Las personas trans viven el proceso de descubrimiento de identidad de género en cualquier momento de la vida. Algunas lo hacen en la edad adulta, mientras que otras exploran su identidad desde la infancia. Cuando este proceso ocurre en la infancia, representa nuevos desafíos para las escuelas, que no siempre están preparadas para ser espacios seguros.
Niñas, niños y adolescentes trans, es decir, que no se identifican con el sexo que les fue asignado al nacer, denuncian que sufren juicios y burlas por parte de sus profesores, tienen miedo hasta de ir al baño, e incluso, se les niega el derecho de inscribirse a la escuela donde desean estudiar.
Junto con sus familias, demandan libertad para vivir su identidad sin discriminación, y que en las escuelas haya protocolos que les ofrezcan acceso a la educación libre de violencia.
Al menos 19 estados de la República cuentan con leyes que reconocen la identidad de género, que permiten a las personas trans modificar sus actas de nacimiento, pero las autoridades educativas federales no cuentan con protocolos que reconozcan esos derechos y les brinden los espacios y reconocimiento necesarios.
La historia de Adriana y Erick: “Es un niño feliz”
Erick (nombre ficticio), es el hijo menor de Adriana Sánchez. Aunque prefiere reservar la mayor parte de la información personal sobre su hijo, por temas de seguridad, Adriana dice que desde muy pequeño Erick expresó inconformidad con el sexo que le fue asignado al nacer.
“Mamá, escúchame, soy un niño”, le dijo Erick cuando tenía cinco años.
En entrevista con El Financiero, Adriana dice que puede ser difícil para los madres y padres cuando un niño o niña no se identifica con el género que le asignaron al nacer, por la falta de información.
Por eso, desde que comenzó el camino de la transición de su hijo, ha buscado el apoyo de organizaciones como la Asociación por las Infancias Transgénero, y la Red de Familias Trans, a la que pertenece.
Adriana explica que Erick se encontraba en el tercer año del kínder cuando le expresó estas inconformidades y, cómo ella no tenía las herramientas necesarias sobre identidad de género para apoyar a su hijo, ni sabía qué trámites escolares eran necesarios, acudió al colegio privado de su hijo.
“Yo di por hecho que ya existían mecanismos, protocolos, una especie de ayuda o asesoramiento para padres. Me topé con que eso no existe”.
La dirección de la escuela le pidió “investigar por su lado” sobre las infancias trans y le prometieron que ellos harían lo mismo, así que le solicitaron regresar otro día. Pero cuando ella volvió, la escuela seguía sin saber qué hacer.
Adriana llevó a la escuela un protocolo escolar hecho por la Asociación por las Infancias Transgénero con información al respecto de identidad de género y el apoyo que se sugiere que las escuelas brinden a las infancias y sus familias. Dice que en el colegio no quisieron recibirlo porque no está avalado por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Al final del ciclo escolar, Adriana realizó el trámite para el cambio de nombre legal en el acta de nacimiento de su hijo y llevó el documento a la escuela. El día de la clausura escolar, Erick recibió sus documentos escolares con el nombre correcto. “Yo supuse que ya se había comprendido todo en la escuela”, dice.
Pero cuando intentó inscribir a Erick en la primaria del mismo colegio, le negaron el trámite.
“Como no hubo apoyo por parte de la escuela, acudí a la supervisión escolar, después a la Dirección General de Educación Inicial y posteriormente al Órgano de Control Interno de la SEP, que fue donde metí una queja. Y mi queja fue por la negación a la inscripción a la primaria, argumentando que la escuela ‘no tenía ni la infraestructura para atender a mi hijo ni la capacitación’”.
Como seguimiento a la queja que Adriana interpuso, se llevó a cabo una audiencia con autoridades escolares del colegio. Aunque no quiso dar más detalles sobre la reunión, Adriana dice que fue hasta ese momento que se sintió escuchada, cuando autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) federal cuestionaron al colegio sobre el trato que le dieron a su hijo.
“Todo esto lo platicamos en esa audiencia que tuvimos con la SEP y sí, las autoridades se comprometieron a empezar a trabajar en un manual operativo para infancias y adolescencias trans para el nivel básico, emitido desde la SEP”.
La queja de Adriana estaba en curso cuando iba a iniciar un nuevo ciclo escolar, por lo que decidió cambiar a su hijo a otro colegio privado. “En esa nueva escuela, ya desde el principio entró con su identidad, con su uniforme, entrando al baño que le correspondía según su género sentido. Terminamos el año sin ningún problema, el que acaba de terminar en julio de 2023″.
En agosto pasado, Erick cambió nuevamente de escuela, ahora a una pública.
