Cuando se elaboró el paquete económico para 2022, el cual se turnó al Congreso el pasado 8 de Septiembre, conforme lo dispone la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la información disponible en materia de finanzas públicas 2021, cubría solo hasta el mes de Julio, por lo que las estimaciones de cierre tuvieron que basarse en proyecciones para los últimos cinco meses del año.
De igual manera, los principales parámetros macroeconómicos, como la inflación, el crecimiento real en el PIB, el precio del petróleo y las tasas de interés, entre otros, tanto de cierre de 2021, como proyectadas para 2022, se realizan con base en los últimos datos disponibles.
En este contexto, las proyecciones de ingresos presupuestales, así como de egresos para 2022, toman como base, o punto de partida, no las cifras que aprobó el Congreso en las pasadas Ley de Ingresos y el PEF para 2021, sino en las estimaciones de cierre, las cuales siempre presentan variaciones con respecto a lo aprobado originalmente.
Es decir, para proyectar las cifras 2022, se considera el cierre previsto 2021, y se le aplica posteriormente el crecimiento proyectado para la economía, así como la inflación esperada, las cuales, junto con el precio del petróleo, son las principales variables que se utilizan para proyectar los ingresos y los gastos que se incorporarán a la nueva LIF y el PEF 2022, que se presentan al Congreso para su aprobación.
Debido a lo anterior, no es apropiado que para propósitos comparativos, usualmente se comparan los valores propuestos para 2022, tanto de ingresos como de egresos, versus los aprobados para el año en curso 2021, ya que esos valores NO se van a materializar, y por consecuencia, no son los relevantes para análisis económico.
Por ejemplo, para 2021, las proyecciones se hicieron contemplando que la economía mexicana iba a crecer un 4.6 por ciento en términos reales, y que la inflación iba a ser de solo 3 por ciento anual, mientras que el precio promedio del petróleo se estimó $42.1 dólares por barril.
Al mes de Agosto de este año, al momento de elaborar el paquete económico para 2022, la economía estaba creciendo, al segundo trimestre del año, de manera vigorosa, casi un 40 por ciento más que lo previsto, mientras que la inflación casi duplicaba la previsión inicial, y el precio del petróleo estaba $20 dólares por arriba de lo estimado.
Con estas nuevas previsiones del marco macro económico, se estimó que los ingresos presupuestales aprobados en LIF 2021, serían superiores en más de $335 mmp, mientras que el Gasto Neto Presupuestal rebasaría en casi $460 mmp más a lo aprobado por el Congreso, y sobre esos cierres, se proyectaron LIF y PEF 2022.
Desafortunadamente, los parámetros económicos han estado decreciendo después del mes de Julio, la economía tuvo incluso un ligero retroceso al tercer trimestre, y la inflación sigue aumentando más de lo previsto, lo que se traduce en menores estimaciones de ingresos y de gastos a las contempladas en el paquete económico ya aprobado por el Congreso.
Si se registran menores ingresos y egresos al cierre de 2021, y se reducen las estimaciones de crecimiento económico, difícilmente se podrían materializar las proyecciones de ingresos y de egresos para 2022, por lo que se aconseja cautela a los Estados, para sus procesos presupuestarios que están por iniciar.
Sería conveniente adecuar las proyecciones del gasto federalizado ya aprobado por los Diputados, así como las cifras de la recaudación federal participable, ya que son la base para proyectar los recursos del ramo 28 que se transferirán a los estados, para no presentar proyecciones optimistas que pudieran luego no materializarse.