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‘Me voy sin la vergüenza de haber entregado el INE’: Ciro Murayama

El consejero del INE, Ciro Murayama, no descartó una posible persecución política tras su retiro del instituto.

Ciro Murayama dijo que espera que el Plan 'B' de AMLO “quede como una mala idea que pudo haber dañado la democracia”. (cuartoscuro)

Con cierto desgaste, preocupado, pero con el decoro de no haber entregado el Instituto Nacional Electoral (INE) al gobierno, Ciro Murayama describió cómo se alista para cerrar su ciclo como consejero electoral el próximo 3 de abril.

Frente a un librero casi vacío en su oficina ubicada en el edificio A, el consejero defendió –en la jerga del futbol– el porqué el INE se convirtió en un árbitro visible.

“Es algo que yo me he cuestionado, me hubiera gustado ser un árbitro discreto, no tener visibilidad y no haber sido mencionado nunca en la mañanera; que a uno lo mencionen es que lo ponen en el muro de los forajidos”, expresó en entrevista con El Financiero.

“Lo hemos normalizado porque pasa todos los días, pero no nos debemos acostumbrar a que el Presidente de todos los mexicanos señale a periodistas, intelectuales, consejeros, movimientos como el feminista, el ambientalista. No está bien que el Presidente sea un persecutor de ciudadanos”.

Al Ejecutivo, quien tiende a recordar que el entrevistado avaló la elección de 2006, lo definió como el futbolista que ha ganado su trofeo, “pero cada que hay elecciones quiere saltar a la cancha y quiere patear el balón”.

Para ejemplo, el Tribunal Electoral determinó que en la elección de 2021, se hizo propaganda en 80 por ciento de las mañaneras.


“Claro, si se te mete un jugador número 12 y empieza a patear el balón, el árbitro tiene que silbar, sacar las tarjetas, y entonces es visible”.

Ante la ‘4T’, el INE tenía de dos: defender la institucionalidad o plegarse al gobierno y entregar la institución con acciones como validar la sobrerrepresentación de legisladores morenistas, los fideicomisos de Morena por el sismo, la candidatura de Félix Salgado, entre otras.

“Estamos no para ganar el aplauso o el afecto del Presidente, estamos para defender el diseño constitucional y legal de nuestras elecciones”, aclaró.

“Me puedo ir con cierto desgaste personal, pero no avergonzado, me pude haber ido por la puerta de atrás, sin ataques, pero con la vergüenza de haberle entregado el INE al poderoso. Estoy satisfecho”.

Al ser blanco de ataques, no descarta la persecución política, que ya ya tuvo indicios cuando la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) le abrió una investigación a su familia y colaboradores, y hasta a la cantante Lila Downs, que le compró un departamento.

“Me encantaría vivir en paz, pero creo que esa animadversión ahí está”.

Se dijo esperanzado en que el plan B “quede como una mala idea que pudo haber dañado la democracia”. De lo contrario, “me voy preocupado por el futuro de los derechos político-electorales de la ciudadanía”.

Además, advirtió de los riesgos con la democracia participativa al estilo que se hizo en los últimos años, como un ejercicio de “simulación”, como fue la revocación de mandato, la cual dejó ver que subsiste “la picaresca electoral mexicana del PRI más autoritario”.

Compartió que extrañará del INE trabajar con una estructura profesional, mas no tener que sentarse a escuchar insultos, como le ha pasado en la mesa del Consejo General o en redes sociales.

Regresará a dar clases a la Facultad de Economía de la UNAM, donde tenía licencia por nueve meses sin goce de sueldo.

A los cuatro relevos de consejeros que vienen les deseó lo mejor, pero sobre todo manifestó su deseo de que “con nuestra salida se acabe el odio y el encono” hacia el INE de parte del gobierno.

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