“Yo, la verdad, veo que mi hijo está creciendo muy feliz en la escuela. Quiero enseñarle que él puede estar en cualquier espacio”, cuenta Adriana.
¿Qué sabemos sobre las infancia trans en México?
En México hay 908 mil 600 personas de 15 años o más con una identidad de género diversa, es decir, su identidad sentida no corresponde con la asignada al nacer según sus características sexuales. De ellas, 62.4 por ciento descubrió que su identidad no correspondía con su sexo y género asignado antes de los 7 años de edad, según la Encuesta Nacional Sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021, del Inegi.
Hay 19 estados que cuentan con una “Ley de identidad de género” que permite que las personas trans adultas puedan hacer ajustes sobre género y nombre elegido en sus documentos de identidad. En algunos estados las reformas administrativas fueron aprobadas en el Congreso estatal, pero la resolución no ha entrado en vigor.
Para las infancias, el trámite de corrección en documentos es posible sin restricción de edad sólo en Jalisco, mientras que en Ciudad de México y Oaxaca es a partir de los 12 años.
La SEP no cuenta con protocolos sobre las acciones que las escuelas públicas y privadas deben tomar cuando la familia de una infancia trans les solicita cambiar sus datos personales en el registro escolar, no hay lineamientos sobre qué deben hacer profesores y autoridades escolares para incluir a las niñas y niños trans en las actividades escolares que usualmente son divididas por género, como los deportes, las danzas y otros eventos.
En el caso de la Ciudad de México, la entidad encargada de revisar los temas relacionados con la educación es la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México (AEFCM). Mediante una solicitud de información, informó que al menos 92 niñas, niños y adolescentes han solicitado la corrección de sus datos personales de acuerdo a su identidad de género en documentos escolares, entre 2021 y 2023 (con cifras hasta agosto).
La AEFCM, encargada de los asuntos relacionados con servicios de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, elaboró y publicó este año un documento llamado Protocolos de Prevención y Atención de las Violencias en la Escuela, que plantea las responsabilidades y acciones a implementar para atender casos de violencia en las escuelas.
Este documento destaca que se debe respetar el “interés superior de la niñez, bajo el principio pro persona y con una perspectiva de derechos humanos y género”.
Pero no se refiere a la discriminación en razón de la identidad de género en las aulas, ni los pasos a seguir en caso de que sea necesario hacer trámites de corrección de documentos escolares por el cambio de identidad de género y nombre elegido en actas de nacimiento.
“Que la SEP ponga nuestros derechos primero”: Annie
“Nadie nos cuida. Lo que yo y los niños pedimos es muy fácil: que la SEP y maestros dejen sus creencias atrás, y pongan nuestros derechos primero. Porque si yo estoy aquí diciendo esto no es gracias a la SEP, sino gracias a mis padres (...) En las escuelas si yo dijera que soy quien soy, me impedirían la entrada al baño”. Annie.
Vanessa, mamá de Annie, acudió a la Asociación por las Infancias Trangénero en 2021: “Yo al saber que existían más niñas como ella, tomé la decisión de apoyarle. Mucha gente me decía: ‘¿por qué no te esperas a que sea mayor de edad?, no es una decisión que pueda tomar la niña’. Para mí lo importante es que ella sea feliz hoy, y si ahora ella se identifica como niña y quiere vivir su infancia así, yo la respeto. Si ella va a estar feliz, yo la respeto”.
Annie, que cursa el cuarto grado de primaria en una escuela pública de Iztacalco, se autoidentificó como niña desde muy pequeña, y pedía a sus padres y a familia extendida que se refirieran a ella con pronombre femenino.
“La transición de Annie empezó cuando ella estaba en primer grado de primaria, en el 2020, en la pandemia. Todo su proceso fue de manera virtual y afortunadamente y gracias a eso fue que pudimos hacer su transición sin que nadie más supiera. Tuvimos que ir a Jalisco para obtener su acta de nacimiento, porque en la CDMX no es posible hacerlo para menores de 12 años”, explica Vanessa durante la manifestación convocada en 25 de octubre con la consigna de ‘Infancias trans: #MiDerechoALaEducación’.
Para segundo de primaria, en 2021, la familia hizo el cambio de acta de nacimiento con su nuevo nombre y género. Como las clases ya eran presenciales, Vanessa decidió hablar con los maestros para entregarles el documento y que el nombre de Annie fuera registrado de manera oficial en la lista. Pero se negaron a recibirla porque creían que era una acta falsa, pues el documento se emitió en Jalisco.
“(La escuela) convocó a una reunión con personas con cargos más altos en la alcaldía, también yo acudí con personas de la Asociación por las Infancias Trans, y solamente así fue que se pudo llegar a una mediación en la que ellos aceptaran recibir el acta de nacimiento y llamarle por su nombre y su pronombre elegido”, explica Vanessa.
