El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece decidido a retirarse del acuerdo nuclear con Irán la semana próxima y funcionarios estadounidenses sugieren que a toda turbulencia diplomática inicial le seguirán negociaciones para un nuevo acuerdo.
Hay un sólo gran problema: Irán descarta nuevas conversaciones y sostiene que el acuerdo existente es "no negociable". Por otra parte, los aliados europeos de los Estados Unidos siguen respaldándolo y dicen que el acuerdo ha sido esencial para frenar el programa nuclear de Irán.
Mientras los mercados, los aliados de Estados Unidos y el Gobierno de Teherán, se preguntan qué seguiría a una retirada estadounidense.
El Gobierno de Trump sigue concentrado en cómo podría endurecer o reemplazar el acuerdo a los efectos de abordar temas como la conducta de Irán en Medio Oriente –comprendida su fuerte posición en Siria y el apoyo a los militantes de Hezbollah que amenazan a Israel- y su persistente desarrollo de misiles balísticos.
El presidente Trump dio indicios de su pensamiento el lunes. Si bien se negó a revelar qué hará para el 12 de mayo, reiteró su convicción de que el convenio existente es "un acuerdo horrible para Estados Unidos, eso no significa que no negociaría uno nuevo".
El Gobierno del presidente iraní, Hassan Rouhani, dice que Estados Unidos "intimida" al país de Medio Oriente, éste sostiene desde hace mucho que Washington no cumple del todo con su parte del acuerdo –la exigencia de que las potencias del mundo pongan fin a las sanciones económicas- y que la incertidumbre respecto del futuro del acuerdo ha obstaculizado inversiones necesarias.
"Permítanme hablar con absoluta claridad de una vez por todas: no vamos a dejar nuestra seguridad en manos de terceros ni renegociaremos, ni ampliaremos un acuerdo que ya hemos instrumentado de buena fe", dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, en un mensaje de video que tuiteó en su cuenta.
Pocos se atreven a pronosticar cómo se resolverá el 'impasse'
"No vamos a tener total claridad el 13 de mayo", dijo Suzanne Maloney, subdirectora del programa de política exterior de la Brookings Institution.
Si bien el plazo del 12 de mayo se ha presentado como una decisión de Trump por sí o por no, las cosas no son tan simples. En el marco de una ley que aprobó el Congreso, Trump tiene que determinar de forma periódica si seguir levantando sanciones vinculadas a transacciones con el Banco Central de Irán.
El acuerdo de 2015 exige que Estados Unidos suspenda esas sanciones. Si las restablece, casi seguramente éste estará violando el acuerdo.
Una posibilidad sería que Trump declarara que se retira del acuerdo y reinstalara las sanciones pero dejara pasar un tiempo antes de que las sanciones entraran en vigor.
Ese período de gracia presionaría más a los aliados europeos a hacer nuevas concesiones destinadas a solucionar, esto es lo que Estados Unidos considera uno de los mayores problemas del acuerdo.
"No creo que vaya a restablecer las sanciones, pienso que va a dar más tiempo para ver si Estados Unidos y los europeos pueden elaborar una fórmula para presentarla a Irán", dijo Amir Handjani, investigador del Centro para el Sur de Asia del Consejo Atlántico. "".
Si bien el secretario de Estado, Mike Pompeo, no ha prometido un período de gracia, en su audiencia de confirmación en el Senado dijo en abril que "incluso después del 12 de mayo queda mucho trabajo diplomático por hacer".