Los históricos grupos políticos al interior del PRI recrudecieron su crisis interna y, en aras de “salvar al partido de su extinción”, exigen la renuncia de su actual presidente, Alejandro Moreno.
“Es evidente que la dirigencia nacional del partido no ha podido cumplir con su responsabilidad primaria, que es ganar elecciones, y en cambio ha asumido una visión patrimonialista, con una actitud excluyente, autoritaria y centrada sólo en intereses y ambiciones personales, constituyéndose, además, en motivo de bochornosos escándalos que afectan nuestra imagen y prestigio”, reclamó ayer en un desplegado un grupo de organizaciones internas del PRI.
Además de los públicos reclamos de los grupos políticos encabezados por los exgobernadores de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong; de Tabasco, Roberto Madrazo, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, ayer se sumaron las agrupaciones Plataforma de Refundación del PRI, de Fernando Lerdo de Tejada; Alianza Generacional, de José Ramón Martell, y Movimiento Líder, de José Encarnación Alfaro, unidas en un llamado Frente Nacional Democracia y Justicia Social.
Estas últimas tres agrupaciones priistas alertaron que el hoy dirigente ha llevado al partido a una “profunda crisis”. El desplegado advierte de “los fracasos electorales de 2021 y 2022, en las que sólo se ganó una de las 20 gubernaturas que se eligieron y en cambio perdimos 10 estados que gobernábamos”.
Por eso, “por una cuestión de ética política, de honestidad responsable, de dignidad y de atención al interés superior del partido”, demandaron la “inmediata renovación de la dirigencia nacional”, que encabeza también la excandidata perdedora en Hidalgo, Carolina Viggiano, como secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), y esposa del líder de diputados, Rubén Moreira.
La ‘amenaza’
Alejandro Moreno anunció ayer que presentará una denuncia penal en contra de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, de Morena, por la escenificación de un “funeral político”, en su programa “Martes Jaguar”, acompañado de una corona floral y una fotografía, al considerar que los audios, las denuncias, las investigaciones en su contra y los resultados de las últimas elecciones significan la “muerte política” del priista, lo que Alito tomó como una literal amenaza de muerte.