Ya con la nueva acta de nacimiento, Vanessa acudió a hacer el resguardo del acta primigenia a la Dirección General del Registro Civil, ubicada en Arcos de Belén, alcaldía Cuauhtémoc.
Para que su nuevo nombre apareciera en sus boletas escolares previas, acudió a la Unidad de Asuntos Jurídicos de la SEP, ubicada en el Centro Histórico de la capital del país.
Le llevó seis meses homologar todos los documentos escolares de su hija.
“Tuve que dar vueltas, muchísimas vueltas. Y cuando por fin me lograron resolver, tuve que dirigirme a otra institución, en la alcaldía, y esperar otra vez otros meses a que se hiciera el cambio oficial”, apunta.
Vanessa señala que si bien ahora mismo se ha hecho todo para que la identidad de género de la niña sea anónima, Annie ha expresado su miedo a que más adelante pueda tener problemas, por ejemplo, que no le permitan entrar al baño según su género sentido.
¿Qué es el Protocolo de acompañamiento escolar?
Niñas, niños y adolescentes pasan entre 4:30 y 6 horas de su día en la escuela. Después de sus casas, este es el lugar donde pasan más tiempo en el día. Tania Morales, fundadora de la Asociación por las Infancias Transgénero, señala que por eso es importante que infancias y adolescencias puedan tener acceso a documentos de identidad y que se les llame con el nombre y pronombre con el que se identifiquen.
“El tiempo en la infancia es un tiempo preciado, no puedes decirle a alguien ‘espérate seis años a que puedas tener tu acta de nacimiento’, su vida es esta, en este momento”, apunta Tania Morales.
En 2018, la asociación elaboró el primer “Protocolo de actuación para escuelas con casos de niñas, niños y adolescentes trans”, inspirado en la historia de Tania y su hijo, Luis.
Luis le expresó su identidad de género cuando estaba por entrar a segundo de secundaria. Tania, que es abogada, escribió una carta a la escuela para hacer una petición formal sobre el trato respetuoso que Luis merecía como adolescente trans. Y fue bien recibida. A raíz de esto, más familias en situaciones similares buscaron su ayuda. En 2017, Tania fundó la asociación y al año siguiente elaboró el protocolo de actuación escolar para que fuera más accesible para las familias.
Este documento fue actualizado este 2023 y ahora se llama “Protocolo de actuación para espacios escolares en caso de infancias y adolescencias trans y no binarias”. Con este documento, la asociación busca dar orientación a autoridades educativas, administrativas y docentes para una convivencia respetuosa en las escuelas.
También incluye un apartado para las familias de infancias trans, y uno más dirigido a las familias de compañeros y compañeras de clase.
El protocolo recomienda a las familias notificar sobre la identidad de sus hijos e hijas, tengan o no acta de nacimiento corregida, y sugiere que las escuelas que reciban estos documentos.
También pide que las escuelas incluyan el nombre elegido en las listas de asistencia, credenciales, identificadores personas y exámenes, incluso cuando la niña o niño no cuente con su acta de nacimiento corregida.
La asociación ha solicitado a la SEP que adopte este protocolo para que no sean las familias y organizaciones quienes tengan que abrir camino en cada escuela, sino que la autoridad educativa federal brinde una “indicación general de qué debe hacer una escuela cuando se presenta un caso de una infancia trans o no binaria”, explica Tania.
La abogada dice que la organización sí ha logrado acercamientos con algunas autoridades de la SEP, pues dan capacitaciones sobre género a algunas escuelas, pero la secretaría federal aún no toma de manera formal el protocolo propuesto ni ha creado un documento propio.
César: Los problemas en los baños y la violencia escolar
César tiene 15 años y estudia el bachillerato en un plantel de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Inició su transición cuando estudiaba el segundo año de secundaria en una escuela del Estado de México.
Cuenta que tuvo el apoyo de su familia para modificar su acta de nacimiento antes de ingresar a tercer año, pero el principal obstáculo para que su nueva identidad fuera reconocida en la escuela fue la SEP.
“No querían resguardar mi acta, aunque la nueva ya estaba lista, hasta mi CURP ya la podías buscar y estaba mi nombre, César”.
Cuando una persona de cualquier edad modifica su acta de nacimiento, es importante informar al Registro Civil para que se realice el resguardo del acta primigenia.
Cuando este documento queda archivado de manera definitiva, las personas pueden actualizar su CURP, además de hacer la rectificación de datos en instituciones públicas, como dependencias del Sistema Nacional de Salud o la SEP.
