La semana pasada se publicó el paquete económico para 2022. En términos generales parece muy optimista, sobre todo en materia de ingresos. Primero, porque se estima un crecimiento económico anual de cerca de 4.1 por ciento, mientras que el consenso de mercado espera una expansión de 3 por ciento. Según los mismos cálculos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) por cada medio punto de crecimiento económico se incrementan los ingresos en alrededor de 20 mil millones de pesos. Así, un crecimiento menor al esperado podría perjudicar las estimaciones de los ingresos federales. Segundo, porque no se elaboró una reforma fiscal con el fin de elevar la recaudación, sino que se presentaron medidas para simplificar el pago de impuestos. La recaudación en México es de las más bajas en América Latina con solamente el 16.5 por ciento del PIB comparado con un promedio de 22.9 por ciento en la región.
Así, parece que habrá presiones en los ingresos públicos el próximo año. Estas son malas noticias para las entidades federativas que buscan más recursos. Debido al reajuste de la medición de la población se reasignaron recursos a ciertos estados. Para Nuevo León este reajuste representó cerca de 10 mil millones de pesos adicionales en participaciones. Sin embargo, solo se asignaron 500 millones de pesos para la Presa Libertad y no se asignaron recursos para las obras de infraestructura que había propuesto el gobernador electo.
El estado requiere de recursos para solventar los problemas de movilidad que están muy relacionados con la competitividad de su economía, el tráfico y la contaminación. Mientras el grueso de la inversión pública se dirige hacia proyectos emblemáticos no existe inversión suficiente para las regiones productivas del país. La falta de inversión podría mermar la capacidad de crecimiento de la economía en el futuro.
Una solución al problema es establecer asociaciones público-privadas para detonar la inversión en movilidad de la entidad. Una parte importante de las obras de infraestructura están relacionadas con la conectividad entre Nuevo León y Texas. El estado fronterizo entiende muy bien el beneficio económico y comercial entre los estados. Así, sería importante ver posibilidades de inversión en infraestructura carretera y ferroviaria proveniente de EUA ante la falta de recursos federales.
El problema de falta de recursos solo se gravará ante la falta de una reforma fiscal federal. Además, la inversión “productiva” se dirige a proyectos que no son rentables, por ejemplo, Pemex. El TMEC y el efecto nearshoring le da una ventaja muy importante al estado de NL para integrarse aún más al vecino estado.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.