Esta semana el Banco de México revisó a la baja su perspectiva de crecimiento económica de 6.2 a 5.4 por ciento para 2021. En su reporte trimestral mencionaron la desaceleración de la actividad económica en el tercer trimestre del año destacando la caída en los sectores industriales y de servicios. En contraste, el sector agropecuario continuó creciendo, si bien dicho sector representa alrededor de 5 por ciento del PIB.
La debilidad del sector industrial se debió a los problemas del sector manufacturero que a nivel global está sufriendo debido a los cuellos de botella de los suministros manufactureros. En México este fenómeno se observa claramente en el sector automotriz con la escasez de microchips. Para el sector servicios la caída se debe a los ajustes por la nueva ley de subcontratación que se aprobó este año la cual afectó a los servicios de consultoría de negocios, principalmente.
La inversión mostró cierta recuperación durante el verano, pero se mantiene en niveles muy inferiores a 2018. Por otro lado, las exportaciones continuaron creciendo, sin embargo, las automotrices mostraron una caída importante por el problema de suministro de semiconductores. En materia laboral se mostró cierta mejora si bien con heterogeneidad entre los diversos sectores. Se observó una recomposición importante por la ley de subcontratación de empleados temporales a permanentes.
Para Banxico persiste la holgura en la economía y, de hecho, se amplió en el tercer trimestre del año. En materia inflacionaria se ha percibido un alza de precios sostenida y no tan transitoria como se estimaba. El impacto se observa, principalmente, es la inflación subyacente que por los problemas de suministro globales están elevando los precios de las mercancías. Asimismo, la inflación de los energéticos está aumentando por choques de oferta globales y la perspectiva de un invierno muy extremo. Las perspectivas inflacionarias de mediano plazo se han deteriorado.
Para 2022, Banxico ve riesgos importantes al crecimiento como un confinamiento adicional de la economía por la nueva cepa del COVID. La prolongación de los problemas de cuellos de botella globales. Mayor volatilidad en los mercados financieros globales y la persistente debilidad de la inversión. Como riesgos al alza se incluye un menor número de casos de COVID, la mejora de la confianza del consumidor, el impulso del TMEC para atraer inversión y mejores condiciones financieras globales.
Ante este panorama Banxico considera que la economía crecerá 3.2 por ciento en 2022. Será muy importante reactivar cuanto antes la confianza de los inversionistas para elevar las tasas de inversión que están mermando el crecimiento potencial del país. Para 2023, Banxico estima que la tasa de crecimiento será de 2.7 por ciento.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.