El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, emprende este jueves su viaje fuera del país con el que busca evaluar de primera mano los programas para frenar la migración procedente de varios países centroamericanos y estrechar lazos con Cuba.
Será apenas el cuarto viaje al extranjero en más de tres años para un mandatario aficionado a decir que la mejor política exterior es una buena política interna. La gira es una oportunidad para que México se reafirme como líder en América Latina y será bien recibida por algunos mandatarios presionados por el gobierno de Estados Unidos y otros por sus supuestas tendencias antidemocráticas.
Tanto geográfica como metafóricamente, México se encuentra entre Estados Unidos y el resto de América Latina. López Obrador ha desviado las críticas que datan de la administración de Donald Trump de que su gobierno hace el trabajo sucio de Washington frenando a los migrantes antes de que lleguen a la frontera de Estados Unidos.
López Obrador será recibido en Centroamérica, en parte, como un emisario de Estados Unidos en lo que respecta a la política migratoria. Él y el presidente Joe Biden hablaron por teléfono el viernes y sus secretarios de Relaciones Exteriores se reunieron en Washington el martes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, donde López Obrador hará su primera escala el jueves, dijo que esperaba discutir la inmigración y el programa de plantación de árboles.
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, está bajo presión de Estados Unidos por retroceder en la lucha contra la corrupción en su país, una campaña central para la imagen de López Obrador en México.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha enfrentado la condena internacional desde que impuso el estado de emergencia luego de un aumento en los asesinatos a manos de pandillas a fines de marzo, por lo que la visita de López Obrador, quien pregona la estrategia de “abrazos, no balazos”, es una buena oportunidad para mostrar que no está aislado.
Cambio de enfoque en Cuba
En Cuba, López Obrador llevará a cabo una visita un tanto diferente. El enfoque, según se prevé, será mucho más institucional y simbólico, en lugar de migratorio.
Allí se reunirá con su homólogo Miguel Díaz-Canel para fortalecer unas relaciones que ya se han potenciado desde que asumió el poder. Por ejemplo, con la llegada en plena pandemia de médicos cubanos para atender el sistema sanitario mexicano.
“Cuba es un país referente en la configuración del pensamiento del presidente”, explicó López Montiel sobre la nación caribeña, con la que el Gobierno mexicano mantiene relaciones diplomáticas desde hace 120 años y de manera ininterrumpida, incluso tras la Revolución cubana que culminó en 1959.
“México siempre ha sido un referente en la relación entre Cuba y con Estados Unidos. Y han habido programas de cooperación en este Gobierno”, señaló el experto a pocos días del fin de la Feria Internacional del Libro de La Habana, con México como invitado de honor.
De esta manera, y emulando a otros mandatarios mexicanos en Administraciones pasadas, López Obrador buscará llevar las relaciones al máximo.
Lejos queda el “Comes y te vas” del expresidente mexicano Vicente Fox en 2002 a Fidel Castro, quien abandonó sorpresivamente la Cumbre Extraordinaria de las Américas.