“Nunca nos dijeron algo como, ‘no lo vamos a hacer porque somos transfobicos’. Pero traían a mis papás de aquí para allá. No fue que les negaran el trámite y ellos pudieran proceder legalmente, sino que era un ir y venir”
Cuando por fin se logró el resguardo de acta, el nombre de César siguió sin aparecer en la lista oficial de la SEP, así que en su primer día de clases, tuvo que pedir al maestro rectificar su nombre.
“En la secundaria, creo que fui la primera persona trans visible. Pero creo que las personas trans estamos presentes en muchos lugares”, apunta.
César considera que ha sido afortunado pues su único problema fue ese, mientras que los obstáculos para otras personas trans pueden ser mayores, como la negación a la inscripción y la discriminación abierta en clases.
Dice que las situaciones más vulnerables en la etapa escolar para las personas trans son el uso de baños y la violencia académica.
Aunque ya no tiene problemas en sus documentos oficiales, cuenta que sufre violencia académica por parte de algunos profesores que hacen comentarios burlones sobre los baños neutros o sobre el lenguaje incluyente, o en general sobre las personas transgénero y no binarias.
“Es difícil porque un maestro define tu calificación. Estás en clases, escuchando cómo te están maltratando y se promueve esta idea de que tus compañeros también lo pueden hacer. Muchos estudiantes se envalentonan cuando ven que el maestro te trata mal. Es difícil un maestro así, te puede ir muy mal si le cuestionas”, apunta.
César explica que, en muchas ocasiones, niñas, niños y adolescentes trans evitan el uso de baños públicos, por temor a sufrir una agresión.
“No he dejado de escuchar comentarios de odio hacia las personas trans, nos hacen sentir incómodos, incómodas, incómodes en nuestras vivencias, en nuestros cuerpos, en nuestras emociones. La mala información nos está lastimando todo el tiempo, nos cansa. Como activista, me pregunto si sí está sirviendo de algo”.
Dice que las redes que ha construido con familias de infancias y adolescencias trans son muy valiosas. “En estos espacios puedo participar y convivir con personas trans, al final, esto es lo importante”. César ha procurado ser más visible desde su canal de YouTube, ‘La Rana Trans’.
Jorge y Andy: “Urge sensibilizar a maestras y maestros”
Andy tiene 16 años y vive en Veracruz. Estudia el primer semestre de preparatoria en la misma escuela privada donde ha estudiado toda su vida.
“Siendo un chico trans como tal, tenemos conocimiento de su situación desde hace tres años, durante la pandemia. Nos contó por medio de un mensaje de WhatsApp. No nos tomó por sorpresa. Nos dijo que él se definía como un chico trans y usaba el pronombre ‘él’”, recuerda Jorge, papá de Andy.
Jorge, que es miembro de la red Transfamilias Mx, explica que su esposa es profesora de la escuela a la que asiste Andy. “Yo solicité una cita en la escuela. Me senté con el coordinador de la prepa, y con una de las trabajadoras de psicopedagogía, les expliqué”.
Ahora, Andy puede usar su nombre elegido en su bata de laboratorio, en su computadora, y en el trato diario. Pero no se puede ir más allá en la documentación escolar, pues el menor no cuenta aún con su acta de nacimiento corregida. Jorge dice que Andy todavía no está en ese punto de su transición. Por otro lado, en Veracruz no hay una ley que reconozca la identidad de género.
“En las escuelas lo que hace falta son comités. Un comité creado por personas como nosotros, que tenemos hijos de la diversidad, y con personal que la escuela ponga a disposición, que lleven los asuntos escolares, los cambios en documentación”, apunta Jorge, papá de Andy.
Dice que las autoridades de la escuela donde asiste su hijo se comprometieron a brindar capacitación sobre diversidad sexual y de género al personal docente de la institución, pues algunos profesores han tocado temas de identidad de género, sobre personas trans y LGBT+ en general, de maneras no respetuosas.
“El problema de ser invisible debe ser horrible. Debe ser horrible que no puedas ser tú, que tengas que estarte poniendo un disfraz porque la gente no te entiende. Eso debe cambiar”.
La lucha de las familias de infancias trans organizadas se concentra en lograr que la SEP federal capacite a todo el personal docente en escuelas privadas y públicas, que les sensibilice sobre el respeto a la identidad de las personas de la diversidad sexual.
Este año, familias y colectivos como la Asociación por las Infancias Transgénero han realizado la campaña “Por mi derecho a la educación”, para solicitar a la secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez, la publicación de un protocolo que garantice el acceso a la educación a niñas, niños, niñes y adolescentes trans y no binaries. Si quieres apoyar esta petición, puedes entrar a la plataforma change.org.
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina. Con la edición de Alma Delia Fuentes.