El presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene nada que ver con Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, a pesar de que se diga “juarista y maderista”, de acuerdo con el escritor Martín Moreno.
Durante su participación en La Silla Roja, de El Financiero, el novelista dijo que el mandatario mexicano se aprovecha de la ignorancia de la gente para decir que es “juarista”; sin embargo, no se parece en nada debido a su trabajo como Presidente.
“En el caso de Juárez, es un constructor de la conectividad. Él es el primero que conecta el ferrocarril de Veracruz con la Ciudad de México, era amante del sistema de comunicación de Estados Unidos y la aplicó en México” dijo Francisco Martín Moreno, quien cuestionó si López Obrador realizó algún avance en conectividad durante su gobierno.
“Si tú te pones a ver las grandes faenas de Juarez, no tienen nada que ver con López Obrador”, subrayó el novelista, quien resaltó que el llamado ‘Benemérito de las Américas’ fue un constructor de la educación, porque cuando llegó a la Ciudad de México y se convirtió en presidente impulsó una “revolución” para alfabetizar a la gente.
En ese tenor, el novelista dijo que la reforma educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto estaba bien planteada; sin embargo, cuando López Obrador llegó al poder la destruyó.
“Juárez fue un defensor del Estado de derecho, creó tribunales y fue ministro, y junto con todo esto defendió a la prensa libre y creó la división de poderes”, comparó Martín Moreno.
Respecto a Francisco I. Madero, Moreno criticó que durante la administración de López Obrador presuntamente se eliminó su frase “Sufragio efectivo, no reelección” de los documentos de Gobierno, algo que “nunca debió haber pasado”, según él.
Finalizó argumentando que Madero tenía una enorme confianza en la ciencia, al grado de crear el primer Congreso científico, situación que comparó con el contexto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que presuntamente López Obrador intenta desaparecer para crear el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (Conahcti).
En la argumentación de la propuesta se indica que el Conacyt creó fideicomisos millonarios y que, del 2001 al 2018, “bajo el supuesto fomento de la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación”, transfirió a empresas privadas más de 45 mil millones de pesos, que “en su mayoría, eran grandes empresas nacionales y transnacionales que no requerían el apoyo del Estado”.