El gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entregó al Congreso de la Unión el paquete económico 2022. En él, se detallan los ingresos y erogaciones que se estiman para el país el próximo año.
El marco macroeconómico estima un crecimiento de 4.1 por ciento anual contrastando con un crecimiento promedio de 3 por ciento que tiene el consenso de los analistas.
Esta sobre estimación de crecimiento le podría costar al erario público alrededor de 40 mil millones de pesos según sus mismos cálculos de sensibilidad de crecimiento económico e ingresos públicos. Para el 2022 se estima una inflación de 3.4 por ciento, una tasa de interés de 5 por ciento anual, un precio promedio del crudo de 55.1 dólares por barril, y un tipo de cambio de 20.3 pesos por dólar en promedio. En general el resto de las variables parecen sensatas y conservadoras.
Al interior del paquete económico destaca que se solicita por segundo año consecutivo un déficit fiscal primario lo que implica que habrá un crecimiento neto real de la deuda nacional. Asimismo, es importante observar que no hubo una reforma fiscal y que lo que se propuso fue la simplificación del pago de impuestos y medidas para evitar la elusión y evasión fiscal. Lo anterior será complicado que eleve la recaudación y sin los fondos de ahorro de administraciones anteriores el déficit podría elevarse aún más.
Lo más grave del paquete económico son sus erogaciones. No tiene visión de largo plazo pues la inversión en educación cae en términos de PIB en 0.6 por ciento. La inversión en Ciencia y Tecnología se mantiene en niveles muy bajos, 0.2 por ciento del PIB contrastando con 2.5 por ciento en promedio para países de la OCDE. En un futuro no muy lejano, los procesos manufactureros se automatizarán, y sin una estrategia para educar y migrar a los trabajadores a sectores relacionados con procesos tecnológicos habrá un desempleo estructural importante.
En términos de la ejecución del gasto, el 30.3 por ciento del total se dirige hacia protección social, es decir transferencias sociales más el destinado hacia la educación y salud en conjunto. Del primero más del 60 por ciento es gasto en pensiones que ya comienza a ser un problema estructural grave en el país. Si analizamos la inversión productiva, más del 65 por ciento se dirige a proyectos emblemáticos con poco impacto económico de largo plazo como la refinería Dos Bocas, el aeropuerto Santa Lucía y el Tren Maya. Esto sin contar el aumento de recursos para Pemex, empresa más endeuda del mundo que continuará tirando recursos a la basura.
Para NL son muy malas noticias. Si bien aumentaron las participaciones en casi 10 mmdp que se debió a la actualización del INEGI de la población, no hubo recursos para obras de infraestructura. Solo se asignaron cerca de 500 de los más de mil millones que se necesitan para la presa libertad.
Así, este paquete económico es muy optimista y puede generar problemas de ingresos en 2022. Además, no resuelve los problemas estructurales del país de falta de crecimiento de largo plazo. Los factores relevantes para ello, educación, ciencia y tecnología e inversión productiva no son prioritarios. Para NL ni se diga, seguirá siendo afectado por la federación y la falta de inversión en movilidad comenzará a afectar de manera importante su competitividad, contaminación y productividad.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.