A bordo de dos barcos de la ONG Sea Shepherd Conservation Society, defensores del medioambiente trabajan las 24 horas del día mano a mano con la Secretaría de Marina-Armada de México para salvar a la casi extinta vaquita marina en el Alto Golfo de California, en el mar de Cortés.
Con el estudio científico más reciente, realizado en octubre y noviembre de 2021 por el MV (buque a motor), se lograron detectar entre siete y ocho vaquitas marinas adultas y entre una y dos crías.
“Son las que se pudieron contar, pero puede haber otras vaquitas porque este es un gran lugar. En un mapa se ve pequeño, pero desde el mar, es enorme”, dijo en entrevista Pritam Singh, presidente de Sea Shepherd.
Con esto, a pesar de la drástica reducción de ejemplares en los últimos años, se mantiene la esperanza de que, gracias al trabajo incombustible de Sea Shepherd y la colaboración de las autoridades mexicanas, se esté logrando un crecimiento paulatino de esta especie.
“Es muy posible que haya otras vaquitas, lo que es bueno. Estamos muy esperanzados de que la vaquita se pueda recuperar, está siendo un año extraordinario y confiamos en un cambio real”, añadió Singh.
A través de la “Operación Milagro”, se busca colaborar con los integrantes del Grupo Intergubernamental (GIS) para que el cetáceo más amenazado del mundo tenga una mejor oportunidad de supervivencia.
Desde 2015, la flota de Sea Shepherd ha retirado más de mil piezas de artes de pesca ilegales del refugio hasta la fecha, dando a la vaquita una oportunidad de supervivencia y ayudando a la especie amenazada totoaba.
A partir de enero de 2022, Sea Shepherd y la Secretaría de Marina-Armada de México comenzaron a patrullar la Zona de Tolerancia Cero del Refugio de la vaquita marina, utilizando un nuevo protocolo de reporte en la región de alta prioridad para los científicos y conservacionistas donde se cree que se encuentra la población restante de la vaquita.
La vaquita marina es una especie endémica que únicamente existe en una pequeña región del Alto Golfo de California en México. Los científicos estiman que quedan menos de 20 vaquitas. El enredo en las artes de pesca es la mayor amenaza documentada para la supervivencia de la especie.
Área de tolerancia cero
La Operación Milagro lleva a cabo estos días su octava campaña con los barcos Sharpie y John Paul DeJoria vigilando la Zona de Tolerancia Cero, un perímetro en el Alto Golfo donde ninguna embarcación puede navegar.
Además, retiran redes que se encuentran a la deriva y que pueden atrapar a vaquitas marinas, el mamífero marino que más cerca está de la extinción, pero también a totoabas, un pez cuyo buche es comprado por sumas exorbitantes, ya que se le atribuyen diversas propiedades en la medicina tradicional china.
La totoaba no se puede comercializar, pero todavía persisten quienes tratan de hacerlo y con esto perjudican a la vaquita, que puede quedarse atrapada en las redes, al igual que otras especies como tortugas, delfines y tiburones.
El enredo en las mallas de pesca es la mayor amenaza documentada para la supervivencia de la especie.
Por eso, cada mañana, muy temprano, en la única rampa de acceso reglamentaria para pescadores, la Secretaría de Marina (Semar) junto con otras instancias como la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) se revisan los permisos de los pescadores y sus útiles para verificar que con su trabajo no perjudicarán a la vaquita.
Uno de los pescadores que pasa cada mañana dicha revisión y que prefirió guardar el anonimato consideró en entrevista con Efe que este tipo de medidas y controles son positivos.
Y contó que, en caso de que se encuentre con una vaquita en sus redes, debe soltarla “para que se reproduzcan más”.
Sin embargo, aseguró que si se utilizan las redes reglamentarias, de hilo delgado, tanto la totoaba como la vaquita rompen la red y no se quedan atrapadas.
Otro pescador dijo que las revisiones son positivas porque protegen el trabajo de los que tienen todos los papeles en regla, pero opinó que sería necesario hacer estos mismos ejercicios en otras zonas, de donde, dijo, salen “pangas” (lanchas).
“Salen muchas pangas que no tienen permiso y eso afecta a los que tienen permiso”, destacó.
Múltiples vías de revisión
Además de la vigilancia constante en el mar y las revisiones en rampa, son muchas otras las vías por las que las autoridades tratan de controlar que la pesca en la zona cumpla con las normas establecidas.
Por ejemplo, realizan varios patrullajes diarios por mar, tierra y aire en los que verifican redes de pescadores y, entre otras cosas, buscan mallas que hayan podido quedarse varadas en las playas.
“Las actividades que hace (la Semar) es mantener el Estado de derecho en la zona de la ribera y venimos proporcionando escolta y seguridad a Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) y Conapesca para que realicen su trabajo, que es inspeccionar”, dijo a Efe el tercer maestre de Infantería de la Armada, el marino García, durante una de las revisiones por tierra en San Felipe.
“Ha habido cambios, de dos años para acá ya no ha habido tantas confrontaciones”, añadió.
Además, las autoridades acuden puntualmente a los llamados de los buques de Sea Shepherd cuando detectan la presencia de algún barco en la Zona de Tolerancia Cero o cualquier anomalía en la zona.
“Con nuestros dos barcos salimos y observamos con equipo tecnológico lo que está pasando aquí, especialmente en la Zona de Tolerancia Cero. Cuando obtenemos la información la reportamos a la Marina y ellos mandan interceptoras o helicópteros en caso de que suceda algo inapropiado”, detalló Singh.
La Operación Milagro, que es una asociación entre seis agencias del Gobierno mexicano y está dirigida por la Secretaría de la Marina Armada de México y la Sea Shepherd Conservation Society, mantiene especialmente en esta octava campaña la esperanza de la supervivencia de la vaquita marina, la especie más pequeña de marsopa del mundo.