Las grietas rodean el edificio. Los hogares tienen que cerrarse con cuerdas y alambres porque hace tiempo que no tienen seguros. Los cadáveres de palomas llenan los departamentos vacíos.
Desde el estacionamiento se puede ver cómo una de las torres se está despegando, lo que inevitablemente provoca una sensación de que todo se puede colapsar encima de cualquier persona en un segundo.
Los vecinos de Aguascalientes 12, en la alcaldía Cuauhtémoc, llevan cuatro años pidiendo la ayuda de la Comisión para la Reconstrucción de la Ciudad de México. Hasta hoy siguen esperando.
Ángeles Moreno, presidenta del comité de vigilancia del edificio, le cuenta a EL FINANCIERO que en un principio el plan era demoler todo, ya que el lugar no está en condiciones para ser habitado. “Vino una cuadrilla muy grande de ingenieros, directores responsables de obra y estructuristas del Instituto para la Seguridad de las Construcciones, hacen una revisión del edificio, y lo catalogan como alto riesgo de colapso en 2018″, puntualizó Moreno.
Pero la comisionada para la reconstrucción, Jabnely Maldonado, les dijo que “la rehabilitación cuesta 80 millones de pesos”, mientras que la reconstrucción costaría 250 millones de pesos. “Están anteponiendo el dinero sobre nuestra seguridad”, sentenció Ángeles.
Dos triángulos en el concreto, que se pintaron como testigos en las columnas y cuyas puntas se deberían estar tocando una con la otra, muestran claras separaciones. Algunas tienen una grieta de un par de centímetros.
Otras atestiguan que una de las partes de la columna se ha deslizado un tramo, con una fisura en diagonal que sirve como una resbaladilla para los soportes de la construcción.
Alicia Yáñez Toledo, una de las vecinas, relata a este diario que su esposo, Enrique Viloria, sufrió un infarto cerebral por las presiones de no poder regresar al departamento donde vivían desde hace casi 30 años, por problemas burocráticos.
“Luchamos mucho para poder obtener un patrimonio donde ya grandes los dos pudiéramos disfrutar nuestra vejez. Somos adultos mayores, y lo único que pedimos es que las autoridades nos ayuden”, lamentó Alicia con voz entrecortada.
El problema, según detallan los vecinos, es que hay cinco familias que insisten en seguir viviendo dentro, tres de las cuales tienen problemas legales por lo que se oponen rotundamente a salirse de sus casas.
Los habitantes de Aguascalientes 12 reclaman que es por estos cinco inquilinos que el resto de los 65 residentes ha tenido que pagar las consecuencias, a pesar de que un juez que ordenó desalojar el edificio para reconstruirlo.
Una cosa en la que insisten, y que los vecinos lamentan en general, es que “en estos cinco años ya han muerto incluso 12 habitantes”, que se fueron sin poder regresar a sus casas.