendo a todo mundo", dijo uno de los mejores amigos de Trump, Tom Barrack, presidente de la junta directiva de Colony Northstar, en una conferencia de Bloomberg en Nueva York este martes. "No se gana nada haciéndolo".
La campaña de los partidarios más cercanos de Trump supone un extraordinario llamado a un comandante en jefe, una especie de intervención pública con el objetivo de convencer al mandatario estadounidense de que renuncie a un comportamiento que, según ellos, le está haciendo un daño duradero a su presidencia.
Los tuits hacen más que simplemente distraer de los intentos del gobierno de poner en primer plano las políticas de Trump.
En todo el gobierno hay una sensación de caos, ya que los colaboradores del presidente de EU sienten que no puede hacer planes y está constantemente a la defensiva debido a la incertidumbre sobre lo que el mandatario puede decir en Twitter o en otro lugar, cambiando de postura constantemente, dijo un exfuncionario del gobierno.
Un consultor de Washington, cuyos clientes trabajan en estrecha colaboración con el gobierno, dijo que los tuits provocan una sensación en la población de que la Casa Blanca está perdiendo el rumbo.
Las críticas de Barrack siguieron a una tormenta de tuits durante el fin de semana, desatada por el ataque terrorista de Londres que dejó un saldo de siete muertos. Trump criticó al alcalde londinense y al Departamento de Justicia de EU por la defensa legal de su prohibición de viajes.
Los mensajes en Twitter sorprendieron a los británicos y generaron días de distracción, eclipsando la presentación pública por parte de la Casa Blanca de un plan para reformar el sistema de control de tráfico aéreo estadounidense.
Los aliados de Trump estaban tan alarmados que varios han pedido públicamente que se detenga.
La primera petición pública provino de un lugar inesperado: George Conway, un viejo amigo de Trump y esposo de la asesora de la Casa Blanca, Kellyanne Conway.
"No se puede enfatizar lo suficiente que los tuits sobre asuntos legales socavan seriamente la agenda del gobierno y @POTUS, y quienes lo apoyan, como yo, necesitan reforzar eso y no ser tímidos al respecto", escribió Conway este lunes.
3) ... appointee at DOJ wd agree with me (as some have already told me). The pt cannot be stressed enough that tweets on legal matters ...
— George Conway (@gtconway3d) 5 de junio de 2017
4) ... seriously undermine Admin agenda and POTUS--and those who support him, as I do, need to reinforce that pt and not be shy about it.
— George Conway (@gtconway3d) 5 de junio de 2017
'Mal día'
Conway hasta ahora había sido una presencia inadvertida y no controvertida en Twitter, lo cual hizo que los medios de comunicación se apresuraran a verificar si era él quien controlaba la cuenta en la red social; portavoz confirmó que sí se trataba del esposo de una de las asesoras del mandatario.
Sus críticas fueron ampliadas este martes por congresistas republicanos como el jefe de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, y el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham.
"Cada día que hablamos de tuits que están fuera de lugar, es un mal día", dijo Graham a los periodistas.
En privado, aliados de Trump ya habían instado al presidente a abandonar Twitter y centrarse en los esfuerzos por fijar la agenda en Washington. Ese esfuerzo ha tenido poco efecto, dijo un partidario del mandatario y consultor del Partido Republicano.
Al menos otro confidente de Trump, el republicano Roger Stone, ya ha instado al presidente a desligarse de Twitter, dijeron dos personas cercanas a Trump.
"El presidente siempre dijo que quería comprar un periódico, y Twitter ha llenado ese vacío. De hecho, señala que es un periódico sin pérdidas", dijo Sam Nunberg, excolaborador de la campaña de Trump que fue despedido pero que continúa siendo un seguidor. "En la locura hay un método", afirmó.