El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), uno de los proyectos más emblemáticos de la Cuarta Transformación, se inaugurará el próximo 21 de marzo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha calificado como “el aeropuerto en construcción más grande del mundo, con la tecnología más avanzada, con estándares de calidad y de primer orden”. Pero, ¿qué tan viable resultará la operación de Santa Lucía, junto con el Aeropuerto Internacional Benito Juárez Ciudad de México (AICM), y el de Toluca?
“Definitivamente es viable, pero hay que ver hasta qué capacidad se puede esto, la capacidad que va a soportar el espacio aéreo por la orografía que tiene el Valle de México”, apuntó Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México, en EF Meet Point Virtual. Santa Lucía y espacio aéreo: ¿todo listo?
“El aeropuerto de Toluca no sirve para operaciones comerciales por su altitud, ya que los aviones pierden mucho rendimiento y no son costeables operarlos desde ahí (....) Descarto esa posibilidad de utilizar Toluca como complemento a las operaciones comerciales del Valle de México”, añadió.
Por su parte, María Larriva, controladora de Tráfico Aéreo, consideró que “Santa Lucía podría adicionar a la capacidad máxima del AICM un 20 por ciento de operaciones, pero con un trabajo muy complejo para el control del tráfico aéreo”.
De acuerdo con la especialista, hay una serie de trabas, como las condiciones orográficas, que impedirán que las tres terminales operen adecuadamente.
“Ya publicaron unas llegadas y salidas de Santa Lucía y todas se enciman con el AICM, quizá con poco tráfico y con condiciones meteorológicas benignas podamos hacerlo, pero la elevación del Valle de México y la falta de espacio aéreo, tarde o temprano va a provocar que tengamos que demorar tráfico en un aeropuerto para favorecer el otro y después al revés”.
A pesar de que el tema ha tomado relevancia en los últimos días por la proximidad a la inauguración del AIFA, María Larriva, precisó que el problema del espacio aéreo en el Valle de México se conoce desde hace décadas.
“Nuestra función como controladores es la permanencia de la separación y de la seguridad. Si la carga de trabajo sube a más de lo que podamos soportar, tendremos que construir un sistema muy complejo de demoras, tanto en el aire como en tierra. Esto tiene 30 años que se sabe. Santa Lucía combinado con el AICM no pueden operar a máxima capacidad”.