LA HABANA - Una energía magnética corre entre Claudia Rodríguez y Alejandro Padilla, uniendo a la pareja en clichés de intimidad: la tendencia a terminar las frases del otro; manos que gravitan con naturalidad hacia la de cada cual; una risa compartida que forma la pista sonora de su romance.
Lo que su amor no engendrará, por el momento, es una familia. Aunque planean contraer matrimonio y tener hijos, esperarán… hasta que ya no estén compartiendo un apartamentito con media docena de otras personas, o quizá hasta que obtengan pañales y la fórmula infantil ya no sea una apuesta.
En pocas palabras, estarán esperando durante largo tiempo.
"Hay que tomar en cuenta el mundo en el que vivimos", dijo Rodríguez, de 24 años de edad, quien dice que se ha sometido a dos abortos para evitar tener hijos tan pronto. Aferrando la mano de Padilla, dijo: "Sería mucho más difícil con un hijo".
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Casi bajo cualquier medición, la demografía de Cuba está en graves aprietos. Desde los años 70, la tasa de natalidad ha estado en caída libre, inclinado cifras poblacionales a la baja, problema mucho más común en naciones ricas e industrializadas, no en las pobres.
Cuba ya tiene la población más vieja de toda América Latina. Los expertos pronostican que en 50 años, la población cubana habrá registrado un descenso de un tercio. Más de 40 por ciento del país tendrá 60 años o más.
La crisis demográfica es tanto económica como política. La población entrada en años requerirá de un vasto sistema de salud, del tipo del cual el estado no puede solventar. Además, sin una fuerza laboral que sea viable, es incluso más difícil romper el ciclo de huida y recelo sobre el futuro de Cuba, a pesar de los pasos vacilantes por abrirse al mundo exterior.
"Estamos tan emocionados con respecto al comercio y lo viajes, que hemos pasado por alto el problema demográfico", dijo Hazel Denton, ex economista del Banco Mundial que ha estudiado demografía cubana. "Esto es un tema relevante".
Los jóvenes están huyendo de la isla en grandes números, temerosos de que las relaciones cada vez más cálidas con Estados Unidos indiquen el final de una política que permite naturalizarse a los cubanos que logren llegar a Estados Unidos. Hasta hace poco, una ley prohibía que los cubanos sacaran a menores del país, desalentando incluso más que muchos tuvieran hijos para evitar la dolorosa alternativa de dejarlos tras de sí.
Quienes siguen en Cuba dicen que ellos también están reacios a tener hijos, aduciendo la tensión de criar a un infante en un país donde el salario promedio del estado es de apenas 20 dólares mensuales.
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"A final de cuentas, nosotros no queremos dificultarnos más las cosas", dijo Laura Rivera González, estudiante de arquitectura, parada con su marido en el centro de La Habana. "Tan solo graduarse no significa que la situación ya está resuelta. Eso no nos sostendrá".
González encarna una característica común de la crisis demográfica de Cuba: a medida que el gobierno educó a su pueblo tras la revolución, alcanzando una de las tasas de alfabetismo más altas del mundo, sus ciudadanos se volvieron más cautelosos con respecto a tener hijos. Escasas oportunidades laborales, escasez de bienes disponibles y carestía de vivienda suficiente impulsaron a los cubanos a esperar para empezar una familia… a veces indefinidamente.
"La educación para las mujeres es el botón que oprimes cuando buscas cambiar las preferencias de fertilidad en países en desarrollo", dijo Denton, quien enseña actualmente en la Universidad de Georgetown. "Se educa a la mujer, después ella tiene opciones: permanece más tiempo en la escuela, casa a edad mayor, tiene el número de hijos que quiere y usa anticonceptivos de una manera más saludable".
ABORTO LEGAL
En Cuba existe otro factor que altera la ecuación: el aborto es legal, no tiene costo y se practica comúnmente. No hay estigma asociado con el procedimiento, contribuyendo a que los índices de aborto reportados de Cuba estén entre los más altos del mundo. En muchos aspectos, el aborto es visto como otra forma de control de natalidad.
En Cuba, las mujeres son libres de elegir como lo deseen, otro legado de la revolución, que dio prioridad a los derechos de la mujer.
Hablan de abortos abiertamente, y con frecuencia se extienden filas de gente en clínicas alrededor del edificio.
Con base en los números, el país presenta una índice de casi 30 abortos por cada mil mujeres en edad reproductiva, con base en datos de 2010 compilados por Naciones Unidas. Entre países que permiten el aborto, solo Rusia tuvo una tasa mayor. En Estados Unidos, las cifras de 2011 revelan una índice de 17, aproximadamente.
Sin embargo, los expertos advierten que la política liberal de aborto no es responsable del descenso en la población. Más bien, es un síntoma de un problema más grande. En términos generales, muchos cubanos simplemente creen que no pueden costear un hijo.
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"He pasado por dos abortos, uno de ellos con Jorge", dijo Claudia Aguilar San Juan, empleada de restaurante de 27 años de edad, al referirse a su novio desde hace dos años, Jorge Antonio Nazco. "En esa época, no creíamos que estuviéramos listos para tener hijos, y seguimos creyendo que aún no es el momento".
Nazco agregó: "Necesitamos ser capaces de solventar aspectos básicos para nosotros mismos, y tampoco vamos a estar viviendo de tres personas por cuarto. Tan solo quiero darles a mis hijos una vida cómoda, una vida mejor a la que yo tuve".
Ese es el caso con Elizabeth Domínguez y Eddy Marrero. Juntos, la pareja percibe alrededor de 70 dólares mensuales por el trabajo de ella como psicóloga y el de él como enfermero pediátrico, ingreso relativamente alto bajo normas cubanas.
Sin embargo, la norma es el problema.
"A duras penas es suficiente para nosotros dos", dijo Domínguez, de 29 años, meneando la cabeza. "¿Cómo podría alcanzarnos para un niño?"
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Reconociendo el problema, el gobierno ha empezado a circular panfletos a favor del embarazo y volantes para exhortar a parejas jóvenes a que se queden con sus hijos. Algunas mujeres dijeron que en meses recientes, médicos del gobierno las han desalentado de practicarse abortos, en tanto otras han notado escasez repentina de condones y píldoras de control de natalidad.
Si bien esas afirmaciones no pudieron ser verificadas, la mayoría de los expertos dice que eso difícilmente tiene importancia. Cuba no será capaz de salir de la crisis actual procreando en el futuro cercano.
Muy pocas tácticas funcionan para incrementar la tasa de fertilidad de una nación, pese a esfuerzos en países como Japón por pagarles a las familias para que tengan hijos.
Lo que sugieren algunos pudiera ser de ayuda, si el gobierno pudiera ingeniárselas para alentar a la vasta población de expatriados cubanos a venir a casa. Allá, de igual forma, el gobierno ha demostrado cierta disposición para ajustar su postura, incluyendo un relajamiento del regreso de isleños que viven o viajan en el extranjero.
Sin embargo, superar la vieja amargura de muchas familias hacia el gobierno, que sigue manteniendo firme control sobre el país, representa su propio desafío. Además, los cubanos que regresen necesitarán estar interesados en más que unas vacaciones extendidas o una oportunidad de inversión.
"Ya hay más flujo", dijo Ted Piccone, destacado integrante de la Brookings Institution que estudia a Cuba, al referirse al regreso de los cubanos en el extranjero que rondan por los 20, 30 y 40 años de edad. "Sin embargo, va a ser cuestión de 'Quiero mi casa de vacaciones allá', ¿o echarán raíces?"