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“Todos en Fresnillo conocen a alguien al que se lo han llevado los malos”: habitantes locales

La Comisión Nacional de Búsqueda informó que, hasta el 29 de febrero, habían desaparecido 856 personas en el municipio.

Cuando Gálvez estuvo en Fresnillo, se escuchaba “ojalá que venga más seguido”, una clara referencia a la seguridad y tranquilidad que trajo con ella. [Fotografía. Adolfo Vladimir/Cuartoscuro]

“Todos los fresnillenses tienen un amigo, familiar o conocido al que se lo han llevado los malos”. Esa es la vida en Fresnillo, Zacatecas, el municipio con mayor percepción de inseguridad del país.

Joaquín, a quien hay que cambiarle el nombre, ya está resignado y ha aprendido a hacer su vida, sabiendo que no está protegido en ningún momento.

Él nació y creció aquí. Y con la excepción de unos años en los que vivió en el sur de la Ciudad de México, aquí ha hecho su vida.”

Antes el problema era en las noches. Ahora es en cualquier momento. Los malos se pueden encontrar en el centro y a las tres de la tarde ¡pam, pam, pam!”, exclama manteniendo firmes los dedos índice y pulgar, imitando una pistola.

En Fresnillo, 96.4 por ciento de los habitantes se siente inseguro. Y no es para menos. “Las balaceras se escuchan a toda hora”, narra Joaquín, pero no es lo único.

”El otro día me tocó ver aquí en un centro donde venden cervezas que unos jóvenes llegaron y le empezaron a pegar a los candados con mazos. Entraron y sacaron de todo. Estuvieron como 12 minutos adentro, y se fueron tranquilos. Saben que no les va a pasar nada”, afirma.


También hay que decir que se sintió un duro contraste. Este viernes arrancó su campaña presidencial desde este lugar Xóchitl Gálvez.

Mientras estuvo aquí, se veían patrullas por todos lados. Se sentía la mirada de los militares en las calles. A donde se volteaba había gente vestida de civil, pero con un chícharo en la oreja, lo que los delataba como agentes de seguridad.

Una vez que se fue, la vigilancia bajó. Todavía se podían ver a elementos del Ejército en las calles. De vez en cuando pasaba la Guardia Nacional, pero nada comparado con las horas previas.

Y es que en este pueblo se sufre, y mucho. Cuando Gálvez estuvo aquí, se escuchaba “ojalá que venga más seguido”, una clara referencia a la seguridad y tranquilidad que trajo con ella.

También hay motivos para estar tenso. No son sólo los balazos, sino las sospechas en todo momento.

Camino al aeropuerto, un coche negro y sin placas se le metió al taxi en el que viajaba el reportero de este diario. El auto se siguió hasta la salida sin hacer caso de nada. “Es mejor dejarlos pasar”, dijo el conductor. Un acto menor para lo que están acostumbrados en esta región.

El auto traía las ventanas polarizadas, lo que no frenaba el duro reflejo del reloj grande y plateado que traía la persona que lo iba manejando.

Antes, al tomar la carretera hacia Zacatecas, había una camioneta pickup parada en la orilla. Dos niños sentados en el techo observaban a todo el que pasaba por ahí.

Algo que también preocupa a la población son las desapariciones. La Comisión Nacional de Búsqueda informó que, hasta el 29 de febrero, habían desaparecido 856 personas en el municipio. En todo el estado se tienen contabilizadas a 3 mil 924.

Como dice Joaquín, todos conocen a alguien que fue levantado y que no volvieron a ver jamás.

Este también es el caso de Leticia Castañeda, tía de Raúl Plasencia, un joven que desapareció en Fresnillo el 1 de marzo de 2023, y que trabajaba en el sector salud. Con voz de hartazgo, hizo un reclamo duro. “Queremos salir del hoyo en el que estamos”.

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