Una reforma electoral sustentada en la eliminación de fraudes, cuando no existen, y sólo porque hay inconformidad, desde el hígado, contra la autoridad electoral, va a parar mal, advirtió Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), durante su intervención en el panel Agenda electoral: evocación de mandato y ¿posible reforma?, organizado por el ITAM.
“Una reforma que se presente como una refundación, porque necesitamos acabar con los fraudes y para que los muertos ya no voten, pues mi premisa es que es una reforma electoral para algo que ya está resuelto”, indicó.
“Los fraudes ya no ocurren, más que en el imaginario de algunos o la narrativa de los malos perdedores; hay quien nunca va aceptar que perdió y va a decir que hubo fraude”, expresó en referencia al presidente Andrés Manuel López Obrador y el resultado que obtuvo en 2006, frente a Felipe Calderón.
Afirmó que, desde hace 30 años, cuando el instituto creó la lista nominal, los muertos ya no votan.
Sin embargo, resaltó que sí hay conductas “fraudulentas”, como las firmas de muertos para mecanismos de participación ciudadana, como en la revocación de mandato.
Criticó que, contrario a como se ha dado a lo largo de la historia, esta reforma se presente sin ningún consenso previo.
“Llama la atención que, unilateralmente, se presenta una iniciativa que ni fue procesada políticamente ni fue consensada ni recoge la pluralidad de puntos de vista”, alertó.
Dado que la iniciativa del Ejecutivo, dada a conocer la semana pasada, contempla eliminar 200 legisladores, el funcionario recordó recordó que esta figura, tras la efervescencia política que se dio después de 1988, permitió que “la olla de presión no reventara, y las minorías pudieran ser incorporadas y la pluralidad política pudiera recrearse en el ámbito institucional y no fuera de éste”.
Leonardo Valdés, exconsejero del Instituto Federal Electoral (IFE), apuntó en ese sentido que, aunque se vendió como eliminar los plurinominales, en realidad hace a los de mayoría relativa pluris, y dejaría a partidos pequeños como “subrepresentados”, algo que, dudosamente, podrían apoyar el Partido del Trabajo y el Verde, aliados de Morena.
La iniciativa turnada a la Cámara de Diputados también propone rasurar los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), lo que orgánicamente impediría a la autoridad federal organizar elecciones a otro nivel.
“Quien diga que podemos hacer así las elecciones sin más está mintiendo; pongo un ejemplo: la estructura desconcentrada del INE llega hasta los 300 distritos electorales, son los federales, estos no coinciden con los locales ni con el ámbito municipal, nosotros no tenemos oficinas en los mil 950 municipios donde hay elecciones y los OPLE sí”, acotó Córdova Vianello.
Indicó que, si la reforma no parte de diagnósticos adecuados, “quién sabe qué cosa salga”, y podría implicar que el “gran problema de México vuelvan a ser sus elecciones”.
“Que partan de datos y no humores: si la base de la reforma es que me cae gordo el INE porque yo traigo atravesado al INE y el IFE desde no sé hace cuánto, pues entonces va a salir algo mal, tiene que ser sustentada en datos, tiene que ser con la suma de muchas cabezas no con la suma de muchos hígados”, insistió.
Valdés también vio como negativo que la iniciativa reduzca tiempos electorales como si fuera un “dulcecito” para la radio y televisión.
La propuesta, dijo, está enfocada a un “control autoritario”, con la elección de consejeros y magistrados con propuestas de los tres poderes.