Cuando la Corte Constitucional destituyó a Park Geun-hye de la presidencia de Corea del Sur la semana pasada, hubo una ola de agradecimientos en las redes sociales a las estudiantes de una universidad por haber encendido la mecha de las protestas que generaron ese histórico desenlace.
El año pasado, meses antes de que el público se enterase de la existencia de una mujer que le manejaba los hilos a Park, estudiantes de la Universidad de Mujeres Ewha se reunieron en el campus de Seúl para protestar algo que no parecía tener relación alguna con la política nacional: la decisión de los directores de la institución de crear un nuevo programa de estudios.
Ewha, considerada la principal universidad de mujeres del país, retiró el proyecto, pero las estudiantes no se conformaron con eso y siguieron sus esfuerzos para pedir la renuncia de la decana. Los esfuerzos por destituirla terminaron destapando un importante aspecto del escándalo que le costó la presidencia a Park: el favoritismo de la institución por una jineta que resultó ser la hija de la amiga secreta de la presidenta, Choi Soon-sil.
El tema fue investigado por el parlamento y por un equipo especial de fiscales. Siete funcionarios de la universidad, incluido un expresidente y varios profesores, fueron acusados penalmente y la hija de Choi fue expulsada.
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El episodio causó conmoción en un país donde mucha gente joven hace grandes esfuerzos por ingresar a universidades prestigiosas y desató las protestas masivas que derrocaron a Park, a quien se le dispuso un juicio político en diciembre y que fue destituida por la Corte Constitucional el viernes pasado.
Park fue acusada de conspirar con su amiga para cobrar extorsiones a varias empresas y de permitir que Choi manejase los hilos del gobierno desde las sombras.
"Fue una gran sorpresa para nosotros descubrir el vínculo de Choi Soon-sil con la escuela", declaró Kim Ji-Eun, exestudiante de Ewha que se unió a los miles de alumnos y exalumnos que pidieron la renuncia de la presidenta de la universidad.
Si bien el objetivo de esa movilización nunca fue destituir a Park, varios expertos dicen que su movimiento será recordado como la chispa que encendió la mecha de la saga que acabó con su presidencia. Y que puso de manifiesto una nueva cultura inconformista de jóvenes que se formaron una vez terminado el gobierno autoritario en 1987 y crecieron con YouTube y K-pop.
"Las protestas de Ewha fueron clave en el proceso de juicio político", dijo Lee Taek-Gwang, profesor de estudios culturales de la Universidad de Kyunghee. Sin ellas, "las cosas no se habrían sucedido con la velocidad con que se sucedieron".
Las estudiantes que participaron en las protestas desistieron de ser entrevistadas, algunas por temor a represalias y otras porque todavía no se reponen de las lesiones sufridas cuando fueron sacadas arrastradas por la policía durante sus movilizaciones.
La policía intervino en julio, en que mil 600 agentes ingresaron al edificio ocupado por un grupo de unas 200 estudiantes.
Las estudiantes, con sus rostros cubiertos por gorras de béisbol y máscaras, se tomaron de los brazos y comenzaron a cantar el tema de K-pop Into the New World, sobre una mujer que se adentra en un mundo desconocido.
Las escenas de las mujeres que reciben cantando a la policía circularon por todo el mundo a través de Facebook y YouTube, lo mismo que su desalojo por la fuerza, arrastradas por los agentes en medio de gritos de dolor.
La intervención de la policía convenció a muchas graduadas de Ewha de debían unirse a las protestas contra Park. E hizo que la gente se preguntase qué fue lo que hizo que la presidenta de la universidad, Choi Kyung-hee, llamase a las fuerzas públicas. Se generó la sensación de que había algo más grande. Choi renunció en octubre y las sospechas de que la jineta Chung Yoo-ra, la hija de Choi Soon-sil, recibía trato especial, aumentaron.
"Cuando vi la represión policial, me di cuenta de que había un componente de violencia en las políticas de la universidad y de que no era algo relacionado con las injusticias o con el campus", expresó la exalumna Kim.
Kim, quien cursó estudios en plena época de activismo a favor de la democracia en la década del 90, dice que comprende por qué muchas de las estudiantes quieren permanecer anónimas a pesar del reconocimiento generalizado.
"Me da la sensación de que estas estudiantes veinteañeras temen que su activismo pueda tener consecuencias futuras en sus carreras y sus vidas", expresó.
En el pasado, el activismo contra el viejo gobierno autoritario era algo para enorgullecerse, que podía ayudar a conseguir trabajo. Pero las activistas de hoy han escuchado muchas historias de militantes que son estigmatizados.
Antiguos colaboradores de Park fueron acusados de colocar a periodistas, artistas y políticos en listas negras por sus críticas al gobierno y de negarles fondos.