A cuatro años de que el gobierno de Morelos se propuso garantizar la seguridad pública, la violencia no ha logrado ser frenada por la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CESP).
De hecho, subió su tasa de violencia por cada 100 mil habitantes, al pasar, en 2018, de 34.87 delitos por cada 100 mil habitantes, ocupando el séptimo sitio, a 40.6 en 2022, colocando al estado en el quinto lugar nacional, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Incluso, de enero a noviembre, suman 918 asesinatos, 1.5 por ciento más que en el mismo lapso de 2021, cuando hubo 905 homicidios.
En el Programa Sectorial de Seguridad Pública 2019-2024, elaborado al inicio de la administración del almirante José Antonio Ortiz, titular de la CESP, reconoció la crisis, por lo que propuso un plan de acción para disminuir la inseguridad.
Dichos propósitos enlistados tenían como prioridad el alto funcionamiento de la institución, lograr suficiente capacidad de respuesta y disminución de eventos de violencia y delincuencia, unificar el mando policial, respetar y promover los derechos humanos, conseguir una percepción de inseguridad baja entre la población, dar adecuada atención a personas internas y propiciar su alto desarrollo integral.
Contrario a sus objetivos, Morelos está sumido en una ola de violencia que acumula, de 2019 al 20 de noviembre de este año, 3 mil 666 homicidios dolosos.
A decir del titular de la CESP, 14 grupos criminales se disputan el territorio estatal, aunque son el Cártel Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos y el Cártel del Noreste las tres principales que operan.
En noviembre, con 59 asesinatos, los municipios más violentos son Cuautla, Tepoztlán, Cuernavaca, Yautepec, Emiliano Zapata, Ayala, Temixco, Jojutla, Tetela del Volcán, Coatlán del Río, Tlaltizapán de Zapata y Xochitepec.
También destaca la alta incidencia de asalto a establecimientos de alimentos que este fin de semana causaron alerta, pues, en dos casos, en Cuernavaca y Cuautla, fueron asaltados propietarios, personal y comensales con alto grado de violencia, provocando incluso el cierre definitivo de uno de éstos.
Esto ocurre a dos semanas de que Cuautla tuvo que ser reforzada en la seguridad con 120 miembros del Ejército mexicano, quienes arribaron para auxiliar a la Policía Estatal, Municipal y a la Guardia Nacional, contando con un total 220 elementos a cargo de la seguridad.