Protegido por las medidas de seguridad más fuertes vistas hasta ahora en sus viajes, el Papa Francisco predicó la reconciliación este domingo en la República Centroafricana, un país afectado desde hace años por la violencia entre musulmanes y cristianos.
Cuando el avión del Papa tocó tierra desde Uganda para iniciar su primera visita a una zona de guerra, helicópteros de combate patrullaban los cielos y vehículos blindados de las fuerzas de paz de Francia y Naciones Unidas aguardaban afuera del aeropuerto, además de fuerzas de seguridad especiales usando los colores amarillo y blanco de la bandera del Vaticano.
Bangui es la etapa final del primer viaje a África de Francisco, tras las visitas a Kenia y Uganda. La ciudad sufrió un incremento de los enfrentamientos, con al menos 100 muertos desde fines de septiembre, según Human Rights Watch.
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Francia, que cuenta con alrededor de 900 soldados en el país, advirtió a EL Vaticano a principios de este mes que la visita podría ser peligrosa, pero el Papa estaba decidido a ir a la nación, cuya población es cristiana en un 80 por ciento, por un 15 por ciento musulmana y un 5 por ciento animista.
Francisco fue llevado al palacio presidencial -en un papamóvil descubierto durante gran parte del trayecto-, donde se reunió con la jefa de Estado interina, Catherine Samba-Panza, y posteriormente visitó un campamento que alberga a cerca de 4 mil personas desplazadas por la violencia.
"Trabajen, oren, háganlo todo por la paz", dijo el pontífice en el campamento. "Pero recuerden, la paz sin amor, amistad y tolerancia es nada. Yo espero que todos los centroafricanos puedan ver la paz".
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ABRACEN LA JUSTICIA
Más tarde, Francisco realizó una misa en la catedral de Bangui, en la que el año pasado murieron quince personas cuando militantes islamistas atacaron el recinto, en el que civiles buscaban refugio de la violencia.
Desde el altar, el Sumo Pontífice hizo un llamado todas las facciones en lucha en la República Centroafricana y otros lugares para que depongan las armas y en su lugar "se armen con la justicia, el amor, la misericordia y la paz auténtica".
En su primera misa después de su llegada, Francisco dijo que los cristianos tienen como vocación primordial amar a su enemigo, lo que "los protege contra la tentación de la venganza y en contra de la espiral de venganza sin fin".
Francia envió soldados al país en 2013 para tratar de contener la violencia. Desde entonces, musulmanes y cristianos se han dividido en comunidades segregadas. Decenas de miles de musulmanes huyeron al extremo norte del país, creando una participación de facto.