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México recibió un 35% más de mariposas monarca en invierno

Este año las mariposas se quedaron más tiempo en el país y comenzaron su trayecto de regreso en abril.

El recuento anual de mariposas no calcula el número individual de mariposas, sino la cantidad de hectáreas que cubren cuando se agrupan. (AP)

Expertos mexicanos informaron, el lunes 23 de mayo, que el número de mariposas monarca que llegaron este ciclo a pasar el invierno en los bosques de las montañas aumentó en 35 por ciento en comparación con la temporada anterior.

El aumento, de acuerdo con los expertos, podría reflejar la capacidad de las mariposas para adaptarse a episodios más extremos de calor o sequía, al cambiar la fecha en que salen de México.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP) señaló que la población de las mariposas cubrió 2.84 hectáreas (7 acres) este año, en comparación con las 2.1 hectáreas (5.2 acres) en 2021.

El recuento anual de mariposas no calcula el número individual de mariposas, sino la cantidad de hectáreas que cubren cuando se agrupan en las ramas de los árboles.

Cada año, las mariposas monarca regresan a Estados Unidos y Canadá como parte de una migración anual que se ha visto amenazada por la pérdida de algodoncillo con el que se alimentan en el norte y a la deforestación en las reservas de la mariposa en México.

Gloria Tavera, directora regional de la CONANP, dijo que la tala en la zona de hibernación de las mariposas aumentó 4.5 por ciento este año, hasta 13.9 hectáreas (34 acres).

Sin embargo, se perdieron menos árboles por incendios, sequía o enfermedades y plagas de las plantas. La pérdida total de árboles en la temporada 2021-22 fue de unas 18.8 hectáreas (46 acres), frente a las 20.6 hectáreas (51 acres) de la temporada 2020-21.

Pero el ambientalista y escritor Homero Aridjis, quien creció cerca de la reserva, dijo que “no hay datos confiables sobre el alcance total de la extracción de madera de la reserva”, señalando que los madereros a menudo se llevan árboles no dañados, alegando que estaban enfermos o que se habían visto afectados por tormentas.

Por lo general, las mariposas llegan a principios de noviembre a los bosques de pinos y abetos de las montañas ubicadas al oeste de Ciudad de México. Normalmente parten hacia Estados Unidos y Canadá en marzo.

Pero Tavera dijo que el año pasado fue inusual debido a que las mariposas comenzaron su trayecto de regreso en febrero, lo que les permitió irse antes de que la sequía y el calor golpearan al norte de la frontera en abril y mayo.

“Ellas están empezando a adaptarse a condiciones climáticas extremas”, comentó Tavera.

Extrañamente, este año, las mariposas se quedaron en México más tiempo del habitual. “Se fueron muy tarde. Todavía en abril teníamos mariposas”, señaló Tavera. Queda por ver en las cifras del próximo año si esa estrategia les funcionó.

Aunque a los activistas y estudiantes de Estados Unidos y Canadá se les ha instado a plantar algodoncillo para compensar la pérdida de la planta debido a la tala de tierras para el cultivo y pastoreo y al uso de herbicidas, esa estrategia ha resultado contraproducente en México.

Tavera instó a los mexicanos a no plantar algodoncillo en México, diciendo que podría afectar la migración al alentar a las monarcas a quedarse en el país, en lugar de partir hacia el norte. También pidió a la población no criar monarcas en cautiverio -a veces son liberadas en bodas o en otras celebraciones- diciendo que eso podría propagar enfermedades entre los insectos.

Jorge Rickards, del grupo ambiental WWF, señaló que, a pesar del aumento de este año, “esto sigue siendo un fenómeno migratorio en riesgo”.

Un punto positivo fue que más de 160 mil turistas visitaron las reservas de mariposas en México en 2021, un aumento del 132 por ciento en comparación con la cantidad de personas que visitaron la reserva durante la pandemia de coronavirus en 2020.

Los grupos agrícolas locales que son dueños de gran parte de los bosques de las reservas dependen del turismo para obtener ingresos y desalentar la tala.

La sequía, las condiciones meteorológicas extremas y la pérdida de hábitat -especialmente del algodoncillo donde las monarcas ponen sus huevos-, así como el uso de pesticidas y herbicidas, y el cambio climático, suponen amenazas para la migración de la especie. La tala ilegal y la pérdida de cobertura arbórea por enfermedades, la sequía y las tormentas también siguen afectando a las reservas.

Aridjis dijo que las reservas también sufren de la presión de los cárteles del narcotráfico y la plantación ilegal de huertos de aguacate, que prosperan en el mismo clima general que los bosques de pinos.

“Hay tráfico de drogas, y los cadáveres aparecen regularmente en los caminos remotos”, comentó Aridjis de la zona que rodea su ciudad natal de Contepec. “Me siento como un exiliado de mi lugar de nacimiento”.

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