El caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio, así como del hombre detenido responsable del ataque, Mario Aburto, dio un nuevo giro este lunes 29 de enero, ya que la Fiscalía General de la República (FGR) informó que presentó un acervo de evidencias sobre la participación de un segundo tirador en el evento público en el que murió el priista, que era candidato a la Presidencia por el PRI.
La Fiscalía denunció públicamente que el 9 de enero Jesús Alberto Chávez Hernández, juez quinto de distrito de Procesos Penales Federales contribuyó al encubrimiento del exagente del Centro Nacional de Inteligencia (Cisen) Jorge Antonio ‘S’, quien sería el segundo tirador y quien fuera rescatado por Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad que en ese entonces era subdirector operativo del Cisen.
Dentro de las pruebas se señalan rastros de sangre en la playera del operador del Cisen, así como evidencia de que disparó su arma, y ninguna le favorecen, además de que involucran a García Luna, quien luego de haber pasado por el Cisen fue secretario de Seguridad en el gobierno de Felipe Calderón y en años recientes fue declarado culpable en Estados Unidos por presuntamente relacionarse con el narcotráfico.
Con ello, uno de los casos que queda a la deriva es el de Mario Aburto, asesino confeso de Colosio que saldrá en libertad en marzo, y aquí algunas claves para conocer su situación.
Mario Aburto, uno de los hombres que disparó contra Colosio
El asesinato de Luis Donaldo Colosio ocurrió en Lomas Taurinas, una localidad de Tijuana, Baja California, justo cuando el exsenador había encabezado un mitin como parte de su búsqueda de la Presidencia de México.
Las imágenes quedaron marcadas en los mexicanos, ya que cuando Colosio caminaba entre la multitud y de fondo sonaba la canción ‘La Culebra’ de la Banda Machos, un hombre le disparó a quemarropa y lo mató. Ese hombre es Mario Aburto.
Nacido el 3 de octubre de 1970, Mario Aburto Martínez tenía apenas 23 años cuando disparó contra Luis Donaldo Colosio. Uno de los dos disparos que recibió el priista según la nueva acusación de la Fiscalía sobre el segundo tirador.
Fue detenido minutos después del ataque en Lomas Taurinas y dio inicio uno de los casos más polémicos en la historia del país, no solo por el asesinato en sí, sino por las teorías referentes a qué había detrás de la intención de eliminar a Colosio y quiénes eran los responsables, más allá de Aburto.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) obtuvieron el expediente del caso, y señalan que tanto el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que terminó en 1994, así como el de Ernesto Zedillo, mantuvieron la línea de investigación de que Mario Aburto logró evadir al Estado Mayor Presidencial.
Su novia, una adolescente de 16 años en ese entonces, había dado un testimonio del cuál se arrepintió después, en la que decía que Aburto estaba cansado de que el PRI ganara siempre las elecciones, y que supuestamente había aprendido a manejar armas luego de tener cercanía con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Al arrepentirse, se desestimó dicho testimonio.
Hubo cuatro fiscales en el caso, una de ellas Olsa Islas de González Mariscal, quien obtuvo una sentencia de 42 años contra Mario Aburto, quien, según su versión, disparó contra Colosio en la cabeza, y a los cinco segundos, el entonces candidato a la Presidencia volteó hacia su asesino con el cerebro ya perforado. La respuesta de Aburto fue, en aquella versión, otro disparo en el abdomen.
La línea de investigación del disparo en la cabeza y luego el giro de Colosio fue descartada en 1996, y con el tiempo se sumaron diversos testimonios al caso y se fueron deshechando, generando un caso complejo y por el cuál la justicia mexicana “no supo responder”, como dijo el hijo del priista, también llamado Luis Donaldo Colosio y quien ahora es alcalde de Monterrey.
Mario Aburto trabajaba en una maquila, y las declaraciones que supuestamente rindió eran que disparó contra el político porque “de acuerdo con sus ideas personales quería evitar hechos que pudieron pasar sean semejantes a los que ocurrieron en Chiapas”, según recogió Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.
Según las autoridades, a Aburto “no le importaba” su vida. Sin embargo, en dicho expediente participaron seis policías como testigos, a pesar de que no fueron parte de la detención ni estuvieron cerca, lo que abrió dudas sobre la veracidad del testimonio.
Para el 29 de abril de 1994, Aburto dijo que disparó el arma por un “accidente”, luego de que le metieran el pie y en su tropiezo jalara el gatillo. Además dijo que cuando lo llevaban detenido los agentes lo amenazaron y le dijeron que debía declarar que pertenecía a un “grupo armado o a un grupo político”, de lo contrario se vería en grave peligro, además de que supuestamente su mamá estaba siendo torturada.
También negó formar parte del EZLN y dijo que nunca estuvo en Chiapas, negó haber presumido un arma frente a sus primos como declararon en un principio (y luego de retractaron) y finalmente incluyó en la declaración al expresidente Carlos Salinas de Gortari:
“Se acercó al declarante un agente que sin ser notado por sus compañeros le dijo que el presidente Salinas de Gortari estaba en el teléfono y quería negociar con él. Y que lo que el declarante quisiera el presidente se lo iba a dar, pero que el de la voz tenía que prestarse a lo que él dijera y que de preferencia dijera que le había pagado un partido político”, describen los documentos del caso.
Sin embargo, Mario Aburto continuó en prisión durante 29 años, y en octubre del año pasado obtuvo un amparo en el que el se dijo que el asesino de Colosio debía ser juzgado con base en el Código Penal de Baja California y no en el Federal, además de que hubo diferentes inconsistencias en el caso y múltiples torturas en su contra, así como amenazas.
Luego de tal resolución, se confirmó que Mario Aburto saldrá de prisión en marzo de este año, al menos 12 años antes de que se cumpla su condena.
Este lunes 29 de enero, Luis Donaldo Colosio Riojas pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador el indulto hacia Mario Aburto, ya que si bien es señalado de asesinar a su padre, el alcalde de Monterrey dijo que lo ideal sería que el mandatario mexicano “dé carpetazo final a este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos”.