CARACAS.- Con una nueva correlación de fuerzas, nunca vista en 17 años, la Asamblea Nacional venezolana se instaló bajo el control de la oposición que asegura que tendrá entre sus prioridades el control y la supervisión del gobierno, lo que presagia tiempos de choques entre los poderes en el país sudamericano que está sumido en una profunda crisis económica.
Poco antes de iniciar la sesión donde tomaran juramento los nuevos congresistas, diputados opositores comenzaron a gritar "sí se pudo" mientras que del lado oficialista les gritaban "asesinos".
Los alrededores del Congreso, ubicado en el centro de la capital, amanecieron custodiados por centenares de policías y guardias nacionales, algunos de ellos con equipos antimotines, que colocaron barreras de metal en medio de las vías para limitar el paso de vehículos y personas. Algunas estaciones del metro también fueron cerradas por medidas de seguridad, dijeron las autoridades.
A mediados de la mañana, los diputados electos de la oposición y el oficialismo comenzaron a ingresar sin problema a la sede de la Asamblea Nacional y pasaron al hemiciclo donde, por primera vez en varios años, se permitió la entrada de periodistas.
Entre las novedades que exhibió el salón de sesiones, destacó la ausencia de los cuadros de Simón Bolívar y del fallecido presidente Hugo Chávez, que estaban en el podio de los oradores, que fueron retirados por la antigua administración, indicó el diputado opositor Edgar Zambrano.
Entre banderas venezolanas y de diferentes organizaciones políticas, varios miles de seguidores de la oposición y del gobierno se concentraron de forma pacífica en algunas vías y plazas del centro de Caracas, cercanas al Congreso, para unirse a las marchas convocadas por los dos bandos.
"Ésta es una bendición que Dios nos dio", dijo Jesús Abreu, un cocinero de 71 años al celebrar que la oposición asumiera el control del Congreso. "Hemos pasado 17 años de angustia esperando un cambio en este país. Tengo una gran alegría que por fin ese día llegó", indicó Abreu mientras esperaba en medio de una acera el inicio de la marcha opositora.
Unos 20 integrantes de organizaciones pro-oficialistas, conocidas como "colectivos", se reunieron en el histórico parque de El Calvario, al oeste de la ciudad, para seguir la instalación del Congreso.
Los manifestantes pro oficialistas, vestidos con camisetas y pantalones negros y algunos con los rostros cubiertos con pañuelos rojos, se sentaron en unas escalinatas del parque, que están a un lado de una avenida cercana al palacio del gobierno, para demostrar que están dispuestos a "defender la revolución" de forma pacífica desde las calles.
La instalación del nuevo Congreso se da en medio de tensiones e incertidumbre ante el riesgo de posibles manifestaciones callejeras y la reciente decisión que tomó el Tribunal Supremo de Justicia de suspender la juramentación de tres diputados opositores y de un oficialista del estado de Amazonas, sentencia que la coalición opositora se niega acatar alegando supuestos vicios legales en un abierto reto al máximo tribunal que controla el oficialismo.
De concretarse la suspensión de las juramentaciones de los cuatro diputados, la composición del Congreso podría sufrir cambios aunque la oposición mantendría su mayoría calificada.