Doña Marina, conocida como ‘La Malinche’ o Malintzin, no traicionó a nadie porque a nadie debía su lealtad, explicó este jueves la historiadora Ursula Camba.
La escritora destacó que ‘La Malinche’ es una especie de símbolo de la traición, pese a que para ese momento de la historia México no era una nación constituida y, por lo tanto, Malintzin no podía traicionar nada.
“Ella no traiciona porque ¿a quién traiciona? Primero, ese es un mito que está fijado en la historia como: los españoles nos conquistaron, conquistaron México, como si México como nación ya existiera, y entonces claro, ‘Marina traicionó los ideales de la República o de la patria’. Pues no hay tal, no traiciona a nadie porque no le debe lealtad a nadie”, puntualizó en el foro EF Meet Point Virtual: ' Algunos mitos y realidades de la historia de México’.
Camba recordó que Marina no nació como esclava, sino que nació en Coatzacoalcos y, tras la muerte de su padre y el segundo casamiento de su madre, la joven es vendida a mensajeros que la llevaron a Tabasco. Ahí fue regalada a los españoles.
El apodo de ‘Malinche’ era en realidad de Hernán Cortés, y ella fue bautizada como ‘Marina’. Debido a que los nahuas no podían pronunciar la /r/, son ellos quienes la llaman ‘Malina’ y después ‘Malintzin’. El sufijo -tzin era dado a personas apreciadas, importantes o dignas de respeto, según la UNAM. Por ello, ‘Malintzin’ podría interpretarse como ‘Doña Marina’, destacó Camba.
Marina, indicó la historiadora, hablaba náhuatl y maya. Fue por ello que se volvió traductora de Cortés y los españoles.
“México está fundada sobre la base de los malentendidos y sobreentendidos, son dos universos que no se entienden y dependen de esa endeble traducción, porque Cortés no habla el idioma”, indicó.
Úrsula Camba consideró que es importante que la figura de Malintzin sea revalorada y entendida en una dimensión humana. Su destino se vio enmarcado en la disyuntiva de continuar siendo esclava o ser traductora.
La escritora contó que Cortés “se quedó” con Marina, quien no tenía pareja, tras ser regalada a los españoles. Juntos tuvieron un hijo, Martín ‘El mestizo’, quien se crió en la Corte en España.
“Cuando les entregan estas mujeres, ellos (los españoles) rapidito ‘se las reparten’. Y Marina le ‘toca’, digamos, le ‘corresponde’ a Alonso Hernández Portocarrero, que es uno de los hombres más cercanos de Cortés, pero Cortés lo manda como procurador a España junto con Montejo. Van ellos dos porque sabe Cortés que el gobernador va tras él (...) Marina queda, digamos, como sin pareja y Cortés rápidamente va para sí”, apuntó.
También dijo que Marina murió muy joven, en sus 20 años aproximadamente, por peste.