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PERFIL: Rosario Ibarra de Piedra, incansable buscadora de hijos desaparecidos

La activista hizo historia al convertirse en la primera mujer candidata presidencial de la historia de México, con el Partido Revolucionario de los Trabajadores.

En 2006, a sus 79 años, fue elegida como senadora de la República y fue candidata al Premio Nobel de la Paz. (EFE).

El año 1974 alteró por completo la vida de Rosario Ibarra. Su hijo Jesús había desaparecido en manos de las autoridades y nunca más volvió a verlo, por lo que inició una larga lucha contra las desapariciones forzadas en México que sigue vigente hasta el día de hoy, en el que falleció la activista a los 95 años.

Nacida en 1927 en Saltillo, capital del norteño estado de Coahuila, María del Rosario Ibarra de la Garza fue durante décadas la activista social más reconocida del país, se convirtió en la primera mujer candidata a la Presidencia de México y estuvo nominada al Premio Nobel de la Paz.

Pero su incursión en la política fue algo forzado, igual que el secuestro de su hijo Jesús Piedra, acusado de pertenecer a la guerrilla Liga Comunista 23 de Septiembre y desaparecido durante la llamada “guerra sucia” contra la disidencia emprendida por el gobierno autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En 1977, ante la falta de esclarecimiento del paradero de Jesús, Ibarra fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, conocido como Comité ¡Eureka!, que contabilizó al menos 564 desaparecidos por la represión del Estado mexicano durante la década de 1970.

Conocidas como “doñas”, unas 80 madres de desaparecidos lideradas por Ibarra se enfrentaron al Estado con diferentes movilizaciones, algunas destacadas como la huelga de hambre de agosto de 1978 frente a la Catedral de Ciudad de México, un espacio que estaba vetado a las manifestaciones.

Estas protestas, junto a las condenas de Naciones Unidas, llevaron a México a promulgar una ley de amnistía en 1978 que liberó algunos disidentes y permitió el regreso de exiliados, pero nunca se supo el paradero de muchos de los desaparecidos, como Jesús.


Por ello, Ibarra optó por la vía institucional y en 1982 hizo historia al convertirse en la primera mujer candidata presidencial de la historia de México, con el Partido Revolucionario de los Trabajadores.

Aunque solo obtuvo el 1.77 por ciento de los votos, repitió su candidatura en los comicios de 1988, frente al priista Carlos Salinas de Gortari, el izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas y el conservador Manuel Clouthier, consiguiendo unos pocos miles de apoyos.

Pero se convirtió en histórica la fotografía de Ibarra, Cárdenas y Clouthier abrazados para denunciar el fraude electoral del PRI que habría regalado la victoria al polémico Salinas de Gortari.

El combate de Ibarra contra las desapariciones forzadas y las violaciones a los derechos humanos en México no cesó y se sumó a las filas del partido mayoritario de la izquierda mexicana, el de la Revolución Democrática (PRD), liderado por Cárdenas y posteriormente por el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

En 2006, a sus 79 años, fue elegida como senadora de la República y fue candidata al Premio Nobel de la Paz, galardón al que ya había sido nominada en 1986, 1987 y 1989.

Con la victoria de López Obrador en las presidenciales de 2018, activistas como Ibarra vieron un hilo de esperanza en el combate contra las desapariciones forzadas en México, un drama agravado por la guerra contra el narcotráfico, con al menos 37 mil desaparecidos.

En octubre de 2019, el Senado mexicano entregó a la luchadora social la Medalla Belisario Domínguez por su activismo en la defensa de los derechos humanos.

Ibarra, quien no acudió a la ceremonia de entrega por problemas de salud, agradeció el reconocimiento pero pidió que se lo quedara López Obrador mientras no se resolviera la crisis de desapariciones.

“No quiero que mi lucha quede inconclusa. Es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”, dijo por carta.

Poco después, el Gobierno de López Obrador postuló al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a Rosario Piedra, hija de Rosario Ibarra y hermana de Jesús Piedra.


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