Linda Cristina Pereyra Gálvez, esposa de Genaro García Luna, fue una de las testigos del juicio que se realizó en Brooklyn contra su esposo por casi un mes y en el que este martes se le encontró culpable por 5 delitos federales que lo ligarían a actividades delictivas.
En su declaración, Linda Cristina Pereyra señaló que lo obtenido material y monetariamente por ella y su esposo durante su matrimonio, había sido obtenido de manera legal, gracias a diversos préstamos que fueron pidiendo y saldando durante varios años.
Al respecto, señaló que desde su primera casa en conjunto, un departamento que adquirieron con valor de poco más de 400 mil pesos en Xochimilco y hasta la residencia ubicada en Jardines de la Montaña, al sur de Ciudad de México, con valor de más de 7 millones de pesos, todo fue obtenido legalmente.
Pereyra Gálvez, que cuenta con una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, fue ‘desbloqueada’ por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para acceder a sus cuentas bancarias que se encontraban congeladas desde diciembre de 2019, cuando se detuvo a Genaro García Luna en Texas.
¿Qué negocios tiene la esposa de Genaro García Luna?
Según relató en su declaración ante el jurado del proceso contra su esposo, Linda Cristina poseía una papelería durante los primeros años de matrimonio con García Luna, luego de dejar su puesto en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
En 2005, el matrimonio habría inaugurado un local que vendía objetos para fiestas infantiles en Jiutepec, Morelos. Dicho local se hallaba en una propiedad que adquirieron, un par de lotes donde construyeron una casa de descanso.
Para 2006, Pereyra Gálvez dirigió la cafetería ‘Los Cedros’, ubicada al sur de CDMX y que el matrimonio adquirió a través de un crédito hipotecario por 3.5 millones de pesos.
Al respecto y de acuerdo a la escritora Anabel Hernández, antes de conocer al exsecretario de Seguridad mexicano, Linda Cristina tenía un café al sur de la Ciudad de México; junto a su esposo adquirió al menos ocho propiedades con un valor total de más de 10 millones de dólares de manera triangulada con el apoyo de empresas que recibían dinero ilegal, según los gobiernos de México y Estados Unidos.