La declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador de hacer “una pausa” en la relación con España no sólo puede extender esa mala relación hacia el resto de la Unión Europea, sino además marca “un manchón” en el historial de la política exterior de México, asevera el doctor Francisco Gil Villegas.
El profesor investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, en entrevista con EL FINANCIERO, considera que el manejo de la política exterior en los tres primeros años del gobierno de la 4T ha sido “desastroso”.
El catedrático puntualiza algunos aspectos: no haber dado la felicitación inmediata a Joe Biden cuando venció a Trump; la mala relación con Panamá; el reclamo de Uruguay y Paraguay, en el marco de la cumbre de la Celac, de haber invitado a los dictadores de Cuba y Venezuela, y ahora la “pésima relación” con España, la cual, subraya, se puede extender y tener implicaciones con el resto de la Unión Europea.
Gil Villegas pone énfasis que, aunque el mandatario tenga otros datos, “hay una recesión económica, un enorme desempleo, inflación, desabasto de medicinas, asesinatos de periodistas como nunca se había visto antes en la historia de México, y además inseguridad y un desgobierno en la mitad de los estados; y ahora, encima de todo, ha sido desnudado con la corrupción de la casa de su hijo, sin embargo, él sólo trata de cambiar los reflectores para redefinir la agenda”.
“Este inicio de año le sentó mal (al presidente López Obrador), le sentó tan mal que tuvo que ir al hospital, se le ve, además colérico, enojado, rebajando la investidura presidencial para que salga revolcada y desgarrada al enfrentarse con periodistas”, agrega.
SE INHIBEN INVERSIONES
Para Rafael Fernández de Castro, catedrático de la Universidad de California, la propuesta de pausar la relación con España puede perjudicar la llegada de inversión extranjera, porque si el tema de fondo es la molestia de que algunas empresas españolas han actuado corruptamente en México, la respuesta no es lastimar la relación con España, sino es tener una mejor regulación.
“Es una gran sorpresa. En la diplomacia se trata de evitar sorpresas. Si el presidente López Obrador quisiera mejorar genuinamente la relación con España lo hubiera hecho de otra manera. Es evidente que los españoles están molestos porque la relación con España es una relación que se ha mejorado enormemente en los últimos 30 años. El nacionalismo mexicano ya no pasa por ser antiespañol. Nos hemos reconciliado los mexicanos con España”, refiere.