Lágrimas y abrazos abundaban. También había sonrisas y cantos. Las antorchas de humo verde, blanco y rojo se perdían entre las hojas de los árboles mientras se elevaban hacia el cielo. Los tambores y cornetas ensordecían a cualquiera. El agridulce ambiente contrastaba con lo contundente del mensaje que mandaron los juzgadores: “Serví con honestidad, declino por dignidad”.
Un día después de haber rechazado formalmente participar en el proceso electoral para quedarse en el cargo, un grupo de alrededor de 80 jueces y magistrados, acompañados de trabajadores de la judicatura, se plantaron a las afueras del Senado, para reiterar su rechazo a la reforma judicial que los obligó a ir a las urnas… o dejar el cargo.
Los juzgadores se agruparon en la barda que da a las escalinatas que llevan directo al Patio del Federalismo, en el centro de la Cámara Alta. Traían bocinas y megáfonos para decir sus consignas, aunque no eran necesarios. Los gritos se sentían con fuerza.
Al centro de la protesta, se plantaron los representantes que darían voz a los más de 800 juzgadores que declinaron a participar en la elección por voto popular de jueces, que se llevará a cabo en 2025.
La primera en hablar fue la magistrada María Elena Molina. Con dos micrófonos en mano, para que todos escucharan, dejó en claro que “no seremos cómplices de la destrucción de lo que significa ser juez en un país democrático, no abandonaremos nuestros principios”
Con voz fuerte y sin titubeos, la magistrada también hizo una petición a los juzgadores que sí se quedarán en el cargo: “resistan, defiendan y mantengan viva la llama de la justicia”.
Junto a Molina se paró la jueza Juana Fuentes, directora nacional de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed).
A pesar de que por momentos se le veía ya cansada, posiblemente harta de tener que manifestarse sin ser escuchada, esto no se notó.
Al tomar el templete, la juzgadora le dijo a sus compañeros “esta declinación les permitirá actuar con independencia”, y ser siempre llamados jueces libres.
Fuentes también dio lo que pareció una despedida. “Fue un honor servirles”, les dijo a sus socios de justicia y lucha.
A este acto simbólico también llegó la consejera de la Judicatura Federal Lilia Mónica López Benitez. En todo momento traía un cartel en la mano. “¡Acabaron con mi carrera pero no con mi dignidad! ¡En México la justicia está de luto!”.
Su mensaje fue igual de duro. “No, presidenta. No llegamos todas. Hoy muchas mujeres nos estamos despidiendo”, le dijo a Sheinbaum con una clara referencia al discurso que dio la mandataria al tomar posesión.
López Benitez también recordó las luchas por las que ha pasado México para lograr tener una democracia, derechos y libertades. “Nuestro derecho y obligación es jamás revivir viejos autoritarismos”, pidió.
Los mensajes fueron seguidos por un nuevo acto simbólico, en el que los jueces y magistrados se entrelazaron de los brazos, y uno por uno fueron diciendo sus nombres, cargos y años que llevan al servicio de México.
Se escucharon cifras variadas. “Llevo 18 años en el Poder Judicial”, “hoy cumplo 26 años”, “llevo 32 años en la judicatura”. Se escucharon cifras variadas. “Llevo 18 años en el Poder Judicial”, “hoy cumplo 26″, “llevo 32 años”. Todas carreras borradas por el soplo de una reforma.
Aún no se sabe cuál será el daño que provocará esto, pero el magistrado Alfonso Patiño dio una idea clara. “Soy tercera generación de juzgadores independientes… y la última”.