200 años después, la bandera del Ejército Trigarante ondeó de nuevo en la capital Méxicana.
La conmemoración del Bicentenario de la Consumación de la Independencia propició que el presidente Andrés Manuel López Obrador se alejara del discurso de los conservadores, aunque no precisamente los actuales, y en 11 minutos priorizara hablar de dejar atrás los agravios y resaltar la fraternidad con la que se mueve México entre las naciones, durante el acto conmemorativo de organizó en el Zócalo.
Eso sí, el mandatario recordó que Agustín de Iturbide era un conservador... a diferencia de Vicente Guerrero, quien era liberal, y que por eso marchó hasta el último durante la entrada triunfal a la capital del país hace dos siglos.
“En esta ocasión no hablaré de las confrontaciones internas entre liberales y conservadores”, externó en referencia a los grupos de la primera transformación, también rechazó hablar de la Revolución y de los antepasados.
A pesar de que el acto fue para conmemorar la Consumación, “este día lo dedicaré a exaltar la importancia que tiene el mantener relaciones de amistad con todas las naciones del mundo, es obvio que tenemos por historia, religiones, culturas e ideologías, distintas formas de pensar y de actuar; sin embargo, es mucho lo que nos une y nosotros predicamos y promovernos la fraternidad universal.
“Nos declaramos partidarios de la paz, de la soberanía y del amor. No olvidamos, sostenemos que es tiempo del perdón y del respeto mutuo”.
Como parte de ese perdón resaltó que el Papa Francisco, “un verdadero cristiano” reconoció que la Iglesia realizó “‘errores’” muy dolorosos en el pasado.
Sin embargo, a través de su representante Leonardo Sandri, quien intervino en la ceremonia, éste convocó al pueblo de Mexico a “trascender la lógica del conflicto y la polarización”.
López Obrador destacó la relación con Estados Unidos, donde la “cordialidad es el principal distintivo”, así como con otros países, entre ellos Francia, mas no España, ausente en el discurso.
“México ha sido, es y seguirá siendo sinónimo de amistad para todos los pueblos del mundo, ¡que viva la fraternidad universal!”.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, se hizo presente en el Zócalo… pero a través de un video exhibido en el que deseó una celebración “segura, feliz y saludable”, pues “los Estados Unidos no tienen un amigo más cercano que México”.
El gesto luego de que se desairó la invitación personal, a la que -se había anunciado- asistiría el secretario de Estado, Antonhy Blinken, como sí lo hicieron 85 embajadores y 15 representantes internacionales, ubicados en siete graderías.
El mensaje, transmitido en inglés con subtítulos casi invisibles, fue después traducido por el maestro de ceremonias, al igual que el que los rusos enviaron fuera de este mundo y que el Presidente ya había ‘quemado’ en una mañanera.
Hubo otros discursos en inglés, francés, y ruso que no tuvieron traducción en vivo, y aún así hubo breves aplausos de parte del público, que estuvo conformado por familiares de los elementos de la Sedena.
Tras el acto protocolario, el Presidente observó bajo penumbra, desde el presidium instalado frente a Palacio Nacional, la recreación histórica de siete escenarios por parte de mil 400 elementos militares, que usaron la estación de Metro Zócalo como camerino, desde la época prehispánica hasta la firma del acta de la Consumación de la Independencia.
En el evento, se realizó una breve puesta en escena de la entrada triunfal del Ejército Trigarante, además de que se realizaron bailes tradicionales con épicas mexicanas como el Huapango de Moncayo y la Marcha de Zacatecas.