El Cártel Jalisco Nueva Generación, al que se le atribuye el reciente derribo de un helicóptero militar con un lanzacohetes de fabricación rusa, se caracterizó en los últimos años, entre otras cosas, por fabricar sus propias armas.
De acuerdo con autoridades del Gabinete de Seguridad del gobierno federal, en los últimos meses se detectaron en Jalisco al menos dos talleres en los que el Cártel de Jalisco Nueva Generación fabricaba sus armas, principalmente rifles de asalto AR-15 y M-16.
El descubrimiento de las fábricas clandestinas se dio gracias al trabajo de inteligencia compartida entre autoridades de México y Estados Unidos, éste último a través de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF, por sus siglas en inglés).
En octubre de 2014 se descubrieron dos de estas fábricas, una de ellas localizada en plena ciudad de Guadalajara, la segunda mayor urbe de México.
En su momento, el fiscal jalisciense, Luis Carlos Nájera, explicó que en principio se incautaron cuatro armas y luego en un cateo realizado en un domicilio particular, que tenía la fachada de taller de torno, localizado en Antonio Tello y Lindavista colonia La Loma, otras 14.
"Es la primera empresa o industria que es asegurada en el país que se dedicara a armar este tipo de rifles que tanto daño le hacen a la sociedad. En el primer decomiso se logra el aseguramiento de cuatro armas y posteriormente en el cateo se aseguran otras 14", puntualizó el funcionario en aquella ocasión.
Las investigaciones advierten que en dicho taller ya se habían confeccionado cientos de estas armas, de hecho se localizaron piezas sueltas con las que se pretendía terminar más rifles.
De acuerdo con la información con que se cuenta, el Cártel de Jalisco Nueva Generación contaba con maquinaria sofisticada, con un software que permitía realizar los cortes con alta precisión para que las armas de fuego funcionaran perfectamente.
La fábrica de Guadalajara entregó su primer lote de producción, de 100 rifles de asalto, y ya estaba trabajando su segunda remesa.